«Si le haces la 'croqueta' a un delfín le puedes romper las aletas»

Jon Hidalgo, de Verballenas, explica que el varamiento «es cuando un animal marino llega a la orilla» por diversas razones, la mayoría de ellas lejanas al comentario 'terminó en tal playa porque estaba desorientado' que es habitual escuchar. El motivo principal se debe a que «el animal está enfermo y debilitado, lo que le lleva a una imposibilidad de autoalimentarse».

El enfermar, al igual que en el ser humano, es también parte del día a día de los animales. Lo normal es que mueran sin que nos enteremos, cayendo al fondo del mar, como ha sucedido con el tiburón peregrino avistado el pasado domingo en Zarautz y hallado muerto esta semana en Getaria. Lo que es menos habitual es que esos animales terminen varados. La Red de Varamientos de Euskadi, formada por el voluntariado científico, actuó en 39 varamientos en 2023, entre los que se encontraron veintiocho cetáceos, diez focas y una tortuga. Hidalgo explica que «lo que suelen llegar son animales muertos, y muchos de los que llegan vivos van a estar muertos en poco tiempo».

El curso de esta tarde en Getaria está dirigido a los que llegan vivos y a un público como el de los trabajadores de la Cruz Roja, agentes de Guardia Municipal o Guardia Civil, pero también a aficionados al buceo y gente interesada en el tema.

Lo primero que se debe hacer cuando uno se encuentra con un animal marino varado es llamar al 112, y es SOS Deiak la que activa la Red de Varamientos de Euskadi. A partir de ahí, todo depende del tamaño del animal, pero «si nos encontramos con un delfín de metro y medio nuestra tendencia es la de devolverlo inmediatamente al agua», aunque el problema no se soluciona al completo porque «si el animal ha llegado a la orilla es porque tiene un problema, y lo más típico y clásico es que vuelva a varar».

Por eso mismo, y como en Euskadi no existe un centro especializado que pueda acoger a este tipo de animales enfermos, la actuación de los especialistas se dedica a tratar de que el animal esté «confortable, humedeciendo la piel o metiendo al animal en el agua».

Para esto último hay una indicación que no se debe seguir bajo ningún concepto, que es la de «no hacer rodar al animal. Si le haces la 'croqueta' a un delfín le puedes romper las aletas pectorales. Es una brutalidad que solemos ver porque una persona no puede coger un cetáceo de tamaño medio y llevarlo al agua sola. Lo que hay que hacer es ponerlo en una especie de hamaca y acercarlo al agua». Esta técnica se enseñará en el curso de esta tarde con la ayuda de la maqueta de un delfín de tamaño natural, para que los asistentes puedan aprender cómo mover el animal.

Sin embargo, encontrarse con un animal marino en la orilla no siempre significa que esté varado. Es lo que sucede con las focas. «No son varamientos técnicos porque están en perfecto estado. Se alimentan y pueden dormir en el agua, pero también necesitan estar fuera de ella para secar su pelaje, acicalarse y reposar», y es en esos momentos de asueto cuando el humano entra en acción. «Las focas pasan muchas horas fuera en los sitios que pueden estar tranquilas, pero aquí desgraciadamente no tienen esa oportunidad porque al poco de aparecer ya está el humano ahí», por eso expresa que «no debemos acercarnos para hacerles fotos, y menos con perros. Muchas de las focas que aparecen en nuestra costa son atacadas por perros de gente que no los tiene controlados».

Sin salirnos del agua y aprovechando el viaje de la delegación gallega a Gipuzkoa, CEMMA ofrecerá a las 19.00 horas en el salón de Pagoeta del club de montaña de Zarautz una conferencia sobre las orcas y sus interacciones con los veleros, un comportamiento «disruptivo» que están manteniendo desde hace unos años y que ha despertado la preocupación social.