La incineradora de Zubieta culmina su construcción y arranca su fase de pruebas
Se espera que la fase uno del Complejo Medioambiental de Zubieta esté operativa en su conjunto para diciembre. La planta de tratamiento mecánico-biológico ya ha recibido 12.400 toneladas de fracción resto, de las que se han recuperado para reciclar más de 815
Los hornos del Complejo Medioambiental de Gipuzkoa (CMG) ya han encendido sus motores. En otras palabras, la instalación en la que se quemarán ... los desperdicios del territorio que no se puedan aprovechar de ninguna de las formas posibles ya ha terminado su fase de construcción y ha arrancado su periodo de pruebas con el encendido de la misma. La obra de esta segunda parte de la fase uno del complejo de Zubieta finalizó en las últimas semanas de agosto y desde entonces los técnicos se encuentran revisando con detalle todas los espacios del entramado que terminará reduciendo a cenizas los residuos del contenedor gris de Gipuzkoa y produciendo electricidad en esa transformación que se realizará a más de mil grados centígrados.
Según ha podido confirmar El Diario Vasco, en los últimos días del mes pasado dio arranque la fase de pruebas preliminar y test de la planta de valorización energética (PVE), un periodo en el que los especialistas y técnicos comprueban que toda la tecnología instalada funciona adecuadamente, que todas las conexiones que van desde las parrillas donde se quemará el residuo a los tanques de filtrado y las chimeneas están a punto y que, en definitiva, el mecanismo puede echar a andar con el combustible que supone la propia basura. En esta primera fase, que se extenderá hasta mediados de octubre, no se utilizará basura y solo una vez se reciba el 'ok' podrá dar inicio el periodo de pruebas de combustión.
El calendario de puesta en marcha del CMG sigue su curso, y tras la entrada en funcionamiento de la planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB) el pasado 25 de abril, ahora se ha activado la instalación que completa la primera fase del complejo, la que tiene como fin cerrar el círculo de las basuras en el territorio, y poniendo fin a la necesidad de enviar fuera cualquier tonelada de fracción resto.
Los residuos entrarán en la PVE una vez superado su paso por la TMB, donde se recupera material reciclable que se recoge del contenedor gris y se prepara la basura restante para su incineración. En la instalación, ese combustible llegará a uno de los dos hornos idénticos dispuestos en el inicio de la cadena. Las dos parrillas quemarán en el futuro residuos de forma ininterrumpida, 24 horas al día las 365 jornadas del año. Las dos líneas dispuestas tienen capacidad para valorizar 12,5 toneladas por hora, con una «generación mínima de residuos y unas emisiones de gases inferiores a los requerimientos, siempre controlados y con una tecnología puntera en Europa».
Energía para 45.000 hogares
Ese paso por el horno reducirá en dos jornadas la materia en gases, escorias y también en electricidad, que se generará gracias al vapor de agua que se crea por las altas temperaturas registradas en el horno. Las turbinas instaladas producirán 160.000 megawatios al año, que se conducirán hasta la subestación eléctrica que se ubica en la segunda fase del proyecto, junto a las plantas de valorización de escorias y tratamiento de biorresiduos. Esa estación conectará con la red principal para abastecer a 45.000 hogares.
La cifra
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12,5 toneladas de residuos por hora pueden incinerar los hornos instalados en la planta de valorización energética de Zubieta. Trabajarán de forma ininterrumpida todos los días del año y en el proceso se generará energía eléctrica para abastecer a 45.000 familias del territorio.
Los gases, por su parte, deberán superar una importante depuración antes de salir por las chimeneas que ponen colofón a la planta y que se elevan hasta 54 metros. Y es que esos gases contaminantes obtenidos tras quemar los residuos deberán superar un sistema duplicado de limpieza. El flujo que salga de los hornos pasara por dos reactores, que actúan sobre dioxinas y gases ácidos y dos filtros de mangas, que se centran en las partículas, además de otro proceso de acción sobre NOx. Este proceso de depuración extenso busca reducir al máximo los gases contaminantes que salgan de la instalación y que, según apuntan los técnicos, generarán cuatro veces menos CO2 que los coches que cruzan a diario la N-1.
Si las pruebas pertinentes se realizan sin demora y la puesta a punto cumple los plazos, los residuos comenzarán a incinerarse en la PVE en las primeras semanas de diciembre y la instalación incrementará su operatividad paulatinamente hasta alcanzar el ritmo adecuado.
Más de 12.400 toneladas
Por su parte, la primera parte del CMG1, la planta de tratamiento mecánico-biológico continúa incrementando su actividad a marchas forzadas. Si a finales de julio la instalación ya recibía la descarga diaria de ocho camiones de fracción resto cada día, en septiembre esa media ya se ha elevado hasta los 12 trailers, cada uno con 22 toneladas de vertido crudo. GHK calcula que desde finales de abril se han podido tratar ya en dicha instalación alrededor de 12.400 toneladas de residuos, alrededor del 10% de la generación anual de fracción resto de todo Gipuzkoa.
Además, las distintas parte de la planta, esto es, tanto la de tratamiento mecánico como la del biológico, ya se encuentran operativas a un porcentaje alto, algo que no sucedía a comienzos de verano. El biosecado ya está operativo, de forma que todo el material que pasa por el proceso de cribado se extiende en una inmensa 'playa' de hormigón donde mediante un intenso contacto con el aire la basura gana propiedades de combustión y pierde alrededor del 25% de su peso. Un proceso que dura entre 15 y 20 días.
Desde GHK también destacan que de las 12.400 toneladas de fracción resto que se han tratado, se han podido recuperar para su reciclaje 815, lo que supone casi el 7% de todo el material que ha llegado al CMG.
Zubieta Lantzen tomará pruebas para medir la contaminación
La plataforma Zubieta Lantzen ha anunciado que tomará pruebas para medir la contaminación que genera el Complejo Medioambiental de Gipuzkoa (CMG). Para ello, ha contratado a dos organismos para que tomen muestras científicas antes y después de la puesta en marcha de la planta de valorización energética. La plataforma vecinal anunció el pasado jueves esa iniciativa que tiene como fin poder disponer de «datos propios» sobre los efectos de la puesta en marcha de la instalación. Zubieta Lantzen ha encomendado a la firma holandesa Fundación ToxicoWatch la investigación del suelo y del fenómeno de bioacumulación de dioxinas y furanos que se pueda dar en los árboles, arbustos y gallineros, mientras que será otra empresa vasca acreditada, la que se encargará de tomar muestras de metales pesados (Pb, Cr, Cu, Zn, Ni, As, Cd, Hg, Mn). Desde GHK explican que la propia instalación tendrá medidores de control de las emisiones y que será también Biodonostia la encargada de realizar exámenes exhaustivos y periódicos.
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