Exfoliar la piel: ¿adiós al bronceado?

La exfoliación es uno de los mejores métodos para conseguir una piel limpia, luminosa e hidratada, ya que elimina las células muertas que se encuentran en la superficie y ayuda a que los productos que apliquemos penetren mejor. ¿Cómo se consigue? Gracias a sus granulos, a su fórmula que junto a la fricción y a los movimientos circulares se obtiene el resultado anhelado: una piel aterciopelada y libre de impurezas.

Pero, teniendo en cuenta su función, nos puede surgir una duda: ¿la exfoliación quita el bronceado? Te la resolvemos a continuación:

Es importante tener en cuenta cómo se produce el bronceado y es que, los melanocitos, las células que se encuentran en las capas profundas de la piel, producen un pigmento llamado melanina, que gradualmente va alcanzando todas las capas que conforman la piel, incluso las más superficiales, por ello que la piel se vea más bronceada. De tal manera que, como la exfoliación solo afecta a capas superficiales, renovando así la capa epidérmica, el moreno no se va a eliminar.

Se podría decir que disminuye algo el moreno, pero de ninguna manera lo elimina por completo con dicho proceso. Para que se dé esa eliminación total, hay que esperar a que la propia piel se renueve naturalmente.

Cabe destacar que, la exfoliación en verano es muy recomendable pues potencia el bronceado. A pesar de que se reduzca mínimamente el moreno, como se ha indicado previamente, de esta manera se está dejando la piel limpia, sin células muertas, y preparada para que el bronceado se vuelva más uniforme y duradero.

Asimismo, al igual que es recomendable realizarla durante el verano, al final de la temporada también lo es, ya que ayuda a renovar la piel después de todos los cambios experimentados y sobre todo, para prevenir los efectos del sol: manchas, impurezas y arrugas. ¿Te animas a comenzar con la exfoliación? ¡Tendrás infinidad de ventajas en tu piel!

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