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Tres parejas vascas se casan en pandemia: «No hubo desmadre, pero sí fiesta»

Su experiencia fue positiva y ninguna se arrepienten de haber tomado la decisión de contraer matrimonio a pesar de los múltiples contratiempos a los que tuvieron que hacer frente

MARÍA CALVO

Jueves, 19 de noviembre 2020, 16:37

La pandemia ha castigado sin piedad a muchos sectores, entre ellos, el de la industria nupcial y el de todos los proveedores que participan en la celebración de una boda. Tras un parón total, la sociedad vuelve a retomar sus rutinas, pero las parejas comprometidas que habían planeado su enlace para este 2020 se enfrentan a una duda crucial: ¿nos casamos ahora o lo posponemos a 2021?

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El grupo The Knot Worldwide ha lanzado recientemente un Informe Global sobre el impacto de la Covid-19 en las bodas y uno de los datos más significativos que podemos rescatar de este estudio es que cada vez son menos las parejas que optan por aplazar la fecha de la boda y más las que deciden celebrar la ceremonia, adaptándola para cumplir con las medidas recomendadas dentro de las posibilidades normativas del momento.

Los profesionales del sector también se han enfrentado a la incertidumbre y han tenido que reinventarse sobre la marcha para ayudar a los novios a vivir su día más especial con el menor impacto posible y tomando todas las medidas precisas. Aintzane Zorrilla, la 'wedding planner' de Conmemöra, ha luchado con uñas y dientes para sacar adelante las bodas de tres parejas vizcaínas que, casualmente, se casaron en el restaurante Boroa de Amorebieta, demostrando que, a pesar de las restricciones, las celebraciones pueden seguir adelante siendo, si cabe, aún más especiales. «Todas las bodas se merecen que lo demos todo, pero en las de este año nos hemos dejado la piel, las 'wedding planners' y todos los proveedores. Hemos trabajado más unidos que nunca y siempre ha habido muy buena predisposición», asegura.

La boda de David y Diana: Actitud ante los problemas

MÁS QUE MOMENTOS

David y Diana tenían prevista su boda para el 5 de septiembre y se mantuvieron firmes en su decisión, aunque las dudas planearon sobre ellos hasta el último momento e, incluso, tuvieron que idear un plan B para el próximo 20 de marzo. Pero mirar para adelante es de valientes y eso les ayudó para tener uno de los días más bonitos de su vida, a pesar de las drásticas medidas que tuvieron que tomar. Apelaron al sentido común y limitaron el aforo tan solo 15 días antes del gran día, pasando de los 200 invitados que estaban en la lista original a las 45 personas del entorno más cercano. Muchos de sus amigos les arroparon en la distancia. «Fue una decisión dura, pero era lo que debíamos hacer para no poner en riesgo a nuestros familiares», comenta la pareja. Desde Aintzane, hasta el cura o el restaurante, que les dio la opción de hacer el banquete al aire libre para no concentrar a tanta gente en un espacio cerrado, todo fueron facilidades. «Salió mejor de lo que esperábamos», apuntan.

¿Los inconvenientes? La incertidumbre inicial y el temor a posibles contagios dentro de su entorno cercano, ya que la situación en España no revertía e iba a más. «Cada semana cambiaban las reglas del juego y barajar 7 escenarios diferentes ha sido duro. Lo que pensabas un día al siguiente no valía», zanjan. «Las 'wedding planner' nos caracterizamos por tener siempre un plan B y C, pero esta temporada se nos han acabado las letras del abecedario», bromea Aintzane.

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MÁS QUE MOMENTOS

Otro punto negativo que les resultó especialmente duro fue mantener en todo momento la distancia de seguridad, impidiéndoles abrazar y besar a sus familiares todo lo que les hubiese gustado. Sin embargo, sí pudieron disfrutar hasta medianoche de un baile comedido e íntimo, con una pequeña banda de músicos que puso el broche perfecto a la velada. «Nos han llegado a decir que ha sido la mejor boda en la que han estado», aseguran.

¿Un consejo? «No pospongáis la boda, seguid adelante con la decisión tomada, ya que ni nada ni nadie os asegura que podréis celebrar el enlace como lo teníais en mente. Las bodas CO-VIP tienen un encanto especial y serán recordadas por y para siempre por todos. Si tenéis planes de futuro en común, ¿por qué esperar?», cuentan los novios.

