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Varios vehículos a la deriva en el barrio del Antiguo, en Donostia.

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Varios vehículos a la deriva en el barrio del Antiguo, en Donostia. Michelena

Las inundaciones de junio de 1997 «fueron las peores del pasado siglo» en la comarca donostiarra

La terrible tromba de agua caída en aquella ocasión, con más de 250 litros por metro cuadrado en apenas unas horas, provocó 12.000 millones de pesetas en pérdidas e innumerables daños materiales

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Jueves, 31 de octubre 2024

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Más de 250 litros de agua por metro cuadrado en apenas 12 horas. Ese fue el balance del monstruoso temporal que azotó Gipuzkoa el 1 de junio de 1997, convirtiéndose así en la tormenta más dañina que ha pasado por el territorio en las últimas décadas. Javier Peñalba, periodista de El Diario Vasco en aquella época, informaba ese lunes 2 de junio del 97, en el día después de la gran tormenta, que «el temporal inundó locales, aisló barrios y viviendas, provocó desprendimientos y cortes de carretera, y generó unos daños materiales de más de mi millones de pesetas». Por fortuna, y a diferencia de la desgracia que ha sacudido a la Comunidad Valenciana en las últimas horas, solo se registraron dos heridos y no hubo que lamentar víctimas mortales.

Con todo, los daños materiales fueron infinitos. La tremenda tromba de agua caída en apenas unas horas se cebó con Donostia y con varias localidades de Gipuzkoa, como Errenteria, Urnieta, Usurbil, Lasarte-Oria, Andoain, Hernani y Pasaia. En otras como Zarautz el temporal se dejó notar, pero no con tanta virulencia. En la capital, los barrios más castigados fueron los de las zonas más bajas, como Gros, Antiguo, Amara, Loiola, Martutene e Igara. Cientos de vehículos acabaron destrozados por la increíble fuerza que llevaban las corrientes de agua que anegaron tantas y tantas calles, provocando una jornada de nervios, tensión y miedo en miles de familias guipuzcoanas. Fueron más de 250 litros de agua por metro cuadrado en apenas unas horas, una cantidad a todas luces exagerada y que dejó en evidencia la fuerza desmedida de la naturaleza cuando esta se descontrola.

Los servicios de emergencia tuvieron que intervenir en tantas ocasiones que, al final, no pudieron dar más abasto por las llamadas de emergencia que se acumulaban minuto a minuto. Uno de esos rescates que terminó con final feliz fue el de una niña, de apenas unos meses, quien fue trasladada al Hospital Materno Infantil, después de que un corrimiento de tierra en el Paseo de Errondo registrado en la ladera del funicular destruyera el interior de una vivienda. Igeldo quedó aislado por el acceso desde Donostia y los bomberos tuvieron que rescatar a más vecinos atrapados por el agua en zonas como Egia o Martutene.

Imágenes inolvidables

La galería de fotos de aquella espectacular tromba de agua refleja con mucha más precisión que cualquier crónica la violencia de un temporal que aún sigue en el recuerdo de los guipuzcoanos que vivieron, directa o indirectamente, aquella jornada para la historia. Calles totalmente inundadas, coches a la deriva, laderas de tierra totalmente deshechas, carreteras cortadas, árboles caídos, vecinos achicando agua como podían ...

Del total de litros recogidos, se podía leer en las páginas de DV en aquel lejano 2 de junio en 1997, «gran parte de ellos cayeron en solo dos horas y media, de 7.30 a 10.00 horas». En el Observatorio Meteorológico informaron que las fuertes lluvias se produjeron «por una baja fría en niveles altos situada en el norte peninsular, con un núcleo frío de 16 grados bajo cero». Además, los principales servicios ferroviarios del territorio quedaron interrumpidos, lo que obligó a suspender el tráfico de trenes de largo recorrido y cercanías de Renfe y algunas líneas de EuskoTren, quien cifró en más de 750 millones de pesetas las pérdidas en sus instalaciones. Las carreteras más afectadas fueron la A-8, entre Orio y San Sebastián; la N-I entre Andoain y San Sebastián; la N-634 entre Zarautz y San Sebastián; y la GI-131 en Urnieta. Las cientos de balsas de agua que fueron apareciendo a lo largo del día y los desprendimientos de tierra hicieron imposible la circulación en numerosos puntos de la red vial guipuzcoana.

Los testimonios de los vecinos que sufrieron las inclemencias de aquel aguacero apuntaban, en su mayoría, a la mala «y tardía» actuación de las autoridades competentes. «No hay derecho, nos han dejado abandonados, es una desprotección total lo que hemos sentido», apuntaba una vecina de la Avenida de Zarautz, en Donostia. Pasadas las 15.00 horas del domingo 1 de junio de 1997, el por aquel entonces alcalde de la ciudad, Odón Elorza, se presentó en la zona junto a varios oficiales de la Guardia Municipal. Los vecinos, angustiados, descargaron toda su rabia acumulada en él. «¡No tiene nombre que nadie se haya presentado aquí hasta ahora! Nos han dejado abandonados», clamaban. Elorza respondió que «hacemos todo lo que podemos y media ciudad está igual que vosotros».

El cálculo final de los daños materiales de aquellas inundaciones de 1997 apuntaba a unas pérdidas de 12.000 millones de pesetas

En Lasarte-Oria fueron 151 familias las que tuvieron que ser evacuadas porque el agua había entrado ya en sus viviendas. «Tenemos que dar las gracias a los chavales jóvenes de la Cruz Roja. A los bomberos les hemos llamado muchas veces, pero no aparecieron nunca. Nos decían que tenían otras urgencias», lamentaban los vecinos de la localidad de Buruntzaldea.

En Andoain, la periodista de DV Marivi Olano, corresponsal de la zona, recogía el testimonio del alcalde de la localidad, quien admitía con pesar que «nos hemos visto desbordados por la situación. Necesitamos muchas más palas, bombas, mangueras...». Numerosas empresas de la zona sufrieron daños de gran consideración. Entre las situaciones de máxima tensión que se vivieron en el territorio, una de ellas fue la del rescate de un joven en la avenida Madre Cándida, a la altura de la empresa Cenia. El chaval estuvo agarrado a un árbol casi dos horas, hasta que unos voluntarios de la Cruz Roja consiguieron bajarle.

Ante la gravedad del temporal, en Donostia el alcalde de Odón Elorza afirmó que iba a solicitar ayudas por situación de zona catastrófica. «Vamos a necesitar varias semanas para recuperarnos por completo de esta pequeña catástrofe», reconoció. Finalmente, el cálculo final de las pérdidas estimadas por el temporal apuntó a una cifra astronómica en aquellos años, 12.000 millones de pesetas. Además, en el Añarbe se recogió en 12 horas el agua equivalente al consumo de todo Donostialdea en trece días, y se denunciaron actos de pillaje en varias zonas de Donostia, aprovechando el caos que se vivió el domingo en la capital de Gipuzkoa.

El fútbol, a un segundo plano

Las fuertes lluvias provocaron también que un gran espectáculo deportivo como el partido de la Real Sociedad, que en esa jornada debía recibir al Tenerife en Anoeta, se atrasara un día. Pedro Soroeta informaba en su momento de que incluso el árbitro de la contienda, el navarro Andradas Asurmendi, tuvo que ser rescatado por el propio club txuri-urdin, al quedar este atascado en Andoain. El partido se disputó un día después y terminó con victoria txuri-urdin (3-0, goles de Mutiu y De Pedro). El equipo guipuzcoano llegó a las dos últimas jornadas con opciones matemáticas de entrar en Europa, pero finalmente el sueño se esfumaría una semana después.

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