«Me superó la situación y la tiré al contenedor»
La madre que se deshizo de su hija recién nacida en 2016 en Donostia reconoce los hechos en el juicio | La progenitora admite ante la Audiencia de Gipuzkoa que era consciente de que la niña «moriría si antes no la encontraba alguien»
Su declaración no pudo ser más breve. Apenas duró cuatro minutos. «En el momento que di a luz, la situación me superó y decidí tirarla al contenedor. Sabía que si no la encontraban moriría», manifestó ayer la madre que hace dos años arrojó a su hija recién nacida a la basura en San Sebastián. La progenitora admitió íntegramente el relato de los hechos recogidos en el escrito de calificación de la Fiscalía, que le imputa un delito de asesinato en grado de tentativa.
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La Sección Primera de Audiencia fue escenario ayer de una vista en la que quedó de manifiesto que acusación y defensa han llegado a un acuerdo que conlleva una reducción en la petición de pena. La Fiscalía solicitó en su escrito conclusiones provisionales 19 años y 11 meses de prisión, si bien todo induce a pensar que hoy reformulará su posicionamiento y rebajará su demanda de cárcel.
La madre reconoció ante el tribunal que la madrugada del 22 de noviembre de 2016 depositó a su hija en uno de los cuatro contenedores de basura existentes en la calle San Juan, junto a la plaza de Zuloaga. La encausada explicó que lo hizo pocas horas después de que diera a luz «sola» en la vivienda de la Parte Vieja donde trabajaba al cuidado de una persona de 94 años.
La mujer, de 28 años de edad y nacionalidad nicaragüense, recordó ante el tribunal que durante el periodo de gestación no acudió a ningún médico y que tampoco mantenía contacto alguno con el padre de la niña.
La investigada indicó que tras el parto la «situación me superó y tomé la decisión de tirar a la niña». A preguntas del fiscal Javier Larraya, la madre admitió que depositó a la recién nacida en el contenedor, a pesar de que era consciente de que la pequeña podía haber muerto «si antes no la encontraba alguien», dijo.
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La progenitora, que lleva veinte meses privada de libertad, explicó que había envuelto a la bebé con una tela y que antes de deshacerse de ella estuvo deambulando por distintas zonas de la ciudad «porque me angustié», declaró la madre que asimismo dijo no tener ningún familiar en España.
Trabajosa investigación
En la vista también testificó el agentes de la Ertzaintza instructor de las diligencias de investigación que permitieron identificar y detener a la madre. El agente detalló que los funcionarios al frente del caso trabajaron en dos líneas de investigación: una, a través del análisis de los teléfonos móviles que, según manifestó no dio resultado positivo y otra, mediante las imágenes obtenidas de las cámaras de vigilancia de la zona y establecimientos comerciales de la Parte Vieja.
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«Estuve deambulando por distintas zonas de la ciudad porque me angustié»
Acusación y defensa han llegado a un acuerdo sobre la pena a imponer a la joven acusada
En las semanas posteriores al hallazgo, los policías adscritos al Servicio Territorial de Investigación centraron su labor en la búsqueda de una persona de origen latino, dados los rasgos físicos que mostraba la niña que había sido salvada del contenedor. A partir de aquel instante, las cámaras de seguridad fueron sus grandes aliados. Comenzaron con el visionado de las más cercanas al lugar donde estaban ubicados los contenedores. El ertzaina detalló que detectaron la presencia de la encausada hasta en dos ocasiones en dicho punto, una a las 0.00 horas. «Llevaba una bolsa con la bandera estadounidense, pero esta primera vez se marchó porque había una persona en el interior de un coche», dijo el instructor.
La segunda de las ocasiones fue ya cuando presuntamente dejó a su hija entre las bolsas, aunque el agente manifestó que las cámaras no muestran el instante en el que arroja al bebé.
Deambular errático
El policía manifestó que gracias al visionado de las cámaras pudieron realizar un detallado seguimiento del deambular durante la noche de la mujer, que llegó a calificar de «errático». Indicó que llegaron a disponer de grabaciones con imágenes de la madre desde las diez y media de la noche del día 21 en la Calle San Martín, aunque ninguna de ellas permitía una clara identificación. «Uno de los agentes se dedicó durante semanas solo a estudiar la manera de caminar y moverse de la mujer para poder reconocerla si la volvíamos a ver», señaló el instructor.
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La Ertzaintza también logró obtener grabaciones de la encausada en la Avenida de la Libertad, Plaza de Gipuzkoa, Reina Regente y Parte Vieja, siempre portando la bolsa con la bandera estadounidense, «en la que perfectamente cabía el bebé», sostuvo.
Estas averiguaciones les llevaron a concluir que se trataba de una persona que conocía bien la zona centro de la ciudad, especialmente la Parte Vieja, toda vez que se adentró en espacios poco conocidos como la calle Korda.
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Poco a poco el cerco se fue estrechando hasta que finalmente la Policía se percató que ninguna de las cámaras detectó su salida de la Parte Vieja tras depositar al bebé en la basura. «Sabíamos, por tanto, que era una persona de origen suramericano, de unas determinadas características físicas y que residía en lo Viejo».
Los policías no tardaron en dar con una «candidata». Con la sospechosa identificada, a la Policía ya solo le quedaba certificar que era la madre. Para ello, los agentes la identificaron y al ver que tenía una orden de detención por una causa ajena a los hechos fue conducida a dependencias policiales. Allí tomaron muestras de un vaso del que había bebido agua. Los restos fueron remitidos a los laboratorios policiales que confirmaron las sospechas.
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En la vista también declaró el personal médico del Hospital Donostia que atendió a la pequeña, adonde fue conducida por dos er-tzainas. Tanto el pediatra como la enfermera y la auxiliar que asistieron a la niña indicaron que la pequeña ingresó con un principio de hipotermia, aunque precisaron que reaccionó bien. «La niña tenía el cordón umbilical atado con la cuerda de una zapato o una bota», manifestó la enfermera.
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