«Nos da pena que nadie levante la voz por el asesinato de Aintzane»

Un amigo de la joven, que ayer acudió a los juzgados de Azpeitia «para intentar ver quiénes le han hecho esto», asegura que el entorno de Aintzane está abatido por lo ocurrido. «Llevo días sin dormir, me paso el tiempo llorando», explica. Y no solo por el atroz crimen del que su amiga ha sido víctima, sino porque le indigna que «nadie haya alzado la voz para denunciar este asesinato. En otros casos como el de Marta del Castillo y otros la gente se ha movilizado, pero parece que Aintzane no le importa a nadie, y no es así», critica.

«Ella de malo no tenía nada», indica sobre los comentarios que ha escuchado acerca de las causas que pudieron motivar el crimen. Explica que desde hace años la mujer no tenía un domicilio fijo y que «eso le ha llevado a juntarse con gente con la que no se tenía que juntar», aunque asegura que nunca le escuchó decir que tuviera amigos en Errenteria, de donde son los dos acusados. «Serán conocidos, pero desde luego no eran de su entorno cercano», insiste.

El día 5 de diciembre estuvo con Aintzane por última vez. «Estuvimos con mis perros, era una gran amante de los animales, le volvían loca», explica su amigo, quien asegura que la familia de la víctima está «hundida. Pero queremos que sepan que Aintzane tenía amigos y que estamos aquí para lo que necesiten».

El 29 de diciembre le escribió un mensaje, «para desearle un feliz año», pero no recibió respuesta. «Eso me mosqueó y avisé al chico con el que andaba y decidimos poner la denuncia ante la Ertzaintza». La noticia de su muerte le llegó por un mensaje en el móvil. «Es increíble que pase esto, quiero que se haga justicia y que a los responsables les caiga la mayor condena», porque insiste en que se trata «de un asesinato, han matado a una persona, y no veo a la gente volcada».

Hacia su amiga solo tiene buenas palabras. «Era una persona súper alegre, siempre estaba dispuesta a ayudar», aunque reconoce que «había recibido muchos golpes en la vida», a su juicio, por «las malas influencias y malos amigos». Y, ahora, lo más importante para él es que «Aintzane tenía ganas de vivir».