La población de jabalíes en Gipuzkoa ha crecido un 16% al año durante la última década

En las últimas semanas, los paseos nocturnos de una pareja está llamando la atención del vecindario del barrio donostiarra de Aiete, como poco antes pasó en otras zonas de la capital como Berio o Igara. Durante este año, también se han visto ejemplares en entornos urbanos de Andoain o Elgoibar, algo cada vez menos extraordinario en el último lustro. Según observan técnicos de la Diputación Foral de Gipuzkoa, en estas incursiones en núcleos residenciales los jabalíes no se están mostrando con agresividad, y sigue siendo en zonas rurales donde por ahora su presencia ha sido más peligrosa por los daños en plantaciones y ganadería.

En los archivos de la Diputación, constatan la evolución al alza de la especie en Gipuzkoa, donde en las dos últimas décadas ha crecido del orden de un 10% cada año, un aumento aún más agudo en la última década, durante la que el crecimiento medio anual ha sido del 16%.

Ante esta expansión, el 1 de febrero se publicó en el Boletín Oficial de Gipuzkoa la Orden Foral 0085/LI/2021, de 25 de febrero, en la que se modificaron otras órdenes forales con la declaración de las zonas de seguridad para la caza en el territorio. En ella se apuntó el «considerable» aumento de la población de jabalíes –algo que también se da en Álava, Bizkaia, Navarra y otros territorios–, que «están causando muchos daños en la agricultura» y llegando también «a los entornos urbanos».

Este hecho «puede suponer un riesgo para las personas y es necesario tomar medidas para retirarlos del entorno urbano antes de que la situación sea insostenible». En este sentido, el jefe de servicio foral de Fauna y Flora Silvestre, Iñaki Mendiola, explicó en este periódico que, en concreto en el perímetro de Donostia hay instaladas dos pequeños cercanos a modo de trampa en los que los animales pueden entrar pero no salir, «y el goteo de capturas es constante». Se trata de jabalíes adultos y de jabatos que son apresados vivos para su traslado a bosques en los que no supongan una amenaza para el entorno. El objetivo es «tenerlos controlados para evitar que se asienten».

Con esta finalidad de control y mitigar el riesgo que una sobrepoblación de estos ejemplares podría entrañar para personas, agricultura, ganadería o fauna silvestre, asimismo se organizan distintas batidas. Incluso, «excepcionalmente» también pueden ser autorizadas en las zonas de seguridad recogidas en la citada Orden Foral –en Zerain, Idiazabal, Andoain (Goiburu), Astigarraga (Santiagomendi) y parte de Donostia y Pasaia–.

Así, durante la pasada temporada cinegética, se llevaron acabo 2.102 batidas en Gipuzkoa en las que en cada una participaron una media de 19,4 cazadores y 8,3 perros. Durante esas jornadas se vieron un total de 4.013 jabalíes y se abatieron 2.644. Son las cifras más altas registradas por la Diputación. Quintuplican las piezas capturadas 20 años antes (500). En el ejercicio anterior (2019/20), se contabilizaron 3.533 avistamientos y se cobraron 2.266 ejemplares. Este tipo de acciones son habituales también en otros territorios. De hecho, recientemente la Diputación de Álava ha autorizado las batidas con arco previstas por el Ayuntamiento de Vitoria en Salburua, así como el uso de cercados-trampa para la captura de jabalíes y su posterior sacrificio con armas de fuego.

En caso de ver un jabalí, Mendiola recomienda llamar al 112 y «no acercarse» ni «molestar» al animal, así como «no darle de comer» para que no se acostumbre a merodear paisajes urbanos.