Entre icebergs y la banquisa
La operación de abrir una ruta hasta el casquete polar para subir los 3.000 kilos de material que necesitará la expedición del trineo de viento resulta tremendamente costosa y complicada
Volamos a Narsarsuaq (Groenlandia) vía Copenhague. Antes, en Madrid, conocí al compañero de expedición, el alpinista madrileño Miguel Ángel Vidal, veterano y experto guía de ... montaña quien fuera guarda del refugio de Gredos durante más de veinte años. Posteriormente en la capital danesa conocimos a otro compañero, Jens Jacob Simonsen, llamado JJ, nativo inuit de Qaqortoq que ya estuvo con el trineo de viento en 2017.
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El plan era tan sencillo en su descripción como complicado en su ejecución: Abrir un ruta con motos de nieve para llegar al casquete polar desde el mar y subir los casi tres mil kilos de material que necesitará el trineo de viento cero emisiones que continúa con sus expediciones, esta es la 12, realizando misiones científicas de recogida de muestras de hielo y aire enmarcadas en el proyecto de Air Polar de la Universidad Autónoma de Madrid, entre otros.
En teoría abrir la ruta era lo sencillo. En la práctica es un trabajo harto complicado con fuertes dosis de ingeniería logística. Me explico. Había que buscar una zona donde desembarcar las motos y el material que sería arrastrado por ellas. Ramón Larramendi, director de la expedición y perfecto conocedor de estas tierras eligió el fiordo de Qalegalik, denominado en castellano y conocido por Tierras Polares como Fletanes. Entre el sábado y domingo en sendas navegaciones por el mar helado, banquisa, infinidad de bloques de hielo y grandes icebergs…, llevamos las dos motos de nieve intentando el domingo hacer el primer porteo hacia el glaciar. La operación es harto complicada por lo que hay que volver a explorar y buscar otro punto de acceso donde se pueda subir el material al hielo. Encontramos una posible opcion al final del fiordo Qalegalik. El lunes, tras pasar a recoger material de escalada por el primer depósito donde desembarcamos las motos, regresamos al borde de la banquisa, mar helado procedente del Polo Norte. Andando por el hielo conformado por la banquisa, Miguel, Ramón y JJ encuentran el lugar idóneo para subir la carga. Ese será el plan B. Ahora se trata de sacar de ese primer depósito todo el material y llevarlo a la banquisa en barco, operación que completamos el miércoles.
Pero antes el martes Ramón y JJ llevaron las motos por el sinuoso y complicado terreno de sube-baja al hielo del Casquete Polar hasta converger ellos por arriba y nosotros por abajo accediendo desde la banquisa. Miguel, con su habilidad y gran experiencia de guía de montaña montó un sistema de manera que las motos que están arriba tiraran de la carga que les poníamos abajo salvando así la verticalidad del muro helado.
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El día 3 llevamos todo el material al muro vertical de hielo ayudados por un especie de moto de nieve. Todo está a punto para, que desde arriba con las motos de nieve se suban esos 1.700 kilos de combustible. El jueves fuimos al puerto de Narsaq a retirar el material que Larramendi embarcó desde España. Lo recogemos y estamos todo el día clasificándolo para tenerlo todo a punto y listo para izarlo por el muro de hielo hacia el casquete polar, lo que supondrá seguir navegando por ese infinito hielo caótico, el mar helado y la banquisa.
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