«Algunos frailes han pasado toda la vida aquí. Pello era uno de ellos»

A medida que habla surgen, entre otros, los nombres de Luis Villasante, Iñaki Beristain y Pello Zabala, que falleció el pasado día 2. «Hay algunos que han pasado toda la vida aquí y Pello era uno de ellos. Ha estado marcado por Arantzazu, pero para mucha gente Pello ha hecho Arantzazu, es algo mutuo. La suya era una presencia agradable, polífacética».

Aparece también la figura de Javier Álvarez de Eulate, el franciscano autor de las vidrieras del santuario y gran amigo de Jorge Oteiza, lo que no era nada fácil. «Un día el escultor le dijo a Eulate que en Arantzazu enseñábamos a la virgen para ganar dinero y él le contestó que no. Esa tarde, Oteiza cogió un trozo de barro y modeló la imagen de un fraile avanzando con la virgen y el niño en las manos. y se la dio a su amigo. «Esto es lo que hacéis», le dijo. Cuando otro fraile la vio, se puso contento y comentó: «Es que es verdad, para eso estamos en Aran-tzazu, para anunciar el misterio de la virgen».

Dorronsoro recuerda esta anécdota junto a una gran réplica de la estatuilla que se mostró en su día en la exposición. Otra copia del mismo tamaño guarda la entrada al 'Misterio', el edificio de meditación construido a un centenar de metros del santuario, a medio camino «entre lo ligado a la sociedad y la cultura y lo religioso y confesional. Es un lugar para estar solo». Es un espacio en el que, ahí sí, una gran cristalera abarca el paisaje.