José Emilio Lafuente: «El número de personas en la calle está aumentando en Gipuzkoa»
«Cualquiera de nosotros podemos vernos en una situación de necesidad. No hay que tener ningún pudor para pedir ayuda a Cáritas», dice el secretario general de Cáritas Gipuzkoa
El secretario general de Cáritas Gipuzkoa, José Emilio Lafuente, cree que el descenso de la inflación puede suponer «un alivio para las familias» en este año que empieza, aunque reconoce que 2024 ha comenzado con la misma tónica del anterior. Cada vez hay más gente sin techo y «sin ningún soporte de atención».
– ¿Qué balance hace de 2023?
– Aún no tenemos todos los datos porque los estamos recopilando, pero creemos que el balance va a ser similar al de 2022. Probablemente se ha registrado una tendencia al aumento de ayudas en la atención a situaciones de necesidad.
«En muchos vecindarios hay familias en situación de precariedad sin que lo sepan los vecinos»
– ¿Por qué?
– Porque siguen aumentando las situaciones de pobreza y exclusión. Es algo que se ha ido viendo durante el pasado año en las acogidas parroquiales. Un dato significativo que nos sirve un poco de contraste es que entre enero y septiembre de 2023 ya habíamos superado el número de personas sin hogar atendidas respecto a la cifra total del año anterior. Este es uno de los elementos significativos que estamos viendo y detectando. Hay más personas en calle y es algo que en los últimos años va en aumento.
– ¿Cuál es el perfil de estas personas?
– Hay un colectivo emergente de chavales jóvenes inmigrantes en calle. Son jóvenes de entre 18 y 30 años, muchos de ellos tienen formación y no tienen consumos ni adicciones, es un perfil totalmente diferente al que conocíamos antes. Están perfectamente capacitados para poder trabajar pero la legislación no se lo permite porque la Ley de Extranjería dice que no pueden hacerlo hasta que lleven tres años en el país. Tampoco tienen ingresos económicos, no acceden al sistema de protección social y no tienen vivienda.
«Hemos detectado a familias con menores que en algún momento puntual han estado en la calle»
– ¿Tres años no es un plazo lo suficientemente largo como para rozar la exclusión social?
– Exacto. El objetivo prioritario con estos chavales es trabajar de manera preventiva, desde la búsqueda de una ocupación, de poder activarles desde la formación, desde lo prelaboral, y luego que tengan un alojamiento. Eso es trabajar de manera preventiva hasta que la legislación les permita incorporarse al mercado laboral.
– ¿Hay más personas que salen adelante que las que se quedan en el camino?
– Sí. Es muy duro para ellos, pero son más los logros positivos que los resultados negativos. El mayor riesgo es la calle. Las personas que llevan un tiempo en calle sí pueden caer por la rampa de la marginación.
– ¿De dónde proceden estos jóvenes?
– Mayoritariamente del Magreb.
«Nadie pasa vergüenza por ir al médico o a la oficina del paro, pero el sistema de protección social tiene todavía un estigma»
– ¿Además de estos jóvenes, qué otros colectivos han sufrido más este año que acaba de terminar?
– Hay otro perfil que en los últimos años se viene repitiendo. Del total del volumen de personas atendidas en Cáritas, el perfil de mujer joven inmigrante es mayoritario. El año pasado fueron el 56%. Son inmigrantes jóvenes, normalmente con cargas familiares, con hijos a su cargo y que están solas. Otra situación que este año hemos visto, y que no es significativa desde el punto de vista cuantitativo, es la de familias con menores que en algún momento, aunque haya podido ser puntual, han estado en la calle. Hemos visto un par de casos así y este año vamos a hacer un seguimiento para ver si va a ir a más.
– ¿Qué previsiones tienen para este año?
– Lo que estamos viendo es similar a 2023, no notamos ninguna mejora, si bien es cierto que desde el punto de vista económico parece que la inflación va bajando, lo que puede suponer un alivio para algunas familias. Desde luego, vemos mucha continuidad y, sobre todo, que aumentan las personas en calle y la gente que viene de fuera y no tiene ningún soporte de atención.
