Entusiasmo por la Caballé en el Victoria Eugenia
1975 ·
La soprano Monserrat Caballé arrolló en la clausura de la Quincena Musical. Veinte minutos entre aplausos y breves propinas en el escenario del Victoria Eugenia y otros veinte firmando autógrafos en el camerinoTeatro Victoria Eugenia. XXXVI Quincena Musical. Miércoles, 10 de septiembre. 7,30 tarde. Recital de la soprano Montserrat Caballé. Al piano: Nina Walker. Obras de ... G. F. Haendel, R. Strauss, V. Bellini, G. Rossini y G. Donizetti» (publicidad en DV, el 9-IX-1975).
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La siempre añorada soprano Montserrat Caballé cantaba en la clausura de la Quincena Musical, como actuó en San Sebastián en otros momentos de su vida. Pero aquel recital de hace cincuenta años fue apoteósico, según dejaría escrito José Luis de Salbide, crítico musical de EL DIARIO VASCO...
«Los aplausos hacían temblar las paredes del teatro. Terminaba el recital y Montserrat Caballé tuvo que salir un montón de veces a escena y saludar al público que llenaba el teatro y la reclamaba una y otra vez. Veinte minutos de propinas, piezas muy cortas, para calmar el entusiasmo de los asistentes. Luego, en el camerino diminuto y sin ventilación (hay una ventana pero nadie osaba abrirla por temor a que la 'diva' pillase un catarro fatal), fueron desfilando los admiradores que la querían mirar y besar».
«Ella, Caballé, apenas miraba a nadie y saludaba afectuosamente a las señoras que a fuerza de joyas, tan lustrosas como las que la soprano lucía, se inclinaban a besarla. Monserrat Caballé, de vez en cuando una sonrisa o una mirada socarrona, firmó autógrafos durante 20 minutos».
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Salbide calificó aquella velada como «uno de esos días inolvidables para los amantes del 'bel canto', ante la presencia de la 'diva' y el encanto íntimo de sus interpretaciones que sólo una artista de su categoría puede alcanzar con su temperamento y sensibilidad».
Añadía: «Desde las canciones populares como 'El Vito' y 'Vuélveme a decir', cantadas con una 'garra' y una gracia inigualables, (...) hasta el encantado 'Bambino caro' y un aria de 'Tosca', cantada con gran expresión, hizo gala en todo momento de un fraseo fuera de serie, y puede afirmarse que lo que la Caballé realizó a lo largo de todo el concierto fue algo magistral que recordaremos durante mucho tiempo. El éxito fue impresionante, resultando una clausura brillantísima de la Quincena Musical».
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Fue un momento dorado para la Quincena y para la Caballé, cuya primera visita a la ciudad había sido trece años antes, en noviembre de 1962, también en el Victoria Eugenia, pero dentro de la programación de la Asociación de Cultura Musical. Entonces, en 1962, era una prometedora vocalista de 29 años, aunque ya destacaba.
Teodoro Goñi de Ayala afirmó entonces en DV: «El timbre de voz es de una pureza y abundancia excelentes, el matiz es redondeado, cálido, con fina musicalidad, técnica prodigiosa y registros nítidos, con media voz de limpia emisión. Es de gran sutilidad e inteligencia en la interpretación, y con esmalte de calidad y magnífica expresión (...)».
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