El Gobierno Vasco frena la tasa turística que reclaman Gipuzkoa y San Sebastián

El escenario es el siguiente. A un lado se encuentran la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia, que abogan por implantar la tasa al considerar que la creciente llegada de turistas hace a todas luces necesario este gravamen. Ahora bien, cada uno con sus matices. La administración local defiende a capa y espada que la recaudación debería de ser municipal y los fondos deberían destinarse a sufragar los gastos de mantenimiento que genera el volumen de turistas que llegan a la capital guipuzcoana. En la institución foral, la cartera de Turismo acaba de pasar de manos socialistas a manos jeltzales tras las últimas elecciones, por lo que su postura, aunque favorable, no ha sido del todo detallada.

No obstante, cada vez que unos y otros levantan la mirada tienen enfrente (aunque no enfrentado) a todo un ejército formado por el sector turístico de Euskadi y el resto de ayuntamientos y diputaciones vascas.

El argumento principal del resto de consistorios es que sus niveles de visitantes no precisan de una tasa que grave las estancias o que, simplemente, no les interesa la propuesta; mientras que el sector del alojamiento se escuda en que si son los excursionistas de día los que más congestionan las ciudades, por qué motivo hay que 'penalizar' a quienes pernoctan.

Hasta la fecha, el Ejecutivo vasco había mantenido una postura prudente, respetando los tiempos y manteniendo las reuniones pertinentes en la Mesa de Turismo con Eudel y los distintos agentes. Consciente de que la realidad turística de unas localidades nada tiene que ver con la de otras, el Departamento de Turismo del Gobierno Vasco planteó incluso la posibilidad de que cada ayuntamiento decidiera de manera voluntaria si ponerla en marcha o no. El planteamiento no tenía otro objetivo que tratar de satisfacer a todas las partes, a sabiendas de que si las posturas se colocaban sobre una balanza, los contrarios a la tasa iban a ganar por goleada.

Sin embargo, Josu Erkoreka dejó claro ayer que el consenso parece haberse revalorizado y que estas cuestiones deben acordarse de manera «coordinada» tanto con el sector, como con las instituciones que tienen competencia en la materia. El portavoz del Gobierno Vasco hizo estas declaraciones en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, en el cual se debía emitir un veredicto sobre la Proposición de Ley presentada por Elkarrekin Podemos para implantar en Euskadi un impuesto sobre las estancias turísticas. Y su posicionamiento fue contrario a la iniciativa.

Los argumentos, dijo el portavoz, son dos. Por un lado, «la deficiente regulación técnica» de la proposición de Podemos «que además ha de tramitarse en un contexto de cooperación interinstitucional que necesariamente tendría que ser cobrada por los ayuntamientos que no han participado en su tramitación ni en su elaboración». Y por otro lado, porque se trata de una medida que «no cuenta con el aval en absoluto del sector», quienes consideran que sería «perjudicial para su desarrollo». Erkoreka se refirió a ambos argumentos, como «dos motivos nada desdeñables para hoy por hoy rechazar la iniciativa». Así subrayó que «implantar una tasa generalizada desde el Gobierno, sin el consenso con las diputaciones y ayuntamientos, sería contradictorio con nuestro modelo tributario basado en el acuerdo».

Estas declaraciones llegan un mes después de que la Diputación Foral de Gipuzkoa incluyera en el acuerdo de Gobierno, firmado por PNV y PSE, su compromiso a «contribuir al establecimiento de una ecotasa turística que revierta a manos públicas parte de los beneficios que reporta la actividad turística». Fuentes de la institución foral señalaron ayer a este periódico que comparten con el Ejecutivo que «una modificación tributaria de este tipo requiere del consenso de los tres niveles institucionales». Pero, en cualquier caso, deberá establecer si su prioridad es cumplir lo pactado o bien, ceder a la voluntad de la mayoría.

En cualquier caso, la consejería de Turismo, retomará en septiembre el debate con nuevas caras entre los representantes de Eudel, y las capitales y las diputaciones vascas. Será entonces cuando las cartas vuelvan a ponerse sobre mesa.