Los hosteleros de Gipuzkoa juzgan «absurda e inútil» la propuesta de Sanidad de retirar el vino de los menús

En este sentido, también concluyen que el Gobierno «pone el foco en el lugar equivocado. Si existiera un problema de alcoholismo, desde luego donde no hay que mirar es en los clientes de menú; y lo mismo si de lo que se trata es de combatir los malos hábitos alimenticios». Lamentan que «una vez más, se pone el foco en la hostelería, un sector que ya ha sido tremendamente castigado durante la pandemia y que está recuperándose a duras penas, cuando hay focos de insalubridad más evidentes y perjudiciales, como los botellones o el consumo en casa, si hablamos exclusivamente de alcohol, o los establecimientos de comida rápida y los alimentos procesados en los supermercados si lo hacemos de salud cardiovascular».

Critican asimismo que con iniciativas como esta desde las instituciones se vuelva a «infantilizar al consumidor, tratándolo como a niños, cuando ya sabe todo el mundo que el alcohol en exceso es perjudicial pero que una copa de vino o un vaso de sidra no hace más daño que un refresco o una pieza de bollería industrial».

La reacción fue unánime entre los hosteleros particulares. La asociación que los representa, Hostelería Gipuzkoa, pospuso por su parte hacer una valoración oficial a la espera de que el viernes se reúna el conjunto del sector estatal y pueda haber una declaración conjunta sobre esta cuestión.

La nueva polémica se desató ayer después de que se conociera que el plan del Ministerio de Sanidad sobre salud cardiovascular prevé, entre otras medidas, recomendar a los restaurantes que promuevan la alimentación saludable a través de sus menús y que retiren de ellos las bebidas alcohólicas. El documento se aprobó ayer en el Consejo Interterritorial de Salud, donde están también representadas las comunidades autónomas. La propuesta establece la necesidad de «colaborar con los establecimientos de restauración para promover la dieta mediterránea como modelo de alimentación cardiosaludable, sin incluir en ella el consumo de alcohol». Al mismo tiempo, Sanidad propone regular la obligación de los restaurantes de ofrecer agua del grifo gratuitamente (una medida ya vigente incluida en la recién aprobada Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular).

Tras desatarse la polémica y recibir las primeras críticas, el Ministerio aclaró en una nota que «la estrategia establece recomendaciones y no contempla prohibiciones de ningún tipo». Sanidad también recordó que el documento «se ha aprobado por unanimidad del Comité Institucional, formado por representantes de todas las comunidades, y también del Comité Científico».

Además de buscar una reducción del consumo de alcohol, la Estrategia en Salud Cardiovascular (Escav) propone potenciar la actividad física en los centros educativos, excluir de productos procesados y alcohol las máquinas de 'vending', y luchar contra la comida basura, regulando la publicidad de alimentos, bebidas no saludables y alcohol y abaratando, a través de políticas fiscales, la cesta de la compra de los productos que conforman la dieta mediterránea.

La Sociedad Española de Cardiología, el Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar, la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria y cardiólogos a título individual han participado en esta estrategia contra las enfermedades cardiovasculares, que en 2019 afectaron al 9,8% de la población en España y que constituyeron la primera causa de muerte, un 27,9% del total, por delante de los tumores (27%) y las enfermedades respiratorias.

Aunque la prohibición de vino, sidra y cerveza en los menús queda por tanto descartada por ahora, la sola propuesta cayó como un jarro de agua fría entre los hosteleros. Iñaki Galarza, del Café Irun, considera un «sinsentido» fijarse en la bebida de los menús y subraya que según estudios internacionales España es el cuarto país del mundo en longevidad y el 27º en consumo de alcohol. «A pesar de la fama, se demuestra que el exceso de consumo es mayor dentro de los hogares que a nivel social. Están errando el tiro».

En la misma línea, Iker Zabaleta, del Aratz de Donostia, apunta que «si quieren combatir los problemas cardiovasculares, que se fijen más en el tipo de comida que se ofrece en algunos establecimientos de comida rápida o donde sólo se sirven alimentos procesados que en si nuestros comensales toman una copa de vino o un vaso de sidra. Nosotros tenemos productos naturales y de temporada, y una copa de vino no va a perjudicar a nuestros clientes», remarca. Añade además que «el perfil del cliente de menú ha cambiado mucho. Más del 95% bebe con moderación y ha desaparecido en este tipo de consumo la tradición de la copa o chupito tras la comida».

En la misma línea, David Vega, del Baluarte donostiarra, apuesta por «educar a la juventud y fijarse en otras fuentes de insalubridad que en la copita de vino en un menú». «Con lo que hemos pasado, ¿no tiene Sanidad otros ámbitos donde meter mano?», se pregunta.