Casarse en cualquier estación del año tiene sus pros y sus contras, pero lo cierto es que cada vez se tiende más a desestacionalizar estos compromisos, que se celebran ya en cualquier mes del año.
Bodas 23/24

La temporada baja de bodas es cada vez más demandada

Cualquier momento es bueno para casarse ·

La temporada baja de bodas es cada vez más demandada, ofrece muchas ventajas y, sobre todo, una mayor tranquilidad a la hora de organizar el evento

Lunes, 13 de noviembre 2023, 13:08

El de las bodas es otro de los fenómenos que tiende a la desestacionalización. El mundo cambia, las costumbres también lo hacen y, si bien antes julio y agosto eran los meses más demandados, ahora son muchos los novios que prefieren casarse en mayo, junio o septiembre, pero también son muchos los que apuestan por cualquier otra época del año. Y es que la temporada baja ofrece también muchas ventajas que los meses más demandados del año ya no tienen.

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Y, en torno a toda esta temática, hay que tener en cuenta un factor clave en este cambio de tendencia y no es otro que el clima. Es un hecho que este ha cambiado en los últimos años y que la inestabilidad es cada vez mayor, por lo que casarse en verano ya no es ni mucho menos una garantía de buen tiempo. Incluso en los meses más secos del año se pueden dar también inesperadas tormentas que arruinen los planes que tenemos previstos para la ceremonia, el banquete o la posterior fiesta.

Pero es que también son cada vez más frecuentes las olas de calor y los episodios de temperaturas altas en cualquier lugar durante los meses de verano, principalmente. Y esas temperaturas sofocantes son un inconveniente para cualquier asistente a la boda, claro está, pero lo son esencialmente para la novia, con su maquillaje y peluquería tan especiales.

Y esa incertidumbre en torno al tiempo genera mucho estrés a la hora de organizar la boda, porque siempre debes tener previsto un plan B que sirva como alternativa en caso de mal tiempo. Sin embargo, durante el resto del año, en el que se dan por hecho las temperaturas más bajas y una meteorología más inestable, esa alternativa pasa a ser el plan A, con la tranquilidad y ausencia de preocupaciones que ello implica.

Además, casarse en meses como julio o agosto tiene otro inconveniente y no es otro que las propias vacaciones. Y es que pueden ser muchos los invitados que tengan previsto un viaje en las fechas del año más propicias para ello. Además, son también las épocas más caras para buscar un alojamiento, tanto para los novios en su noche de bodas o luna de miel, como para esos asistentes al enlace que vienen de otras ciudades y que, en determinados destinos, pueden tener problemas tanto de plazas como de precios a la hora de encontrar un lugar en el que pernoctar.

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Mayor disponibilidad, mejores precios

Huir de los meses más demandados del año tiene también muchas otras ventajas. La primera, que hay muchas más posibilidades de elegir los profesionales con los que queremos trabajar y el lugar en el que queremos celebrar tanto la ceremonia como el convite. Cabe señalar que son muchas las firmas y los restaurantes que, en determinadas épocas del año, pueden tener cerradas algunas fechas a un año vista. Si vuestra boda, por cualquier motivo, no es a tan largo plazo, lo mejor es optar por los meses del año menos solicitados.

Además, los profesionales con los que necesitemos trabajar tendrán también menos compromisos y podrán dedicarnos su tiempo y atención de una manera más tranquila, con un menor estrés que en las épocas punteras del año. A su vez, hay que tener en cuenta que, como en tantos otros casos, el de las bodas es un mercado que también se rige por la oferta y la demanda, por lo que es bastante probable que restaurantes, fotógrafos o DJs tengan ofertas especiales para esos novios que han decidido casarse fuera de la temporada más convencional.

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Los pros y los contras de casarse en cada estación

Así, ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes de casarnos en cada estación del año? Además de las ya explicadas y que tienen que ver con el clima, con la disponibilidad y el precio, el invierno, por ejemplo, conlleva siempre que la boda sea de día, pero también nos permite poder celebrar las bodas en el interior de los restaurantes, con la calidez que ello supone. Además, si coincide con la Navidad, los rojos y dorados serán obligatorios en una decoración que siempre resultará de lo más original.

La primavera tiene también muchas ventajas, porque los días comienzan a ser más largos y las temperaturas suelen ser más agradables, así que es perfecta para combinar el exterior para ceremonias y cóctel, por ejemplo, aprovechando las horas centrales del día; y el interior para el banquete y la posterior fiesta. Además, esta estación del año tiene una ventaja sobre cualquier otra y no es otra que la enorme variedad de flores naturales que tendremos a nuestra disposición para tener la decoración floral de nuestros sueños.

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El verano sigue siendo una buenísima opción para casarse, no cabe duda de ello. Esos días tan largos, esas puestas de sol, esa luz tan especial y ese ambiente propicio de la temporada estival hacen que los enlaces veraniegos siempre sean especiales. Estos son los enlaces que más pueden tender a celebrarse por la tarde, viendo, por ejemplo, cómo se pone el sol si fuera posible, cenar bajo la luz de la luna y bailar hasta el amanecer.

El otoño, por su parte, es otra estación que va ganando cada vez más terreno en este sentido, sobre todo en su comienzo. El romanticismo siempre está en el ambiente en una época del año en la que la luz es muy especial y el clima cada vez es mejor. La decoración suele tender a esa calidez otoñal en la que todo tiene un aire más romántico.

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