La variante del Topo se une bajo el centro de Donostia y estará excavada para septiembre
El cale entre el túnel que llega desde la playa de La Concha y el que viene desde Morlans se produjo este miércoles tras siete años de trabajos en el subsuelo donostiarra
Abrazos, aplausos y hasta confetis. La variante soterrada del Topo en Donostia dio ayer un paso de gigante para ser una realidad en el plazo ... de dos años al materializar la unión (denominada como cale) entre los dos frentes del túnel principal que dará servicio a los trenes de Euskotren: el que se ha excavado desde la zona de Morlans, por un lado, y el que llega desde la actual estación de Lugaritz y pasa por debajo de la playa de La Concha, por otro. En toda obra subterránea el cale entre los dos extremos de un túnel tiene un gran peso simbólico, y el de este miércolos, a 40 metros de profundidad en pleno Centro de San Sebastián, no fue una excepción. Sobre todo, porque se concretó prácticamente en el mismo punto -cerca de Miraconcha- que en junio de 2020 hizo que todo el proyecto se tambaleara por la aparición de unos socavones en la calle Zubieta. Aquel incidente provocó un parón de dos años en las excavaciones bajo el Centro y ralentizó los trabajos una vez que se retomaron en mayo de 2022, pero el hito marcado ayer permite ver una gran luz al final del túnel. Hasta el punto de que se prevé que los 4,2 kilómetros de la pasante soterrada, con sus tres nuevas estaciones subterráneas, estén totalmente excavados para septiembre. La puesta en marcha de la infraestructura, por su parte, se espera para principios de 2026.
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Este periódico adelantó hace dos semanas que apenas quedaban 30 metros para unir ambos extremos del túnel bajo el Centro de Donostia y ayer el consejero de Transportes, Iñaki Arriola (PSE), fue el encargado de culminar el cale subterráneo a la altura de la confluencia de las calles Easo y Arrasate. El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV), tampoco quiso perderse este paso clave en una obra que no ha estado exenta de polémica desde sus inicios y que ha provocado innumerables incidencias en barrios como el Centro, El Antiguo o Benta Berri. Ahora que se vislumbra el final de los trabajos, ambos dirigentes coincidieron en señalar que la variante soterrada supondrá «una revolución» para el transporte público de Donostia y de todo Gipuzkoa.
Han sido necesarios siete años de intenso trabajo -las obras comenzaron en 2017- para conseguir la unión de los dos extremos de la pasante ferroviaria Lugaritz-Easo, que consta de 4,2 kilómetros de longitud. El cale se produjo en el extremo norte de la futura estación subterránea Centro-La Concha, aproximadamente a la altura del cruce entre las calles Easo y Arrasate, en el subsuelo donostiarra a 40 metros de profundidad.
La alegría se desbordó entre los representantes institucionales y los trabajadores de la obra cuando, hacia las 10.00 horas, la máquina rozadora perforó la última lámina de roca que quedaba por excavar. Obreros que trabajaban en uno y otro frente pasaron entonces por el boquete generado por la rozadora y se fundieron en un sentido abrazo, ante el aplauso de las autoridades presentes, que incluso brindaron con cava por este hito decisivo en la obra. Algunos trabajadores lanzaron confetis a modo de celebración.
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Por el momento, la caverna de la futura estación Centro-La Concha se ha horadado solo en su parte superior (lo que se denomina 'en avance'), y en los próximos meses se acometerá la zona inferior. El consejero Arriola avanzó que «todas las excavaciones de la variante soterrada de Donostia finalizarán el próximo mes de septiembre». En ese momento se dará por concluida la obra civil de la pasante y se podrá acometer la 'fase de instalaciones' (colocación de la vía, de la catenaria, señalizaciones, etc.).
Desde Euskal Trenbide Sarea (ETS), el organismo público dependiente del Departamento de Transportes encargado de la construcción de la variante soterrada del Topo, habían llevado con «cautela» los últimos avances en una obra que en junio de 2020 tuvo que paralizarse parcialmente después de que apareciera un socavón en los alrededores de la calle Zubieta. Los trabajos cerca de la playa de La Concha se reanudaron en mayo de 2022, pero desde entonces se optó por excavar «a un ritmo bajo de unos 6 metros al mes» para evitar nuevos contratiempos. Se ha avanzado «con pies de plomo para garantizar la seguridad», aseguran desde ETS. Esa labor silenciosa concluyó con el descorche del cava en el subsuelo donostiarra, segundos después de que se realizara el cale. La sensación general era que lo más difícil de la obra ya está superado y que ahora solo falta la puesta a punto de la infraestructura para que lo que también se ha conocido como 'metro de Donostialdea' sea una realidad. La pasante ya está construida al 97%.
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El tramo Lugaritz-Miraconcha está totalmente finalizado desde junio de 2022, mientras que el tramo Easo-Centro está culminado al 98%. Para completar el 2% restante de la obra civil faltarían rematar la estación Centro-La Concha y los tres cañones que darán acceso a esta terminal: el de la plaza Xabier Zubiri (junto al hotel Londres) ya está 'calado' con la futura terminal, el de la calle Loiola está a punto de unirse, y el de San Bartolomé se está preparando pero no se ejecutará totalmente hasta que el Ayuntamiento defina urbanísticamente el cerro.
Quedan por acometer únicamente la excavación del hueco del ascensor que saldrá directamente a la confluencia de la calle Easo con Arrasate, y la finalización de los pilotes para la ventilación de emergencia de la calle San Bartolomé. «La próxima primavera» podría concluir la urbanización de todas las zonas afectadas por las obras en el Centro.
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La estación de Easo, avanzada
Por su parte, la futura estación soterrada de Benta Berri está totalmente acabada con sus dos accesos incluidos (desde las calles Matia y Bertsolari Xalbador), mientras que la futura estación soterrada de Easo (que sustituirá a la actual en superficie) está construida y se está procediendo a su revestimiento con paneles vitrificados. Tras el cale del túnel bajo el Centro, la comitiva institucional visitó la futura estación de Easo, que ya presenta una imagen muy similar a la que tendrá cuando sea inaugurada, a falta de instalar las vías, la catenaria y demás elementos.
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La nueva terminal de Easo, que sustituirá a la estación en superficie que actualmente hace de fondo de saco, tiene la caverna concluida y ya se están montando las 'mezzaninas' o vestíbulos. El cañón de acceso a esta estación se realizará en primera instancia a través de la calle Autonomía, cuya excavación está concluida, adonde también se podrá llegar a través de un nuevo ascensor con doble parada en las calles Salud y San Roke. El acceso desde el paseo de Errondo, por su parte, se ejecutará una vez que la variante soterrada entre en funcionamiento, porque hacerlo ahora obligaría al corte del servicio ferroviario que llega hasta Easo.
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La idea es que la fase final de las obras no afecte al tráfico habitual del Topo y con esa intención hace tres semanas comenzaron unos trabajos en la zona de Morlans, donde la línea actual empalmará con la nueva variante. En el otro extremo de la variante, en la zona de Lugaritz, esa conexión ya se hizo de forma soterrada, mientras que en Morlans se hará en superficie, lo que obligará a ganar terreno al Paseo de Errondo (a la altura de la gasolinera) para mover la vía de forma provisional y mantener el tráfico ferroviario hasta hacer el entronque.
Las obras de la pasante soterrada del Topo comenzaron en 2017 y, en un primer momento, se preveía que finalizaran para 2022. Ahora los plazos más realistas apuntan a principios de 2026.
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