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Jaume Funes está convencido de que hay que empoderar a los jóvenes para que utilicen la red de forma adecuada. MICHELENA

Jaume Funes: «Madres que se quejaban hace años de que sus hijos abusaban del Whatsapp ahora son adictas»

Psicólogo, educador y periodista, especialista en adolescentes ·

«La distancia entre los intereses del alumnado de Secundaria y lo que les enseñan es abismal. Hay que fomentar el ansia por aprender, la curiosidad»

Ana Vozmediano

SAN SEBASTIÁN.

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 06:30

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Hace cuarenta años que el psicólogo, educador y periodista catalán, Jaume Funes, se dedica a la adolescencia. Ha asesorado a la Diputación de Gipuzkoa y ayer protagonizó una charla sobre los ciberderechos y los ciberdeberes de los más pequeños. El libro que ahora edita en castellano tiene un título sugerente: 'Quiéreme cuando menos me lo merezco, porque es cuando más lo necesito'. Funes participa en una campaña de sensibilización infantil y juvenil.

- Cuando he leído que iba a defender los ciberderechos de los niños me ha picado la curiosidad. ¿Nuevos derechos para los más pequeños cuando aún no se han cumplido los más básicos?

- La Convención de los derechos de los niños dice que hay que garantizar la educación, la salud o la alimentación, pero la sociedad cambia y hay que estar atentos. ¿Cómo se garantiza el derecho de una chica o un chico a aprender a pensar cuando mira una web? Tiene derecho a que le ayuden a conseguirlo. ¿Qué hacemos? ¿Prohibimos que mire una web o le ayudamos a discriminar los contenidos que circulan por la red?

- Dígamelo usted.

- Los adultos tenemos que hacer de puente para que tengan ganas de buscar. Vamos a explicar, por ejemplo, por qué llueve tanto en Barcelona y para eso, ese adolescente precisa una mano adulta. El equilibrio es precario porque hay que evitar que los adultos colonicen el mundo digital de los niños, pero habrá que analizar, por ejemplo, que si antes la publicidad tenía unas reglas para que los menores participaran, por qué ahora no se regula que una fábrica de piruletas consiga un youtuber de diez años para venderlas a críos de su edad.

-¿Ayudarle a descubrir es el papel del adulto? Oiga, y además de los ciberderechos, ¿existen los ciberdeberes?

- Vamos poco a poco. Ahora ellos tienen una identidad digital que hay que ayudarles a construir. Tienen que descubrir el daño que causan o pueden causar cuando dicen cosas en la red de otras personas. Esos son también sus ciberdeberes, controlar que no ofenden a nadie, que no se pasan con la gente, que saben discriminar.

- Cuando un adolescente entra en la red o mira en Youtube, ¿no cree que lo hace también por buscar un mundo nuevo en el que no están sus padres? Es difícil ayudarles a discernir entre una web y otra.

- Uno de los grandes errores que cometemos es querer controlar lo que hacen en vez de si se dedican o no a descubrir ideas. Si sigues a tu hija en Instagram, ella lo aceptará siempre que seas una espectadora interesada en su vida y no te conviertas en una entrometida que lo que quiere es saber lo que hace.

- Habla mucho de la curiosidad, del papel de los adultos, pero nos encontramos con un sistema educativo que responde a patrones muy estrictos con un alumnado preocupado sobre todo en si 'esto entra en el examen'.

- Si la distancia en la escuela es enorme, en la Secundaria es abismal, un verdadero foso entre lo que preocupa a los chavales adolescentes y aquello que entra en el currículum que deben aprender. Lo importante es que tengan curiosidad por saber.

«Es normal sentir incertidumbre de cómo educar a estos personajes en plena era digital»

«Madres que se quejaban de que sus hijos usaban mucho el whatsapp ahora son adictas»

- Es muy crítico con el funcionamiento de este ciclo.

- Ahora mismo uno de cada tres adolescentes abandona el colegio o el instituto, un porcentaje algo menor en Euskadi. Te encuentras con un chaval que entra en la vida adulta desconectado de todo deseo de saber, vacunados contra el aprendizaje. Y a estos les van a vender cualquier ideología o creencia. Y les miras, hablas con ellos y y piensas que son muy jóvenes y que la sociedad les va a exigir seguir aprendiendo.

- Vuelva a dar algún consejo, alguna opinión sobre la solución a este problema.

- Nadie va a la escuela si no encuentra algo que le interese y algún adulto enrollado que se interese. Hay que ponerse en situación, porque un adolescente se levanta y lo primero que mira es Instagram. Lo siguiente que ve es un profesor que le habla sobre las fricativas. Dentro de unos meses, cuando llegue la primavera, muchos se preguntarán ¿por qué tengo que ir al instituto, para qué me va a servir? Debemos enseñarles que la escuela les ayuda a pensar, que lo importante no es saber en qué año fue la Revolución Francesa sino el por qué se produjo una rebelión contra la monarquía absoluta. Vivimos en un momento en el que se habla mucho de adoctrinamiento... pero ¿el debate debe centrarse en si ponemos a los Reyes Católicos o al árbol de Gernika en los programas? ¿Ese es el debate? ¿No debería ser cómo hacer que se interesen por las cosas?

- Perdone, pero, ¿no presupone usted que los adultos estamos capacitados para orientar a los adolescentes en el manejo de las tecnologías, para ayudarles a distinguir entre las webs?

- Tienes razón, es difícil, para empezar porque lo primero que hacemos es alarmarnos y luego pensar en que ya veremos lo que hacemos. Hay madres que hace seis años se quejaban de que sus hijos usaban el whatsapp y ahora son ellas las que son adictas. Sé también que hay muchos adultos que retuitean cosas que ni siquiera se han leído... Pero hay que decirles que no se fíen nunca de nada de lo que diga nadie que no sea de su confianza, que utilicen un pensamiento crítico, que las redes están llenas de mensajes falsos.

- Mensajes falsos que ellos o nosotros se creen y nos creemos.

- Eso es algo de nuestro tiempo. Cuando éramos jóvenes te decían así es la vida y ya está. Ahora, a esa frase te pueden contestar al menos con tres respuestas distintas. La red tiene muchas ventajas, entre ellas que cualquier persona puede decir lo que quiera, pero el gran inconveniente es que cualquier tonto puede decir lo que quiera.

- Lo pone complicado a los padres.

- No hay que engañarse, un adolescente no quiere vivir solo, te necesita y quiere seguir comprobando que tienes interés por su vida. Otra cosa es que se rebele. En este mundo digital la actualidad condiciona mucho y la escuela debe adaptarse a programas más abiertos que despierten las ganas de aprender. A esto se une que, para sobrevivir, la gente tiene que trabajar más tiempo. ¿Qué pasa entonces con los cuentos, con los abrazos? Habrá que buscar ese tiempo, o tal vez idear otro tipo de cariños, pero no podemos dejar de tenerlos.

- ¿La adolescencia es cada vez más larga?

- Ja ja. Muchos padres se quejan de eso. Es verdad que ahora hay mucha menos diferencia entre personas de 18 años con las que tienen 31, que es difícil dejar de estar pendiente, pero a partir de una edad deben gestionarse y los padres tienen que saber que deben hacerlo solos aunque puedan equivocarse. Recuerdo un libro catalán que decía 'Tú decides'. Pasabas página y la siguiente frase era 'Pero decide bien'. ¡Claro! En eso consiste.

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