En el casco viejo de Errenteria se ubica uno de los pisos más impactantes y extraordinarios de la villa guipuzcoana. La antigua fachada, el discreto portal y la misteriosa entrada nos lleva a un ático de 50 metros cuadrados con un 'visual' tan deslumbrante como acogedor. La casa destaca por una estética vanguardista, una inmejorable distribución, una exquisita nobleza en sus materiales, unos pulidos acabados, una amplia y armoniosa gama cromática, una espectacular iluminación y una impecable selección de muebles y piezas decorativas. La combinación de texturas es tan fascintante como atractiva. El piso, una propiedad que marida el lujo y la discreción a lo largo de su escaso metraje, se distribuye en dos plantas repartidas en un salón, una cocina, un baño, una habituación, una zona de 'office' y un pequeño y luminoso balcón.
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En el proceso de transformación de un lugar con décadas de historia y decadencia a una vivienda actual, ha jugado un papel fundamental la madera, la piedra y el hierro. La mezcla de exclusivos muebles a medida y piezas decorativas asequibles es tan real como acertada. El baño, convertido en el eje central de la vivienda, con la habitación y el salón a un lado; y la cocina, el balcón y la escalera al otro, es la joya de la corona del espacio.
La altura de los techos, la luz natural que entra a través de los fantásticos velux y la largura de la propia casa -diseñada y adaptada a las necesidades del cliente-, hacen que destaque la corriente nórdica y el minimalismo en su máxima expresión, una de las señas de identidad del diseñador y artista Aritz Kabe (NoColor Studio), 'alma mater' y cabeza pensante de la metamorfosis de este piso.
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