1950 | Peseta y media por acceder al andén
Todas esas escenas cinematográficas con conmovedoras despedidas en el andén de una estación con un tren alejándose no serían posibles ahora, en que está prohibido ... acceder a los andenes sin billete. Antaño sí, pero con un detalle poco romántico: había que pagar.
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Durante décadas funcionó el llamado 'billete de andén', un ticket a bajo precio que permitía acceder a la zona anexa a las vías para despedir o recibir a alguna persona, o para pasar la tarde siguiendo el entretenido movimiento ferroviario.
El 'billete de andén' tampoco era demasiado barato. Y a veces, ni se sabía lo que costaba. Leamos el comentario de Txibirisko en la sección 'Saski-naski' de EL DIARIO VASCO el 4 de octubre de 1950...
«Hace unos días se hizo público que la 'Renfe' había bajado el precio de los billetes de andén. En la estación de San Sebastián, en vez de 2,10 pesetas que venían cobrándose, no se cobrará más que 1,50».
Antaño se podía acceder junto a las vías de la estación del Norte, para despedir o recibir a alguien o simplemente para pasar el rato, pero había que pagar el denominado billete de andén
«Pues bien: el día 1º, es decir, en la fecha de comenzar la vigencia de las nuevas tarifas, a unos amigos nuestros les cobraron 2,10 pesetas. Aunque el interesado, que conocía la baja del precio, reclamó, no le atendieron».
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«Verdaderamente absurdo»
Tampoco era que la tarifa rebajada no hubiese entrado aún en vigor, según continuaba Txibirisko hace 75 años...
«La cosa ya es extraña; pero podría admitirse que no hubieran llegado las órdenes de rebaja. Sin embargo, lo verdaderamente absurdo fue que el mismo día y a la misma hora, en otra taquilla de la misma estación del Norte sólo cobraban 1,50. Todo ello no demuestra más que el desconcierto absoluto de los servicios de la 'Renfe'», concluía.
Como había cogido carrerilla, el comentarista mencionaba en tromba otras carencias de los trenes de entonces...
«Pero no es eso sólo lo de la 'Renfe'. Muchas veces no hay plazas en los trenes y, sin embargo, van asientos vacíos. Yen otras ocasiones dan billetes para un tren, pero están todos los asientos ocupados».
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«Y coches sin luz, sin agua, sin servicios higiénicos, y llevando en los departamentos gallinas, pollos y borregos. Tanto, que no siendo en los servicios de coches-camas o en el 'Talgo', no se puede viajar».
Vaya imagen la de compartir vagón con borregos... Cambiando radicalmente de tema, cuatro días después comentaban en 'Saski-naski' una consecuencia del final del veraneo...
«Se acabó el verano. Se llevaron las lanchas y los botes de Ondarreta y se paró el reloj;no sabemos si con parada definitiva».
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«Por lo visto, sucede lo mismo que en algunas casas en las cuales cuando llegan los veraneantes aparece la portera en su puesto, sin duda para recibir la propina de los huéspedes veraniegos, y que, cuando éstos se marchan, ellas también desaparecen, quedando abandonadas las porterías».
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