Era un pueblo de los alrededores de Oxford, no recuerdo más. En la calle principal, el rótulo luminoso de un restaurante enorme decía, traducido, algo ... parecido a Estación de Nutrimiento. Me acerqué a los ventanales, eché un vistazo y comprobé que los platos que abarrotaban las mesas respondían literalmente a lo prometido. Aquello era un comedero donde se limitaban a nutrir, a proporcionar al organismo las sustancias que necesita para realizar sus funciones.
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Alimentarse es una necesidad vital pero cocinar es consecuencia de la curiosidad. Desde el primer ser humano que, empujado por el hambre, arrancó una concha rugosa y fea pegada a la roca y probó la textura chiclosa de su interior, hasta el plato de lapas y su jugo con sidra, apio nabo y anisados que sirve Nacho Manzano en Casa Marcial han transcurrido miles de años y millones de preguntas.
La cocina, como experiencia creativa, nace de la capacidad de asombro. La persona que se sorprende ante lo que no sabe se hace consciente de su ignorancia y, en su reconocimiento, despierta el deseo voraz de buscar, de investigar, de probar y ensayar para lograr saber más.
Mañana comienza en el Kursaal la 25 edición de SS Gastronomika, el congreso de cocina más influyente de Europa. Los chef más prestigiosos del mundo hablarán de ingredientes y cocciones, de utensilios y tiempos, pero no se engañen. Lo que se alimenta en estas charlas es la curiosidad y el apetito que buscan saciar es el hambre de saber.
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