«Cada vez hay más aficionados al pajareo»
'Birdwatching' ·
Antes de que la serie de Netflix 'La Residencia' lo pusiera de moda, muchos ya lo practicaban. DV acompaña a un grupo que observa los cielos de Irun todos los díasJosetxo Esparcia y su cuadrilla se encontraban haciendo 'birdwatching' en el Parque de Plaiaundi de Irun cuando se toparon con una garceta grande anillada. Sacaron ... sus prismáticos para visualizar su número de anilla y al comprobarlo saltó la sorpresa. La garceta había sido marcada en Mohács, ciudad al sur de Hungría. Pasó a Bosnia y a Croacia, cruzó el mar Adriático hacia Italia y sobrevoló el sur de Francia hasta llegar a Gipuzkoa. Aquella mañana el grupo de pajareo de Josetxo contaba con un invitado especial que estaba de visita en Plaiaundi y que al ver el ave comenzó a dar saltos de alegría. Casualmente, este húngaro fue el encargado de anillar la garceta en su país natal, a más de 2.000 kilómetros de distancia de Irun, donde el destino y las rutas migratorias del pájaro decidieron juntarlos de nuevo.
Esta es una de tantas historias que ha vivido este irundarra de 80 años en los más de 27 que lleva practicando 'birdwatching'. También denominada como 'pajareo', es la actividad de contemplar y estudiar las aves en sus hábitats silvestres. Este fin de semana se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, especies que juegan un papel importante en las dinámicas del pajareo. «Consiste en ir a una zona para irte fijando en las aves que ves y apuntarlas», resume Josetxo. Papel, boli, una guía, unos prismáticos y en los casos más sofisticados, una cámara de fotos. Esto es lo que se necesita para disfrutar de una mañana de «entretenimiento, relax y, además, ejercicio, porque se anda mucho», revela el irundarra. Todos los días acude al Parque Ecológico de Plaiaundi a contemplar y estudiar las aves que hacen parada en el abrazo del Bidasoa con el Cantábrico para seguir sus rumbos migratorios.
«Una vez vino un estadounidense para ver un ave que había anillado él y se pegó todo el viaje para finalmente no verla»
Josetxo Esparcia
80 años

Y Josetxo no es el único. «Estamos unos cuantos que solemos venir habitualmente y ya nos conocemos». En una mañana soleada, acompañamos a este irundarra hasta uno de los puntos clave para el avistamiento de aves, con una vista general a toda la marisma. Allí aguardan tres de los «habituales», como les llama Josetxo. Román Díaz, de 69 años, visita Plaiaundi todos los días desde hace 15 años, con los prismáticos y su inseparable cámara de fotos en mano. «Aquí se viene todos los días, haga sol, llueva o nieve», bromea. A su lado encontramos a Joserra Sánchez, de 68 años y también apasionado por las aves de Plaiaundi. El último componente de esta cuadrilla de 'birdwatchers' irundarras es el más joven, pero no por ello el menos experto. «Es el que más sabe», comenta el resto. David Santamaría tiene 19 años y su interés por el pajareo despertó muy pronto. «A mi padre le gustaba y le regalaron una guía cuando yo tenía 6 años. Empecé a mirarla y me gustó. Desde entonces no he parado de venir», recuerda David. Comenzó a estudiar ciencias medioambientales pero pasó a cursar guardia forestal. «En un futuro me gustaría dedicarme al estudio de las aves, esa es mi intención».
«Hay relevo generacional»
Los más veteranos ven en David esperanza para mantener viva esta práctica. «Está muy bien que los jóvenes se enganchen y se aficionen también. Hay otro chaval de Hernani que tiene 10 años y viene mucho. Esto asegura el relevo generacional». Además de aficionados de la zona, Plaiaundi acoge también amantes del pajareo de otros lugares del mundo. «Nos hemos encontrado con gente de Inglaterra, Holanda o Francia, que tienen la muga muy cerca», cuenta Joserra Sánchez.

«Nos hemos encontrado con gente de Inglaterra, Holanda, Francia y otras partes de España, hay mucha afición al pajareo»
Joserra Sánchez
68 años
Otra anécdota que cuenta el incombustible grupo involucra a un pajarero extranjero, pero éste no tuvo la misma suerte que el húngaro que se reencontró con el ave que marcó. «Una vez vino un estadounidense simplemente a ver un pájaro que había anillado él. Se pegó todo el viaje para nada, porque al final no pudo verlo», señalan.
«Le regalaron una guía de aves a mi padre cuando yo tenía 6 años y desde entonces no he parado de venir a Plaiaundi»
David Santamaría
19 años
Josetxo calcula que ha visto «más de 200 especies» de aves en los 27 años que lleva practicando el 'birding'. «Antes había más cantidad de pájaros. Ahora hay menos pero se mantiene la variedad de especies». Existe un factor que determina este descenso en el número de aves que se dejan ver en Plaiaundi. «Antes pasaban por aquí en sus rutas migratorias y paraban a descansar, pero a causa del cambio climático y el calentamiento global lo hacen cada vez menos. La espátula común, por ejemplo, baja al sur a pasar el invierno. Hace años se posaron unas 500 en el lago y ahora casi ni se ven», compara.

«Llevo 15 años viniendo todos los días haga sol, llueva o nieve, y me gusta ver que hay personas que comparten mi pasión»
Román Díaz
69 años
Pero no se debe sólo al cambio de temperatura del planeta. La «dejadez» de las instalaciones del parque también influye en las aves que pasan por las marismas de Txingudi. «Los apostaderos llevan sin renovarse desde que se abrió el parque en 1998. Algunos voluntarios han colocado unos nuevos pero no es suficiente. Nosotros tampoco tenemos ninguna estructura que nos protega cuando llueve o hace mucho viento. Tenemos que ponernos detrás de las zarzas», apuntan.
«El cambio climático hará que se vean cada vez menos especies»
Como en otras muchas situaciones, el cambio climático también impacta de lleno en los procesos de las aves migratorias. «Sobre todo, en las especies del norte que buscan zonas más cálidas en invierno. Como en Holanda o Alemania ya no hace tanto frío en invierno, no tienen la necesidad de bajar hacia el sur», analiza Juan Arizaga, jefe de Ornitología de Aranzadi. «Son especies que ya raramente se ven por aquí. Como todo, el cambio climático tendrá ganadores y perdedores en las aves, pero las que salgan beneficiadas serán muy pocas. En el futuro se verán cada vez menos especies».
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