Una subida a Urbia llena de preocupación e incertidumbre
El rebaño de Elixabete Arrillaga y Mikel Etxezarreta, de Olaberria, pasta desde el domingo en la sierra. El temor de no poder vender su queso pesa sobre los pastores
Las campas de Urbia esperan, un año más, al rebaño de ovejas de Elixabete Arrillaga y Mikel Etxezarreta. El matrimonio de pastores del caserío ... Aizpea de Olaberria tiene todo preparado para subir este fin de semana unas 500 cabezas ovinas que pasarán los próximos meses en las zonas de pasto a los pies del Aizkorri. En ese precioso entorno de montaña, las ovejas camparán a sus anchas comiendo las verdes y frescas puntas de hierba que tan exquisitas resultan lejos del forraje o el pienso con los que sus dueños las alimentan durante los meses de estabulación.
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A estas alturas del año, tanto los pastores como las ovejas están deseando subir hasta los alrededores de la txabola Ttonttor de Urbia. Para ello los pastores, acompañados por varios ayudantes, llevarán en camiones las 500 ovejas hasta Araia. Una vez en la localidad alavesa, las conducen desde el paraje Zumarraundi andando hasta su txabola. Un trayecto de una hora y media en el que las ovejas se olvidan del viaje y disfrutan pastando en plena naturaleza hasta que comienza a aparecer la sombra del invierno.
A partir del domingo, una vez instalados en su txabola de Urbia, Mikel y Elixabete tienen previsto continuar con la producción de queso a 1.200 metros de altitud. Allí, elaboran queso de montaña, realizando todo el proceso a mano y de manera natural, utilizando el cuajo de sus corderos, lo que da a sus quesos de montaña un sabor diferente.
Los Etxezarreta-Arrillaga están inmersos en los últimos preparativos antes de subir a Urbia y siguen la rutina de su trabajo diario con el rebaño, pero este año, a causa del Covid-19, hay un factor diferente que pesa sobre el matrimonio de Olaberria así como sobre otros muchos pastores: la incertidumbre de si van a poder vender el queso y los corderos de esta campaña. A Eli le preocupa la incertidumbre de qué ocurrirá con las ventas al no organizarse las ferias tradicionales durante la primavera, mientras las facturas siguen llegando a sus casas. «Nadie sabe qué va a pasar, ni cómo van a ir las ventas y hay una gran preocupación en el sector. No podemos saber si vamos a vender como en años anteriores. La incertidumbre de lo qué va a pasar con nuestros quesos hará qué muchos se planteen seguir en esto». Arrillaga asegura que «realizar nuestro trabajo no es ningún problema». Lleva ya más de 35 años trabajando con un rebaño y elaborando queso, pero «vamos a poder vender todo el queso que produciremos. La hostelería y las tiendas pequeñas son nuestros principales puntos de venta pero tal y como se está planteando el asunto este verano, no sabemos qué va a pasar».
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Arrillaga reconoce que el virus ha hecho que «sobre todo, las últimas semanas hemos vendido de manera directa. Nos ha supuesto más trabajo de reparto, pero era la única manera de vender ante el cierre de algunos establecimientos». La pastora muestra su preocupación ya que «la respuesta de la gente ha sido muy buena estos meses, pero somos conscientes de que somos parte de la cadena y si la gente pierde su trabajo el consumo de nuestros productos se van a ver afectados desde el principio».
Apoyo institucional, necesario
Elixabete Arrillaga ha trabajado duro durante años para poder vivir del pastoreo y ha logrado un gran reconocimiento por su queso Idiazabal. Los numerosos premios y galardones recibidos acreditan su buen hacer en este oficio, ha superado años difíciles en los que hacer frente a una gran inversión y aprender muchas cosas tras la apuesta por mejorar la calidad de su producto supuso un gran esfuerzo y sacrifico. Este año trabajar duro no será suficiente para sacar adelante la campaña, «los gastos de alimentación y cuidado del rebaño son los mismos que el año pasado. Sin ingresos por las ventas, es difícil pagar las facturas. Ahora tenemos que comprar el forraje para el invierno, pero ¿Cuánto debemos comprar? ¿Debemos mantener la producción de leche y queso de años anteriores? Queremos vivir de nuestro trabajo con un sueldo digno, pero a cambio de qué y cómo. ¿Vendiendo el queso más barato? ¿Bajando nuestros sueldos?». Arrillaga insiste en que «sin ingresos no podremos hacer frente a los gastos de manutención del ganado y el pago de los préstamos vinculados a la inversión en las infraestructuras. Nuestro trabajo continúa a pesar del virus o el confinamiento. No influye en qué fase nos encontremos, nuestras ovejas comen todos los días».
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Por ello, la pastora deja claro la necesidad del apoyo institucional. «Está claro que si queremos que haya relevo generacional en este sector, que es tan necesario en este momento, las instituciones deben implicarse más que nunca. Un joven que quiera dedicarse a esto, pero deba empezar de cero deberá invertir en infraestructuras, maquinaria de la quesería, en un buen rebaño... y para ello, debe sentir el apoyo económico, porque si no, nadie va a querer arriesgar para ser pastor».
Detrás de este oficio, «hay muchas horas de aprendizaje de la manipulación de la leche, la elaboración de los quesos, cuidado del ganado... Al que tiene ilusión por trabajar en este sector hay que ayudarle, ahora más que nunca porque los pocos que quedamos nos vamos a ir jubilando y con nosotros, va a desaparecer un oficio, con la repercusión que eso va a tener en el entorno natural donde vivía ese pastor y pastaba su rebaño».
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