«Todo el Hospital Donostia se ha volcado con Paiporta»

Detrás de esta iniciativa solidaria está la paiportina Lorena Codesido, que desde hace más de una década vive en Gipuzkoa y trabaja en el Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa de Osakidetza, en la capital guipuzcoana. «Cuando ocurrió lo de la DANA mucha gente del hospital empezó a ponerse en contacto conmigo porque sabía que yo era de uno de los pueblos afectados, y a una compañera se le ocurrió el tema de donar una serie de camas que se iban a cambiar y que se podrían llevar allí, a Paiporta», explica.

Sin tener «ni idea de transportes, ni de trailers, ni de nada de eso», Codesido se puso manos a la obra y comenzó a contactar con varias empresas para realizar la logística del traslado del material y con los destinatarios de esas camas articuladas, dirigidas especialmente a personas mayores con movilidad reducida. «No quería que las camas se quedasen allí en alguna nave y, como yo vengo de una familia de tradición muy fallera, escribí por el grupo de Whatsapp que tenemos para preguntar quién podría necesitar este tipo de ayuda», sostiene. Tras contactar prácticamente «uno por uno», la paiportina ya ha cerrado un total de 19 familias a las que se les hará entrega de una de las camas donadas desde el Hospital Donostia y, además, «unos amigos que tienen un pequeño camión se van a encargar de repartir las demás».

Los dos trailers con el cargamento salieron el lunes al mediodía desde la ciudad sanitaria donostiarra destino Paiporta, donde está previsto que esta mañana lleguen hasta sus nuevos dueños. «Estoy supercontenta porque sé que las camas van a ir a un buen destino. Es un pueblo pequeño y allí nos conocemos todos, y están muy felices. La verdad es que todo el hospital se ha volcado con esta ayuda», expresa con infinito agradecimiento a sus compañeros. «Incluso el primer día la gente venía a darme dinero. Uno me dio 150 euros y con eso me fui a comprar un montón de botas que llevé a Paiporta», ejemplifica.

Y es que aunque viva a casi a 600 kilómetros de distancia de la localidad que la vio nacer, la trabajadora de Osakidetza sigue muy de cerca lo que está pasando en su pueblo, donde va «cada semana». En ese sentido, confiesa que «hace falta mucha ayuda todavía, los sótanos y las plantas bajas continúan llenas de fango y barro, y nadie se ha puesto en contacto con ellos. Toda la ayuda que han recibido y que se está recibiendo en el pueblo es de gente particular. Es todo una odisea, no hay agua caliente, no puedes ir a los supermercados a comprar algo de comida porque, o están arrasados o las calles están intransitables y no tienes cómo acceder a ellos».

Casi un mes después de la gota fría, Codesido sostiene que los vecinos «empiezan ahora a ser conscientes de lo que ha pasado, de que han perdido prácticamente todo. Y todo esto ahora va a empezar a traer cola a nivel sanitario, hay ratas por las calles, respiras una especie de barro...», radiografía la paiportina antes de lanzar un mensaje final de esperanza. «Pero nosotros somos gente dura y cabezota. Saldremos de esta seguro».