«Hice lo que pude para que no me violara»
La Fiscalía de Gipuzkoa solicita penas que suman 18 años y 6 meses de prisión para un acusado de agredir sexualmente y maltratar a su expareja
La Fiscalía de Gipuzkoa solicita penas que suman 18 años y 6 meses de prisión para un hombre acusado de violar y maltratar a su ... expareja. En la primera sesión del juicio celebrada ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, el acusado negó los hechos, en tanto que su excompañera ratificó íntegramente el contenido de la denuncia que interpuso hace dos años. «Me insultaba, me llamaba 'come-mierda'; decía: 'te gusta que te violen' o 'vas a ser siempre mi mujer'», declaró la víctima.
La acusación fiscal sostuvo que desde el inicio de la relación de pareja, el acusado, «de manera continuada, sistemática y persistente», propinó a la mujer bofetadas, empujones, a la vez que la zarandeaba y la agarraba fuerte de los brazos, mientras le dirigía expresiones como «eres una hija de puta», «ni tus hijos te quieren», «eres una mierda y no vales para nada» o «si te veo con un hombre, te voy a matar». El ministerio público precisa que todo ello lo hacía para «imponer su voluntad y su posición de dominio».
La acusación detalla en su escrito de conclusiones provisionales varios episodios agresivos, como los acontecidos en 2011 cuando una de las veces la agarró con fuerza por el pecho en el dormitorio del domicilio, y otra en la que le sujetó con los brazos, tras lo cual la empujó contra la pared, lo que le produjo hematomas en las muñecas.
Sin embargo, el más grave de los ataques tuvo lugar un día «indeterminado» de la primera semana del mes de enero de 2017 cuando el acusado, según sostiene la Fiscalía, se abalanzó sobre su expareja que estaba sentada en un sillón de la sala. Seguidamente, «con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales», se colocó encima de ella, le bajó el pantalón y la ropa interior y consumó la agresión.
«Yo quiero y lo vas a hacer»
«Me propuso mantener relaciones sexuales, y yo le dije que no, pero él insistió. Dijo: 'yo quiero y lo vas a hacer'. Con una mano me sujetó de los brazos y con la otra me quitó la ropa. No podía hacer nada, tenía la rodilla lesionada y apenas podía moverme. Hice lo que pude para que no continuara», relató la víctima.
La mujer manifestó que unos días después de estos hechos, el hombre volvió a abalanzarse sobre ella y la «empotró» contra una puerta, tras otros episodios violentos después de que le pidiera que se fuera de casa porque sabía que le había hecho algo «que no era correcto».
La víctima explicó que los malos tratos y las agresiones verbales y físicas se sucedieron con asiduidad durante el tiempo que convivieron en el mismo piso en San Sebastián. Manifestó que las relaciones se mantuvieron durante un año aproximadamente, tras lo cual el procesado dejó la vivienda y pasó a residir en casa de un hijo de ella, donde «cuidó de mi nieto porque en aquellas fechas se encontraba sin trabajo».
«Me insultaba, me llamaba 'come-mierda', decía que me gustaba que me violaran»
El acusado niega los hechos y afirma que las relaciones fueron siempre consentidas
La víctima afirmó que a partir de 2014 volvieron a compartir piso, esta vez en Errenteria. «Vino a vivir con nosotros porque se lo pidió a mi hija. Le dijo que no tenía adónde ir, que se quedaba en la calle».
La mujer afirmó que el acusado tenía un «problema con la bebida, aunque era cumplidor con el trabajo y los gastos del piso».
Relación consentida
El acusado, por su parte, negó los hechos. Afirmó que todas las relaciones sexuales que llegó a mantener fueron «abiertas» y con el consentimiento de la mujer.
El inculpado, no obstante, admitió que la relación entre él y la víctima era conflictiva y que discutían frecuentemente, en buena parte motivado por los celos que él sentía ante las posibles relaciones que ella pudiera tener con otros hombres. No obstante, manifestó que nunca la agredió y que las lesiones o hematomas que presentaba la mujer se pudieron producir en el transcurso de los forcejeos durante las discusiones cuando él intentaba evitar que ella le golpeara o arañara.
El acusado sostuvo que la mujer tenía hacia él una animadversión derivada de las sospechas que ella albergaba respecto a que el acusado había mantenido una relación afectiva con la esposa de su hijo y le atribuía la paternidad de su nieto.
En la vista testificaron dos hijas de la víctima que reconocieron haber visto a su madre con hematomas en el cuerpo. Una de ellas sostuvo que fue testigo de las disputas que la pareja tenía. Asimismo, afirmó que el estado anímico de su madre había sufrido un notable deterioro en los días anteriores a la interposición de la denuncia. «Estaba como ida», dijeron, situación que atribuyeron a la violación de la que presuntamente había sido objeto.
La Fiscalía imputa al acusado un delito de violación, otro de maltrato habitual, tres más de maltrato no habitual, un delito continuado de amenazas leves y otro de injurias. En total, reclama penas que suman 18 años y seis meses, de los que doce son por la supuesta agresión sexual. En el proceso está también personada la víctima, que ejerce la acusación particular y que demanda 17 años de cárcel y 6.000 euros de indemnización.
El juicio continuará hoy con declaraciones de testigos y peritos, y con los informes finales.
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