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Y es que no hay ninguna situación, por excepcional que sea, que no se pueda disfrutar con grandes dosis de actitud. El quid de la cuestión está en contagiar tu alegría a tus invitados, ya sean 200 o 45, y mantener la unión en la pareja a pesar de los contratiempos. «Fue una situación que requería paciencia, empatía, asertividad y comprensión, ya que, si organizando una boda se discute, en estas circunstancias ¡mucho más!». Una muestra más de que existe el amor a prueba de fuego (y de pandemias).

La boda de Maitane y Álvaro: La clave del éxito está en las ganas

DE PEDRO

Maitane y Álvaro coinciden con la anterior pareja en que es vital rodearse de un buen equipo de profesionales que te ayude a saltar los baches que te vas encontrando por el camino, y más en una situación de inestabilidad mundial como la que estamos viviendo estos meses. Ellos también mantuvieron su idea inicial de casarse el 19 de septiembre, aunque cerraron otra fecha en 2021 por si las cosas se ponían feas. En estos casos, la sobreinformación constante a la que estamos sometidos a diario no es buena consejera. «Los medios de comunicación eran un continuo bucle de noticias negativas que decidimos dejar a un lado y seguir trabajando en todos los preparativos para que todo estuviera a punto ese día». Y aquí, la figura de su wedding planner fue un elemento indispensable.

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«Mentiría si dijera que ha sido fácil», reconoce Aintzane. «La incertidumbre y el cambio constante de las restricciones ha hecho que nos hayamos tenido que esforzar más que nunca, que hayamos tenido que ser más flexibles, que hayamos tenido que buscar propuestas vistosas que no nos condicionasen en exceso para que se adaptasen a las distintas situaciones y escenarios».

DE PEDRO

El ritmo de la boda lo marca la misma pareja y, al igual que opinan todos los novios, la clave del éxito está en las ganas. «La felicidad se transmite, se ve en la cara y en la manera de actuar. El buen ambiente lo trae la gente que ese día te puede acompañar. Todos van con ganas, ganas de celebrar». Tanto fue así, que sus allegados ya se han «autoinvitado» para volver a celebrar la próxima, las de plata. Una vez más, la actitud de las parejas puede transformarlo todo. «Afrontaron con entereza cada varapalo. Me dieron una lección de fortaleza», recuerda su 'wedding planner'.

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La boda de Jone y Julen: ¿Bailar? Sí, pero no en la pista

IKER FRANCO

Son muchas las parejas que no se imaginan su boda sin música y diversión hasta altas horas de la madrugada y este es uno de los motivos de peso por el que muchos novios deciden finalmente aplazar su boda. Sin embargo, la fiesta, tal y como la conocíamos hasta ahora, también tiene la capacidad de adaptarse a las reglas del juego sin dejar de ser divertida y emotiva, tan solo hay que amoldarse a la situación. La reunión de personas en las pistas de baile está prohibida, pero nadie impide que los convivientes puedan moverse al ritmo de la música. «En nuestra boda se bailó, pero todos en su sitio, alrededor de su mesa. No hubo desmadre, pero sí fiesta. Nadie echó en falta la pista de baile», comenta Jone, que se casó con Julen el pasado 11 de octubre. En su caso, tenían previsto su enlace para el 13 de junio, cuando la industria nupcial estaba sumida en un mar de dudas, por lo que se vieron en la obligación de retrasarla a otoño, a un domingo inesperado en el que el restaurante tenía un hueco libre. «Fue duro, el peor momento de estos meses, incluso provocó alguna discusión entre nosotros», asegura.

No fue la boda que tenían pensada en un primer momento, pero no cabe duda que disfrutaron de lo que realmente es importante, la compañía de sus seres cercanos. «Cuando llega el día te da igual que el cóctel se sirva en la mesa, que no haya pista de baile… Tengo muy claro que tomamos la mejor decisión y no me arrepiento de haberme casado en medio de una pandemia», aclara.

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IKER FRANCO

Y es que sortear el goteo de consecuencias que trae consigo una crisis de este calibre podría desestabilizar a la más fuerte de las parejas, pero no fue el caso de ninguna de estas tres. «Todos han demostrado coraje, fuerza y actitud, han creído en lo que estaban haciendo y han querido hacerlo bien, disfrutando, sobre todo, de estar juntos», resuelve Aintzane. Está claro que las bodas han cambiado y nadie sabe cuándo volveremos a la normalidad total. Serán diferentes, pero nunca peores, y a los testimonios de estos vizcaínos nos remitimos. Un claro ejemplo de que el amor, una vez más, puede con todo.

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