Los voluntarios del Banco de Alimentos vuelven este viernes a los supermercados

La campaña física arranca a partir de las cinco de la tarde y se alargará hasta el sábado, durante todo el día, en 52 establecimientos guipuzcoanos de los grupos Eroski y Uvesco (BM y Super Amara). Sean bolsas grandes o pequeñas, cualquier aportación es bien recibida cuando se trata de llenar la nevera de miles de familias vulnerables que no cuentan con un plato caliente en la mesa, una situación agravada por la crisis y el encarecimiento de la lista de la compra.

Para esta recolecta de urgencia sobre todo piden conservas, así como productos no perecederos como arroz, pasta o legumbre y alimentos infantiles. En esta ocasión no piden leche por ser un producto más perecedero y porque ya reciben suficiente a través de los bonos mensuales. Esta fórmula de recogida 'virtual' mediante bonos ha permitido al Banco de Alimentos de Gipuzkoa seguir llenando sus almacenes aunque «la recogida física es nuestra seña de identidad», destaca Carlos Martínez, vicepresidente de la organización guipuzcoana, que se felicita por la vuelta a la normalidad y el fin de las restricciones que permiten ya la presencia de voluntarios en los supermercados.

«Desde el 2019 no hacíamos la recolecta de forma física por la pandemia, ya que se cortó todo y recurrimos a los bonos, también a los ingresos en cuenta que permiten gestionarnos durante todo el año según la necesidad, pero incluso la gente nos preguntaba cuándo íbamos a volver a los supermercados», apunta Martínez, que confía en que la gente responda con su habitual generosidad para con las personas necesitadas. Una vez termine la recolecta, «todo el producto donado nos empezará a entrar la próxima semana y comenzaremos con todo el proceso de selección, clasificación por producto, por fecha, etc.».

Con la recogida de urgencia organizada para este fin de semana se espera poder hacer frente al repunte de la demanda –un 6-7% durante los primeros meses del año– ocasionada en parte por la guerra de Ucrania. Muchas de estas personas que llaman a las puertas del Banco de Alimentos son refugiados ucranianos que en su huida han llegado a Gipuzkoa, donde residen con una familia de acogida o algún familiar. Por otro lado, Martínez señala que «la Gran Recogida de 2021 no fue la esperada». Y es que las restricciones para luchar contra el Covid no fueron buenas aliadas para llenar las estanterías de esta organización, ya que el peligro de concentración de personas impidió realizar la recogida física.

Más allá de estas recogidas puntuales que se realizan durante el año, el hambre siempre está ahí y lo habitual suele ser que una decena de voluntarios colaboren a diario en las instalaciones de Oiartzun y Bergara preparando los lotes de comida.