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Dos agentes realizan la inspección a un pesquero mientras son supervisados por el resto desde la patrullera. FOTOS LOBO ALTUNA

«Los pesqueros llevan todo en regla, los barcos de recreo cometen más infracciones»

DV acompaña al Servicio Marítimo de la Guardia Civil durante una de sus inspecciones rutinarias en aguas guipuzcoanas

Domingo, 7 de septiembre 2025, 02:00

La predicción meteorológica no augura nada bueno. El día amanece con el cielo totalmente encapotado y la lluvia amenaza con ligeros sirimiris que aparecen ... de forma intermitente. En el atracadero del puerto de Pasaia una tripulación con una decena de guardias civiles prepara dos embarcaciones. Como hacen «todos los días del año», van a salir a la mar a realizar las inspecciones rutinarias. No importa que llueva, que haga frío, mucho calor o que el oleaje dificulte la navegación.

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En esta ocasión la patrullera ofrecerá cobertura a la embarcación encargada de dar el alto a los barcos que se han dado a la mar. Desde el puesto de mando, el capitán jefe del Servicio Marítimo de la Guardia Civil (SEMAR) en Gipuzkoa, Juan Lorenzo, guía a sus compañeros con la ayuda del radar. «Nos saltan los avisos de la flota que está en la mar en este momento». El capitán ya tiene las localizaciones. Son cuatro embarcaciones que navegan por el litoral guipuzcoano. La más cercana, un pesquero a unas 14 millas marinas de la bocana de Pasaia. Coordinan ambos barcos, comprueban que todo el instrumental está a bordo y encienden motores.

La patrullera emprende la marcha detrás de la embarcación de menor eslora, que es la que comanda la expedición desde la bahía hacia mar adentro. «Con los datos que nos proporciona el radar, vamos directamente a las ubicaciones exactas donde se encuentran los barcos. Generalmente, comprobamos que llevan todas las licencias en regla, que tengan todo el equipamiento de seguridad a bordo, revisamos la cantidad pescada y nos aseguramos de que están faenando dentro de la zona permitida», explica Lorenzo.

Pero estas no son las únicas intervenciones que realiza el servicio marítimo del instituto armado. «Velamos por la seguridad de las competiciones deportivas. Regatas, campeonatos... También hacemos inspecciones transfronterizas coordinadas con la gendarmería francesa en la costa de Francia, y ellos nos acompañan a nosotros también en la española. Otra de las acciones que llevamos a cabo son ejercicios de coordinación con el helicóptero para los rescates».

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Precisamente estas últimas situaciones de urgencia suelen ser las más repetidas en este periodo del año. «Los rescates empiezan a suceder con mayor frecuencia en verano, y no sólo de bañistas, sino también por problemas en las embarcaciones, sobre todo recreativas, que se quedan a la deriva sin combustible y por otras averías mecánicas».

Pesquero a 14 millas

Las dos patrulleras enfilan la salida al mar entre San Juan y San Pedro. Ponen la directa y llegan a alcanzar una velocidad de 45 nudos –unos 85 kilómetros por hora–. El oleaje empieza a apretar y la costa se ve cada vez más lejana. Al fondo, varios mercantes asoman como colosos de acero flotando sobre el mar, pero ese no es el objetivo de las inspecciones.

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Tras recorrer unas cuantas millas, la forma de un pequeño pesquero se recorta en el horizonte. Desde el puesto de mando, confirman a la otra patrullera que se trata de la embarcación que señala el radar. Los agentes viran el rumbo hacia el pesquero. «Cuando estamos lo suficientemente cerca, contactamos con el barco por radio y les avisamos de que vamos a realizar una inspección. El patrón de la embarcación tiene la obligación de facilitarnos la maniobra», detalla el capitán jefe. En efecto, el pesquero aminora la marcha y queda en espera del barco del servicio marítimo.

Los agentes se aproximan y lanzan un amarre para saltar de una embarcación a otra. Una especie de abordaje, pero sin piratas. En ese momento, el patrón del pesquero abandona el timón y sale a atenderlos. Intercambian permisos y licencias para después echar un vistazo al equipamiento que llevan a bordo. La inspección dura unos 15 minutos y, tras asegurarse de que todo está en orden, los agentes vuelven a la patrullera. Avisan por radio al capitán jefe de que no se ha detectado ninguna infracción y el pesquero sigue su rumbo.

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«Olvidan que tienen barco»

«Si la infracción está relacionada con la pesca, la notificamos al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Si se detecta otro tipo de falta, por ejemplo de seguridad, se le hace llegar a la Capitanía Marítima de Pasaia», especifica Lorenzo. Los agentes que forman parte de la tripulación recuerdan una intervención, a una decena de millas de cabo de Higuer, en la que requisaron «60 besugos inmaduros a una embarcación de recreo cuando el máximo permitido es un ejemplar por licencia y año».

Las zonas donde más intervienen son «Hondarribia, Pasaia, Getaria y Zumaia», y las irregularidades se intensifican desde Semana Santa hasta septiembre. «Hay gente que se olvida de que tiene barco durante el resto del año y algunos lo sacan en verano sin hacerle las revisiones correspondientes. En los pesqueros suelen llevar todo en regla porque son profesionales y suelen respetar la normativa. Las embarcaciones recreativas cometen más infracciones». Una de las faltas más frecuentes en embarcaciones recreativas está relacionada con el número de personas permitidas a bordo. «Nos encontramos con embarcaciones pequeñas que llevan hasta diez personas, sin los elementos mínimos de seguridad a bordo, cuando el máximo permitido son muchas menos. Estos casos suelen suceder en verano también».

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Después de comprobar que no hay ninguna embarcación más cerca, el capitán gira el timón y emprende el rumbo de vuelta hacia el puerto. «Las salidas a la mar son mucho más peligrosas de noche. Al no haber visibilidad, nos guiamos con el radar. Es complicado porque puedes impactar con cualquier cosa, como troncos a la deriva que están medio metro bajo el agua, no los ves y pueden hacerte una vía de agua y llegar a hundir una embarcación», advierte Lorenzo.

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