San Sebastián

Las obras de la estación de Atotxa para el TAV se alargarán un año más, hasta finales de 2025

La previsión era que la nueva estación del Norte estuviera concluida para diciembre de 2024, pero el consejero de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola (PSE), ha anunciado este martes el nuevo plazo durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. Lo hizo a preguntas de los periodistas durante su comparecencia para informar de que el Gobierno Vasco asumirá la construcción del túnel de acceso del TAV a Bilbao, un tubo de algo más de 6 kilómetros de longitud que conectará Basauri y el nivel inferior de la futura estación soterrada de Abando. La obra costará 280 millones de euros y se espera puedan empezar en 2026 y concluir en 2033.

La encargada de las obras será la empresa pública vasca Euskal Trenbide Sarea (ETS), la misma que ejecuta la estación donostiarra. Respecto a esta, Arriola sorprendió al anunciar que los trabajos van a durar casi un año más de lo previsto, por lo que la nueva terminal no estará operativa hasta finales de 2025. Fuentes del Departamento de Transportes explicaron después que el retraso se debe a la influencia que en el desarrollo de los trabajos tiene la coincidencia de esta obra con la de los accesos de la vía de alta velocidad a San Sebastián. El desarrollo de ambas actuaciones se superpone en ocasiones y no se ha podido avanzar al ritmo deseado teniendo en cuenta que, además, el servicio ferroviario se está manteniendo, más allá de cortes puntuales algunos fines de semana, necesarios precisamente para ejecutar determinadas actuaciones imposibles de realizar con trenes en circulación.

Las mismas fuentes explicaron que la prórroga del contrato con la empresa constructora de la estación (la unión de empresas formada por Moyua, Comsa y Cycasa) para legalizar este aplazamiento se firmará «en las próximas semanas o meses», razón por la que la nueva fecha no aparece aún en ningún documento oficial ni se había dado a conocer públicamente. De hecho, en el último informe sobre la situación de las obras del TAV que ejecuta el Gobierno Vasco, correspondiente al estado de los trabajos a 30 de septiembre, la remodelación de la estación donostiarra mantiene como fecha prevista de finalización el 5 de diciembre de 2024.

Este retraso no alterará los últimos plazos previstos de entrada en funcionamiento de la alta velocidad en Gipuzkoa (2028), pues a pesar de esta demora la estación donostiarra estará concluida antes de que finalicen las obras del nudo de Bergara, el punto clave para que el TAV pueda circular, pues es donde se desviarán los trenes que circulen entre Madrid y Vitoria hacia Irun o Bilbao, y los que conecten estas dos últimas ciudades. Ese núcleo estratégico no estará concluido antes de 2027.

Lo que sí implica el atraso es que los viajeros de los servicios actuales (Cercanías, media y larga distancia) tendrán que lidiar casi un año más de lo previsto con una terminal provisional y sus elementos exteriores, como la pasarela sobre las vías que hay que atravesar para cruzar desde o hacia la anterior entrada por el Paseo de Francia a la actual en la plaza Nestor Basterretxea (junto a Tabakalera), y los ascensores para acceder a ella si se quiere o se necesita evitar las escaleras.

Lo que tampoco supone la prolongación de las obras son cambios en la edificación de la infraestructura. La futura estación del TAV en Donostia no será soterrada como las que se construirán en Bilbao y Vitoria, aunque contará con una nueva cubierta de 5.700 metros cuadrados y vestíbulos subterráneos que harán que varias de sus estancias estén bajo rasante. Las vías del tren, sin embargo, seguirán discurriendo por la superficie, con la principal novedad del 'tercer hilo' que permitirá la llegada de la alta velocidad a la capital guipuzcoana.

Las obras para la construcción de la nueva estación de Atotxa comenzaron en verano de 2020 y tenían un plazo de ejecución comprometido de 42 meses, por lo que la idea de concluirlas a finales del próximo año ya suponía un retraso sobre el cronograma inicial, después de ampliar los tiempos hasta los 53 meses. Una demora que ahora se amplía en casi otro año, y que prolongará los trabajos durante más de cinco años.

En consecuencia, el coste también aumenta. La obra salió a licitación por 97 millones, pero fue adjudicada a la UTE ganadora del concurso por 80,4 millones, una rebaja del 17%. No obstante, a día de hoy el presupuesto vigente se ha elevado hasta los 90,3 millones, y lo previsible es que vuelva a encarecerse con la nueva prórroga. No obstante, el hecho de que no sea soterrada hace que vaya a resultar mucho más barata que las de Bilbao y Vitoria, cuyo coste previsto es de 495,7 millones y 555,5 millones, respectivamente. Es decir, entre cinco y seis veces más.