Padres que recogían a sus hijos y hasta un coche abandonado en el maizal

A mitad de la noche y tras advertir la presencia de la Ertzaintza, fue entonces cuando muchos de ellos empezaron a marcharse a la vista de que los agentes ya habían comenzado a tomar los datos y a realizar pruebas de alcoholemia, tanto a la entrada del recinto como en la rotonda de salida de Astigarraga. «Han contado unas 500 personas, pero ni se le acercan», pues al parecer la mayoría salieron por una pista forestal a espaldas del recinto que llega al restaurante Mugaritz. «Salían todos en fila india», describen estas personas. Desde las ocho de la mañana, la Ertzaintza había colocado un dispositivo de control frente al restaurante Perurena, donde detenían a algunos vehículos que habían conseguido salir, «otros echaban marcha atrás al ver a los agentes e incluso hubo un coche que acabó abandonado en el maizal» cuentan los vecinos en declaraciones a este periódico. «Otros escaparon con sus motos por el monte».

Los autobuses que se iban acercando sobre esa hora a recoger a los asistentes «daban media vuelta al ver el amplio despliegue policial» y los taxistas también abandonaban el lugar sin pasajeros. Según los presentes, algunos padres se acercaron al lugar en sus vehículos privados para recoger a sus hijos, «llegando a discutir con los agentes por haber disuelto un evento en una propiedad privada», afirma un testigo de los hechos.

Por lo general, todas las fuentes coinciden en que se trataba en su gran mayoría de jóvenes que «venían en sus propios vehículos o habían pagado un dineral por el transporte, la bebida y la entrada de la fiesta».