El último vertedero de Gipuzkoa cierra la puerta la próxima semana
La planta de Mutiloa clausura una etapa de gestión de residuos, que ahora inicia otra con la incineración
El futuro de la gestión de residuos de Gipuzkoa se enfrenta en las próximas semanas a un verdadero 'test de estrés'. No es que ... vengan los 'hombres de negro' de la Troika europea a poner a prueba las cuentas económicas de GHK, nada de eso. La partida que se va a jugar se refiere al sistema de tratamiento de basuras por el que el territorio ha apostado para las próximas décadas y que tendrá varios puntos calientes en las siguientes fechas. Dos hitos pondrán las bases del futuro. Estos son, por un lado, la clausura del vertedero de Lurpe en Mutiloa, último reducto propio hacia donde se enviaba la fracción resto que generaba el territorio. Y por el otro, el inicio de la incineración de ese residuo en las instalaciones del Complejo Medioambiental de Gipuzkoa en Zubieta.
Estos dos pasos se observan desde el departamento foral de Medio Ambiente como la culminación del paradigma de los residuos en el terriotorio y como el final a un laberinto de idas y venidas y de disputas durante décadas que ha evitado que hasta ahora no se haya podido componer un nuevo puzle en la gestión de residuos en el que las piezas comiencen a encajar. Pero como todo último paso o avance decisivo, la prudencia reina sobre las prisas, ya que no se quiere dar ningún paso en falso que trastoque el calendario de un cambio de modelo que oriente la gestión de residuos del territorio las próximas décadas. No obstante, tanto para el cierre de Mutiloa como para el inicio de la fase de pruebas de combustión de la incineradora de Zubieta quedan un puñado de días.
Durante varios meses, se seguirá enviando fracción resto a Bizkaia al no poder gestionar todo el volumen
Viajes a Bizkaia
Pero lo cierto es que Gipuzkoa deberá afrontar un nuevo periodo en el que no podrá ofrecer solo por sí misma una respuesta a todos los residuos urbanos que genera. Durante unas semanas o meses, el destino de la fracción resto del territorio, esa basura que se arroja al contenedor gris volverá a estar fuera de Gipuzkoa (volverá a dirigirse a Zabalgarbi en Bizkaia), un escenario precipitado por este cierre del último vertedero activo. La instalación Lurpe en Mutiloa ha llegado ya a su punto máximo de recepción de residuos, y este será el último fin de semana que recepcionará camiones con fracción resto, ya que la semana que viene se pondrá el candado en su puerta para que pase a formar parte de la historia de los vertederos del territorio.
El cementerio de basura situado en el Goierri compartirá listado de vertederos cerrados con Sasieta, Lapatx, Urteta y San Marcos, reductos de lo que fue un sistema de gestión de residuos en el que la basura que cada guipuzcoano arrojaba en el contenedor de fracción resto -hace unas décadas, el único que existía- viajaba directamente del camión hasta estas instalaciones.
El cierre de las cuatro plantas predecesoras, que atendieron las necesidades de las distintas mancomunidades del territorio, obligó en 2016 a GHK a tirar de una solución que diera aire a una gestión de residuos que se veía abocada al desastre tras la paralización en 2011 de la construcción de la incineradora por parte del Gobierno foral de Bildu, y la obligación de enviar la basura a Meruelo, en Cantabria.
Se alcanzó un acuerdo con la firma Cespa, filial de Ferrovial, para habilitar Lurpe para la recepción de residuos urbanos. Hasta 2016, el vertedero de Mutiloa solo acogía residuos industriales. Se alcanzó un acuerdo para el servicio por 24 millones para que Gipuzkoa pudiera disponer de esta solución hasta la puesta en marcha del CMG en 2019. Se firmó un vertido aproximado de unas 300.000 toneladas en total, alrededor de unas 102.000 al año, aunque como la entrada en funcionamiento del vertedero para ese fin se demoró hasta finales del verano de 2017, se permitió más volumen de vertido tanto en 2018 como en 2019. Durante el pasado año además, se activó otra solución adicional, la de enviar fracción resto a Bizkaia, a la planta de Zabalgarbi, a la que se dirigieron 20.036 toneladas de vertido crudo. Hasta allí, se volverán a enviar los residuos desde este próximo diciembre durante un periodo aproximado de cuatro meses. Hasta que el complejo de Zubieta pueda asumir todo.
Se destinaron 24 millones para que Lurpe recibiera residuos urbanos hasta la puesta en marcha del CMG
Se diseñó una estrategia para que 2019 fuera el último ejercicio en el que los residuos acabaran en vertederos de Gipuzkoa, y por eso se inició el año con una capacidad de 117.600 toneladas en Mutiloa. La cifra en ningún caso apuntaba a que pudiera cubrir las necesidades de todo el ejercicio, ya que la generación de fracción resto anual ronda las 150.000 toneladas. Por eso, se mantuvo el acuerdo con Bizkaia para poder enviar entre 20.000 y 60.000 toneladas de residuos este año, aunque hasta ahora no se había tenido que echar mano de él. Por si acaso, GHK ha ampliado recientemente el margen para seguir mandando basura en 2020, con lo que Gipuzkoa puede enviar hasta 60.000 toneladas de residuos a Zabalgarbi.
Inicio de la quema
Esta alternativa de Zabalgarbi da margen para ir elevando de forma progresiva el ritmo de quema de basura que se va a realizar en la planta de valorización energética. Las pruebas en frío están llegando a su final y se prevé que la próxima semana se comience a introducir la basura para iniciar las pruebas de combustión.
Aunque una pequeña incidencia en la alimentación de la planta ha retrasado algo el calendario, se confía en que vaya ganando ritmo y alcance una operatividad del 100% a finales del primer trimestre de 2020.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión