No debería sorprenderme tanto. Los caramelos para la tos llevan en las farmacias más de un siglo, desde que Manuel Juanola creó, en su botica ... del barrio de Gracia, una pastilla de regaliz, eucalipto y mentol con forma de rombo. Los Werther Original o las Ricola también se venden en farmacias desde hace más de cien años. Y aún así, me sorprendió la primera vez que vi en una farmacia unas gominolas de melatonina que ayudan a dormir. Ahí descubrí que las decenas de gominolas de melatonina que han surgido el último año son sólo la punta del iceberg de un mercado floreciente. Las hay de biotina para fortalecer el pelo y las uñas y de zinc para lucir una piel brillante. Hay chuches con ácido fólico para favorecer el desarrollo del feto durante el embarazo y gomitas de ácido hialurónico y colágeno que reducen las arrugas.
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Las gominolas son las nuevas estrellas del mercado de complementos vitamínicos, nutricionales y estéticos. La razón de su éxito no es una eficacia mayor sino un formato más agradable que endulza el paladar pero también edulcora la realidad. Una píldora es una medicina pero una gominola con forma de osito de peluche de color rojo brillante y sabor a sandía parece inofensiva. La adolescencia ya no es una etapa biológica en nuestro crecimiento, es un estilo de vida. Los niños adultos de hoy ni siquiera aceptamos que un jarabe tenga un sabor desagradable. Pero cuidado, porque ésta es la prueba de que, disfrazada de chuche, nos pueden hacer tragar cualquier cosa.
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