Un camión de la mancomunidad de Sasieta recoge la basura en Zumarraga. MARISOL FERNÁNDEZ

Gipuzkoa cierra el círculo de las basuras con la estación de transferencia de Beasain

El consorcio de residuos pone este lunes la primera piedra del punto de intercambio de Sasieta, la última infraestructura prevista en el Pigrug tras el fin de los vertederos

Miguel Ángel Mata

San Sebastián

Lunes, 19 de septiembre 2022

El antiguo vertedero de Sasieta, en Beasain, simbolizará este lunes el cambio radical que ha experimentado Gipuzkoa en los últimos años en el ámbito de la gestión de los residuos urbanos. Los antiguos depósitos que, como este, almacenaban miles de toneladas de desechos domésticos, han dado paso a sistemas de recogida selectiva, una apuesta decidida por el reciclaje, y un tratamiento final de la basura no aprovechable más limpio y eficaz en el llamado Complejo Medioambiental de Zubieta, donde se recupera lo último recuperable y se quema en la incineradora lo no reutilizable .

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El fin de los vertederos obligó a definir un nuevo modelo de tratamiento de las basuras en el territorio, que queda reflejado en el Plan Integral de Gestión de los Residuos Urbanos de Gipuzkoa (Pigrug). Y es aquí donde cobran importancia Sasieta y el día de este lunes.

El diputado de Medio Ambiente de Gipuzkoa, José Ignacio Asensio (PSE); el director del consorcio de residuos (GHK), César Gimeno; y la presidenta de la Mancomunidad de Sasieta y alcaldesa de Beasain, Leire Artola (PNV), pondrán este lunes, en el lugar que hace años albergaba el vertedero, la primera piedra de lo que será la futura estación de transferencia de residuos de Sasieta. Una instalación que servirá para que los camiones de la mancomunidad que recogen la basura en pueblos y ciudades depositen esos desperdicios, que serán entregados a otros de GHK de mayor tamaño que los trasladarán a Zubieta o al punto donde recibirán su último tratamiento.

El simbolismo del acto recae en que el nodo de Beasain es la última infraestructura que queda por construir de las previstas en el Pigrug para los residuos urbanos y, por tanto, la última instalación de la nueva era de las basuras en Gipuzkoa.

Además de los vertederos, atrás quedan ya los tiempos en los que, ante la falta de infraestructuras de tratamiento final de las basuras tras la decisión de la Diputación entonces liderada por Martin Garitano (Bildu) de paralizar la construcción de la incineradora, Gipuzkoa se vio obligada a exportar su basura a territorios vecinos como Bizkaia, Cantabria, Navarra e Iparralde. Fueron miles de camiones trasladando 630.390 toneladas desde 2016 hasta febrero de 2020 que tuvieron un coste de 47,6 millones de euros. Esto es, 75,6 euros por tonelada.

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El panorama es este lunes bien distinto. La basura hace ya más de dos años que dejó de ser un problema con la implementación de las instalaciones contempladas en el Pigrug, con la incineradora y el resto de infraestructuras de Zubieta como punta de lanza.

120.000 toneladas en Zubieta

Desde 2016, tras el retorno un año antes de PNV y PSE a la Diputación y con Asensio al frente de Medio Ambiente, Gipuzkoa ha puesto en marcha una planta de compostaje en Epele (Bergara), una de separación de envases en Legazpi –complementaria a otra en Urnieta– y todas las instalaciones de Zubieta: una planta de recuperación de materiales, una de biosecado, la incineradora, una planta para el tratamiento de escorias, y otra de biometanización.

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A estas hay que sumar una extensa red de garbigunes (puntos limpios) en las principales localidades del territorio, donde los ciudadanos pueden depositar sus desechos de forma selectiva.

LAS CIFRAS

  • 120.000 toneladas de basura llegaron al Complejo Medioambiental de Zubieta el año pasado.

  • 6.380 de esas toneladas fueron recuperadas a las puertas de la incineradora por tratarse de residuos reciclables o reutilizables.

  • 111.000 toneladas acabaron siendo incineradas tras recuperar una parte y el proceso de biosecado.

  • 11.000 toneladas de envases fueron tratadas en la planta de Legazpi, de las que 3000 eran rechazos irrecuperables y fueron derivadas a Zubieta.

  • 16.500 toneladas se gestionaron en la planta de compostaje de Epele (Bergara) De esa cantidad, 10.000 toneladas eran residuos orgánicos y 6.500, podas municipales.

  • 329.177 toneladas tiramos los guipuzcoanos a la basura en 2021. El 60% fue a reciclaje.

  • 55% es la tasa de reciclaje de Gipuzkoa, lo que supone haber alcanzado el objetivo para 2025.

Ahora le llega el turno a la estación de transferencia de Beasain, que se suma a la que ya existe en Elgoibar, y que tiene como objetivo optimizar la gestión del traslado de la basura, evitando que los camiones de recogida domiciliaria deban recorrer largas distancias hasta su destino final.

Un último eslabón, capaz de gestionar 18.000 toneladas al año, que completa una vasta red de infraestructuras que permiten a Gipuzkoa ser autosuficiente en la gestión de sus residuos.

En 2021, el complejo de Zubieta recibió más de 120.000 toneladas de basura, de las que en la planta de recuperación se rescataron para reciclaje 6.380 y 116.000 fueron a la planta de biosecado. Tras ese proceso, que permite reducir la masa de los desechos que acaban siendo incinerados, terminaron en la incineradora 111.000 toneladas. A continuación, la planta de tratamiento de escorias gestionó 26.000 toneladas, y la de biometanización, 36.000.

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Respecto a los envases, la planta de Legazpi gestionó 11.000 toneladas, de las que 3.000 eran rechazos irrecuperables y no reutilizables. y fueron derivadas a Zubieta. En Epele, por su parte, se trataron 10.000 toneladas de residuos orgánicos y 6.500 de podas municipales.

Récord de recogida selectiva

Además de conceder independencia en la gestión de los residuos, el otro gran éxito del Pigrug ha sido facilitar un aumento significativo de la tasa de recogida selectiva y, gracias a ello, que se haya disparado la de reciclaje. El año pasado, de las 329.177 toneladas que los ciudadanos tiramos a la basura, 197.537 (el 60%) pudieron ser rescatadas. La amplia mayoría (191.157) se recuperó a través de los conocidos contenedores de colores (azul para papel y cartón, verde para vidrio, marrón para orgánico...), y las otras 6.380 a las puertas de la incineradora tras haber sido erróneamente depositadas en la basura genérica. En 2015, la tasa de recogida selectiva era del 49%, once puntos menos.

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