El picudo rojo ataca ya a las palmeras de Gipuzkoa
Es un insecto nocivo que puede provocar la muerte de estos árboles, muchos de ellos «centenarios», y cuya presencia se ha detectado en Zarautz
Su propagación es imparable y su daño puede incluso provocar la muerte de las palmeras. Hablamos del picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), uno de los ... insectos más dañinos para estos árboles en el mundo que ya se ha cobrado sus primeras víctimas en Gipuzkoa. Concretamente en Zarautz, donde su presencia ha hecho saltar las alarmas y ha obligado al departamento de Horticultura del Ayuntamiento a aplicar en dos ocasiones un tratamiento de endoterapia con insecticidas para evitar que las plagas pongan en riesgo a todas las palmeras de la localidad. Es la primera vez que se detecta en el territorio la llegada de este escarabajo que, por lo general, suele aparecer en climas cálidos.
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EL PICUDO ROJO
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Características
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Qué es Un insecto nocivo que puede atacar a una amplia cantidad de palmeras. Es un escarabajo y tiene un color rojizo ferruginoso que lo hacen inconfundible.
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Biogeografía Originario de las regiones tropicales del sureste asiático y Polinesia, llegó a la UE en la década de los 90.
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Ciclo biológico Vive y se alimenta en el interior de las palmeras, lo que hace difícil detectar su presencia con una simple inspección visual.
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Esperanza de vida El adulto puede vivir de 45 a 90 días, tiene el cuerpo oval alargado de 19 a 45 mm de longitud.
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Síntomas en las palmeras Destrucción de la nueva vegetación, decaimiento de las hojas externas, retorcimiento de las hojas en las axilas y un desplomado general de la corona de la palmera.
De hecho, en 2015, el picudo rojo puso en jaque la supervivencia del palmeral de Elche, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En tan solo dos años, en la ciudad ilicitana se talaron más de 55.000 palmeras afectadas. Tras instalarse en buena parte del sur de la península y Canarias, este parásito de gran impacto también supone ahora una amenaza real para la zona cantábrica, especialmente para Galicia y Asturias. Tanto es así que en A Coruña ha arrasado el 10% de las palmeras en seis años, cuando se registró el primer caso. «No quiero ser alarmista, pero sí dejar claro que debemos estar alerta porque este insecto es muy difícil de controlar y los daños que es capaz de provocar son graves», asegura Ignacio Javier Larrañaga, ingeniero técnico agrícola ya jubilado. «En Gipuzkoa, aunque parezca lo contrario, tenemos cantidad de palmeras, muchas de ellas centenarias, por lo que si no somos previsores nos exponemos a sufrir el mismo problema que tienen otras comunidades», añade el extrabajador de la Diputación.
Al igual que se viene realizando en otros municipios del Estado que sufren las consecuencias de este insecto, que entró en Europa en la década de los 90, el consistorio zarauztarra aplicó los pasados meses de abril y octubre dicho tratamiento a un total de 87 palmeras canarias. Lo hizo con nematodos para infectarlos con un hongo que mata a los machos de la especie de gorgojo. Esta operación se repetirá cada año como medida preventiva. «Hay que llevar un control exhaustivo, porque la larva penetra en el árbol haciendo agujeros de hasta más un metro de profundidad, lo que puede provocar que estos enfermen y se marchiten y en el peor de los casos, mueran», detalla el donostiarra. «Estamos hablando, además de una destrucción del patrimonio arbóreo, de mucho dinero, porque el metro de tronco de palmera cuesta alrededor de 6.000 euros», subraya.
«Debemos estar alerta porque este insecto es muy difícil de controlar y los daños que provoca son graves»
Ignacio J. Larrañaga
Ingeniero agrícola
La especial problemática que presenta este caso es la dificultad para su detección, ya que los daños en las palmeras se hacen patentes y visibles demasiado tarde, con un retraso que puede ir desde los tres meses al año tras resultar infectadas. Este escarabajo originario de las regiones tropicales del sureste asiático y Polinesia puede atacar a muchas especies de palmeras, si bien se ha comprobado una especial predilección por la palmera canaria.
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«El picudo rojo mide unos tres centímetros de largo, tiene un color rojizo ferruginoso y su gran tamaño lo hacen inconfundible», explica Larrañaga. Se trata de un insecto volador que recorre grandes distancias cuyas hembras ponen alrededor de 300 huevos, normalmente 3 veces al año. Los síntomas que pueden manifestarse en las primeras fases de la infestación incluyen la destrucción de la nueva vegetación, el decaimiento de las hojas externas, retorcimiento de las hojas en las axilas y un desplomado general de la corona de la palmera.
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