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– ¿La pobreza es molesta y por eso tendemos a mirar a otro lado?
– Molesta no es, lo que pasa es que a lo mejor nos interpela y eso nos puede hacer sentir mal. Si te acercas al mundo de la pobreza te vas a tener que implicar, eso está claro, y a veces puede ocurrir que cueste dar ese paso. De todas formas, afortunadamente tenemos una sociedad que es muy generosa y que apoya todo tipo de iniciativas que estamos realizando en entidades sociales, especialmente en Cáritas.
– Algunos se preguntan por qué destinar recursos para personas que no aportan nada a la sociedad.
– Desde el punto de vista ético, porque son personas y tienen dignidad. Los humanos concebimos nuestra especie desde el punto de una relación solidaria comunitaria y de apoyo. Desde un punto de vista más técnico, más de gestión, todo lo que sea para una sociedad trabajar de manera cohesionada e inclusiva es un elemento positivo que le aporta crecimiento y seguridad. Dejar a personas en los márgenes, en las cunetas, va a traer consigo una sociedad desigual y no equilibrada.
– ¿Hay en Gipuzkoa más pobreza a nuestro alrededor de lo que creemos?
– Quizás sí. Si no estás cerca de una realidad, en ocasiones puede ocurrir que la desconozcas o que pienses que no exista. Con las informaciones que van surgiendo, la gente es consciente y sabe que hay una realidad de pobreza y exclusión, pero sí nos puede ocurrir que, con buena fe pero desde el desconocimiento, se piense que con carácter general la sociedad funciona de manera muy correcta y adecuada para todas las personas que la componemos, pero esto no es así. Hay un porcentaje importante de la sociedad que está en una situación de vulnerabilidad y precariedad.
– ¿Y también hay familias, quizás nuestros vecinos, que apenas pueden llegar a fin de mes pero nadie lo sabe?
– Tristemente esto también ocurre. Estoy convencido de que en muchos vecindarios tenemos personas que están en una situación o que en algún momento han podido pasar por alguna situación de precariedad y que no lo sabemos. Incluso desde las entidades que trabajamos seguramente también se nos escaparán situaciones a las que no lleguemos por puro desconocimiento y porque no se han acercado a nosotros.
– ¿Hay mucha gente que no acude a Cáritas?
– Es una realidad que existe. Hay gente que, estando en situación de necesidad económica, de precariedad de dificultad, lo sufren y lo padecen solos sin acercarse a pedir ayuda, eso también sabemos que existe. Ya hemos hecho varias veces llamamientos para que las personas se acerquen a Cáritas de una manera si quieren algo más discreta, pero aún hay gente en situación de necesidad que no lo hace.
– ¿Da vergüenza acudir a Cáritas?
– Puede ocurrir, puede haber personas que lo sientan y lo vivan así. Es una pena, puede ocurrir que haya personas que no pertenecen a colectivos que habitualmente estamos atendiendo y que por un lado vean que las ayudas que da Cáritas no son para ellas. Y también puede ocurrir que les suponga un esfuerzo tener que venir a pedir una ayuda.
– ¿Cómo convencerles para que lo hagan?
– Yo diría que las ayudas de Cáritas no son para colectivos especiales, sino para las personas en situación de necesidad y vulnerabilidad. Para aquellos a quienes les pueda resultar costoso dar el paso les diría que tenemos que ser conscientes de que cualquier persona, en cualquier momento de nuestra vida, puede necesitar ayuda de terceros. Esto es algo que no nos puede hacer sentir mal, nadie pasaría vergüenza por ir al médico o a la oficina del paro, pero el sistema de protección social tiene todavía un estigma. Tenemos que ser conscientes de que las ayudas en el ámbito de la acción social son unas ayudas más como lo son cualquier otras que tiene nuestra sociedad. No nos tiene que dar vergüenza porque en algún momento puntual, cualquiera de nosotros podemos estar en una situación de necesidad y no hay que tener ningún pudor para acercarse a Cáritas.