Marcha contra el racismo
«Nos insultan y discriminan a diario por nuestra piel»La marcha contra el racismo y la xenofobia ha discurrido esta mañana entre Pasaia y Donostia, donde una multitud ha denunciado los insultos y la discriminación que sufren las personas migrantes «a diario»
El color de su piel habla antes que él. Max Mbaye vino de Senegal hace 5 años a Gipuzkoa y sufre a diario la sospecha. « ... Los policías, sobre todo al principio, me paraban para pedirme los papeles, pero ahora lo siguen haciendo y los tengo, al igual que un trabajo. También hay gente que te dice 'vete a tu país' o te miran mal. Pero hay que aguantar», cuenta con cierta resignación este hombre de 31 años. La saharaui Salka Busaura y su familia estuvieron más de un año buscando un piso de alquiler, otra de las múltiples formas de racismo que sufre en su día a día. «Cuando te escuchan hablar o les dices de dónde eres te comentan que el piso ya está alquilado», narra esta joven, que también participó este domingo en la multitudinaria marcha contra el racismo y la xenofobia que organizan cada año Sos Racismo Gipuzkoa, Medicus Mundi y la coordinadora de ONGD de Euskadi, junto con el apoyo de más de medio centenar de organizaciones.
Yassin Buader vino a Gipuzkoa desde Casablanca, Marruecos, hace cinco años tras pasar por Cataluña y Almería con la intención de «mejorar la vida, porque ahí no hay oportunidades». Asegura sentirse «bastante integrado, con la ayuda de la gente y las asociaciones» aunque su llegada no fue precisamente un cuento de hadas. «Claro que he recibido insultos y comentarios racistas, pero me lo esperaba y a veces lo entiendo porque seguramente ha venido mucha gente antes que yo y dejaron aquí una mala imagen por lo que hicieron, mancharon la de todos y al final pagamos todos», se queja este marroquí, que actualmente está estudiando un curso de auxiliar de administración y comparte piso con otros paisanos en Trintxerpe. No se aventura a la hora de afirmar dónde se ve de aquí a cinco años. «Quizá con familia, trabajo, pero ¿dónde? A Marruecos no vuelvo, me quedaré en Europa seguramente. Aunque queda un porcentaje pequeño de personas que no respetan, los vascos son buena gente», añade.
El senegalés Abdoulaye Sarr reclama la importancia de acudir a este tipo de marchas porque «aún queda mucho por hacer. Es importante que la gente sepa que la policía para a todos los inmigrantes por su color de piel y les hacen controles racistas. Yo llevo seis años en Donostia y sufro esa discriminación, no para nunca. Justo hace dos semanas, una persona de seguridad en la estación de tren me dijo 'negro de mierda, vete a tu país'», afirma este hombre. Él fue uno de los primeros migrantes que llegó a San Sebastián en 2018, cuando la crisis migratoria irrumpió en Gipuzkoa. Trabaja como técnico de atención del área joven de SOS Racismo y a la hora de tomar el pulso a la sociedad guipuzcoana dice que «hay de todo, pero queda mucho por hacer, desde la educación a los más pequeños». Esta necesidad la comparte la saharaui Salka, de 30 años, que si bien afirma que «en el País Vasco no he recibido muchos insultos» salvo «alguna palabrota que otra» sí se ha sentido discriminada a la hora de acceder a una vivienda. «Eso es un lío, buscas, llamas y cuando te ven que eres extranjera te ponen muchas pegas. Pero hay también gente buena».
Las historias de Max, Salka, Yassin y Abdoulaye se cruzaron de alguna manera en la marcha que se celebró este domingo en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial el 21 de marzo. La multitudinaria manifestación partió desde Pasaia a las once de la mañana para desembocar en los jardines de Alderdi Eder, pasadas las 12.30 horas. Una muchedumbre denunció durante el recorrido los delitos de odio y las situaciones de discriminación que sufren muchas personas inmigrantes. Varios ciudadanos portaron carteles alertando de los discursos de «extrema derecha» que promueven y favorecen el racismo y la xenofobia bajo el lema '¡Curva peligrosa! La dirección sí importa'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión