«Estaba en el sofá en el momento del terremoto en Berastegi anoche y no noté nada»

A buen seguro que en Berastegi nadie se enteró de que bajo sus pies la tierra sufrió un leve movimiento durante la noche del jueves al viernes. «Estaba en el sofá en el momento del terremoto y no noté nada», comenta un vecino de la localidad. Lo cierto es que a las 23.26 horas, el Instituto Geográfico Nacional registró un seísmo de una magnitud de 1,8 escala Richter entre Gipuzkoa y Navarra. Se produjo a 34 kilómetros de profundidad, el récord desde el año 2000.

El caso es que estos seísmos son relativamente «habituales» en esta zona. Desde el año 2000 se han producido 193 terremotos en este área, que ocupa la mayor parte del interior de Gipuzkoa y algo de Navarra, todos ellos de una magnitud menor de 3 en la escala Richter. Antonio Aretxabala, geólogo de la Universidad de Navarra, explica que estos seísmos se deben al «movimiento de la subplaca Iberia y la Aquitana (Eurasia). La tendencia en estos 22 años ha sido aumentar la profundidad de cada hipocentro, una zona desconocida en la geología por lo que es difícil sacar conclusiones».

El geólogo cataloga este tipo de seísmos como eventos que «la gente ni siente ni padece». En lo que va de año se han producido cuatro seísmos de este tipo en Gipuzkoa. Además de este último suceso, el Instituto notificó el 6 de febrero dos terremotos, uno con epicentro en Gaintza y otro en Beasain, de una magnitud de 1,5 escala Richter, y el 9 de abril otro seísmo de una magnitud de 2 puntos sacudió Mendaro. Todos ellos imperceptibles.

No pasó por alto, sin embargo, el terremoto que movió las tierras bajo Lizoain, en Navarra el 1 de octubre 2020. Vecinos de San Sebastián, Irun, Hondarribia, Hernani o Errenteria se despertaron aquella madrugada sobresaltados con el movimiento de tierra. «Ha sido tremendo», relató una vecina de Donostia, residente en el barrio de Aiete. Incluso en Cataluña se llegó a mover la tierra con este temblor de magnitud 4,4.

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