Doble desgracia
En el verano de 1945, a unas familias de Oiartzun les robaron mientras se les incendiaba la casa
Fue, en principio, un incendio menor el que se declaró hace ochenta años en un «desván gatero» de Oiartzun. Sin embargo, se complicó de tal ... manera que asombran sus pormenores.
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Encontramos la crónica dentro de las informaciones locales que agrupaba DV bajo el epígrafe de 'Información de la Provincia' en su edición del 2 de agosto de 1945.
Aquel incendio comenzó como tantos otros, según la crónica publicada entonces…
«A las cinco de la mañana se declaró un incendio en el desván gatero de la casa 'Kabiya', sita en el casco del pueblo y propiedad de don José Aguinagalde. Tanto el vecindario, como la Policía Armada y la Guardia Civil llegaron prestos al lugar del siniestro coadyuvando con arrojo a sacar los enseres y a sofocar las llamas que amenazaban por momentos hacerse dueñas del segundo piso».
La situación reflejaba lo que fue típico durante décadas en Gipuzkoa. El servicio de bomberos era tan limitado que en primera instancia eran los vecinos, los policías o quienes pudieran los que se ponía a intentar frenar las llamas con la mejor voluntad.
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Manguera reventada
En aquel caso de Oiartzun, ya les adelantábamos que cargado de incidencias, no hubo suerte, según informaba el anónimo corresponsal del diario…
«De no haberse reventado una de las mangas –precisamente la más nueva– a consecuencia de la excesiva presión recibida al ser cortadas las salidas de agua a los barrios, hubiera sido sofocado prontamente el incendio».
Se reventó una de las mangueras utilizadas y «este contratiempo contribuyó a que se reavivaran las llamas y pusiera en peligro todo el edificio».
Entonces hicieron lo que en la actualidad habríamos hecho al principio...
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«Se llamó al Parque de Bomberos de la capital, merced a cuya labor los perjuicios no fueron mayores».
Aprovechando la confusión
Las familias residentes en la casa 'Kabiya' de Oiartzun recibieron un doble golpe. Junto a la destrucción de parte del inmueble, sufrieron la inesperada acción de… ¡los cacos!
«Es doloroso tener que recordar a los desaprensivos que valiéndose del pánico y de la confusión que se produjo se dedicaron a robar cuanto pudieron a esas honradas familias obreras, que sus maniobras deleznables fueron advertidas por alguien y que casos como estos son duramente castigados por la ley».
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«Desaprensivos» y «deleznables» parecen adjetivos suaves para aquellos crueles aprovechados de la desgracia ajena.
En DV, aquel 2-VIII-1945, apenas podían añadir: «Esperamos la rápida reconstrucción de la parte afectada. Así lo requieren las cuatro familias que han quedado sin hogar».
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