Nilufar Saberi | Activista iraní por los derechos humanos
«A las manifestantes de Irán les disparan perdigones a los ojos para dejarlas ciegas»La revuelta contra la teocracia islamista de Irán tras la muerte de Mahsa Amina ha alcanzado un punto de no retorno, asegura la activista iraní
La muerte hace seis meses de la joven Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral después de haber sido detenida por llevar ... mal puesto el velo desencadenó una oleada de protestas contra el régimen de los ayatolas de Irán que está lejos de haber amainado. La activista por los derechos humanos Nilufar Saberi (Teherán, 1966), exiliada desde hace más de cuatro décadas, visita estos días San Sebastián de la mano de Medicus Mundi Gipuzkoa para impartir un curso y ofrecer charlas sobre lo que denomina la primera revolución feminista de la historia. «El movimiento va a tumbar la teocracia islamista», sostiene convencida.
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– La muerte de Mahsa Amini provocó un movimiento de rechazo sin precedentes contra el régimen de los ayatolas el pasado mes de septiembre. ¿Cuál es la situación ahora?
– El movimiento contra la teocracia islamista que nos gobierna ha entrado en una nueva fase. De las protestas se ha pasado a la revolución, la primera revolución feminista de la historia de la humanidad, liderada por las mujeres y secundada por los hombres. Es un movimiento que tiene un sólido apoyo en todas las clases sociales y en todas las ciudades de Irán.
– ¿Ha perdido ímpetu esa revolución?
– Lo que ha hecho es cambiar de forma. Los primeros cuatro meses la gente salió en masa a la calle y eso provocó una respuesta brutal, con centenares de manifestantes muertos y miles de detenidos. Hay que decir que la represión ha dejado también al menos a 500 personas sin vista. A las manifestantes no solo se les disparaban balas desde las azoteas, sino también perdigones a quemarropa en los ojos para dejarlas ciegas. Nos disparaban a la cara, a los pechos y a los genitales. Es la marca de la misoginia.
– Decía que la resistencia ha cambiado de forma.
– Sí, hay nuevas formas. Una de ellas es escribir en los billetes de banco consignas a favor de la libertad que se coreaban en las protestas de la calle. Todos los billetes que circulan ahora en Irán llevan escritos lemas como 'Muerte Jameini', 'Mujer, vida, libertad', 'No a la república islámica', 'Muerte al dictador'... También se escriben pequeños papeles o 'postit' con esas consignas y se dejan en los parabrisas de los coches, en los comercios, las escuelas... Por las noches se apagan las luces de las casas y se corean protestas. Las celebraciones del Año Nuevo iraní, con hogueras parecidas a las que se hacen aquí en San Juan, se han trasladado a cementerios donde se han enterrado a las víctimas de la represión para expresar el apoyo a sus familias. En esos fuegos se han quemado velos, imágenes de los ayatolas...
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– ¿Siguen algunas mujeres resistiéndose a ponerse el velo?
– Es la protesta más extendida y eso que, como se ha visto, no llevar el velo en Irán te puede costar la vida. Pero tienen el apoyo de sus padres, sus maridos, sus hermanos. Mujeres y hombres están en el mismo bando, en el bando de la igualdad y de la lucha contra la injusticia. Ese es un factor decisivo que hará caer más pronto o más tarde la mal llamada república islámica.
«Tuve que salir de Irán con 14 años porque Jomeini quería ejecutar a mi padre por haber actuado ante el Sha»
–Usted tuvo que salir de Irán con 14 años. ¿Qué le ocurrió?
– Mis padres trabajaban como artistas en espectáculos de magia y habían actuado en algunas de las fiestas que ofrecía el último Sha. Cuando Jomeini llegó al poder los islamistas no solo prohibieron la música y los espectáculos sino que amenazaron a todos los que habían tenido cualquier relación con el Sha. Aunque nunca había estado en política, a mi padre le quisieron ejecutar al grito de muerte al mago del Sha, así que cogimos el poco dinero en metálico que había en casa y nos vinimos todos a España porque entonces no se exigía visado. Al principio fue durísimo, no conocíamos a nadie, no entendíamos el idioma...
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– ¿Qué representó para Irán la llegada al poder de Jomeini en 1980?
– El Sha era un dictador pero era consciente de que para conducir a Irán hacia la modernidad había que apostar por la igualdad de hombres y mujeres. Las iraníes conseguimos el derecho al voto en 1963 y el derecho al aborto en 1976 pese a las resistencias del clero islamista, que frenó todos los intentos que se hicieron de derogar la poligamia.
– El islamismo ya tenía entonces un fuerte arraigo en Irán.
– Los iraníes no nos levantamos contra el Sha para sustituirlo por una teocracia como la que tenemos ahora, sino para construir una democracia. Lo que pasó fue que los islamistas eran los únicos representantes de la oposición al Sha que no estaban en la cárcel. Eran también los únicos que tenían una infraestructura y una red de influencia gracias a las mezquitas. Además, Jomeini se presentó como un muro frente al comunismo ruso y eso hizo que la comunidad internacional le mirase al principio con buenos ojos. Y enseguida se inventó una guerra con Irak para afianzarse en el poder con apelaciones al patriotismo frenando así cualquier oposición interna.
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«No hay ni agua potable porque todo el dinero se gasta en proselitismo: pagan para que la gente se convierta al chiismo»
– Y ya han pasado más de cuatro décadas.
– Todas las dictaduras sobreviven gracias a una represión feroz contra la mayoría de la población. Nosotros no queremos que nadie venga a liberarnos de los islamistas, lo que queremos es que la comunidad internacional deje de apoyarles para que el pueblo iraní pueda deshacerse de ellos.
– No deja de ser una paradoja que un país con tantos recursos naturales presente unos índices de bienestar tan precarios.
– El 70% de la población iraní vive bajo el umbral de la pobreza. Si en España estamos con el agua al cuello con una inflación del 6 o del 7% hay que imaginarse lo que es vivir con una tasa del 60% como pasa en Irán. Además, han destrozado toda la riqueza medioambiental del país. En muchas regiones no tienen agua potable, no tienen agua para beber porque todo el dinero se lo gastan en hacer proselitismo: pagan a la gente para que se convierta al chiismo, les dan dinero para que sus mujeres lleven el hiyab.
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– ¿Es el envenenamiento masivo de universitarias y jóvenes estudiantes la prueba de que las mujeres son el principal obstáculo del régimen?
– Sin duda. Con la llegada del islamismo perdimos nuestra identidad por completo, pasamos a depender de un tutor varón para todo. Nacemos y morimos como si fuésemos menores, discapacitadas judicialmente. Ahora han descubierto que estamos siendo el pilar de este levantamiento y se están vengando. Como las protestas empezaron en las universidades, intoxicaron con armas químicas a las estudiantes para que no pudiesen secundar las convocatorias y luego siguieron en las escuelas. Puede que alguien se sorprenda de lo que son capaces de hacer los que dirigen la república islámica, aunque después de tantos años a los iraníes ya no nos llaman la atención sus barbaridades. Es más, ellos mismos ya han dicho que si en algún momento se ven en la tesitura de tener que abandonar el país no van a dejar ni una sola bomba sin utilizar.
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