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Un hombre se enfrenta a elevadas penas de prisión por varios delitos cometidos presuntamente sobre su pareja. Está acusado de violación, abuso sexual, maltrato en varios grados y vejaciones continuas e injustas. La Fiscalía de Gipuzkoa reclama para el acusado un total de 18 años ... de cárcel por un delito de agresión sexual (8 años), otro de maltrato habitual en el ámbito de la violencia de género (8 años), dos delitos menos graves de maltrato (7 meses cada uno), un delito de maltrato habitual (10 meses) y otro leve de vejaciones. El juicio arranca hoy en la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa y se alargará hasta este miércoles.
La acusación pública se basa en diferentes hechos y circunstancias que habrían tenido lugar en el marco de una relación en la que el procesado habría ejercido «una posición de dominio y abuso de poder» sobre su novia en los seis meses largos en los que fueron pareja entre 2019 y 2020, y también con posterioridad en encuentros puntuales. Así, el varón se valía «de la significativa diferencia de edad» existente entre ambos para situar a la joven «en una posición de sometimiento y subordinación» que a él le permitía satisfacer «sus deseos y apetencias sexuales, sin resistencia» ni oposición por parte de ella, según precisa el escrito de conclusiones provisionales elaborado por el fiscal, al que ha accedido este periódico.
El texto recoge que era «habitual» que el encausado, cuando se enfadaba o ella no hacía «lo que él quería», profiriera expresiones «como 'no vales para nada', 'eres una inútil', 'payasa', 'puta', 'hija de puta', 'tonta' o 'gilipollas».
Asimismo, cuando ambos mantenían relaciones sexuales, «fue habitual» que él «se tornara agresivo física y verbalmente con ella», al punto de «apretarle fuertemente los pechos y los glúteos», así como «golpearla, pellizcarla y morderla», al tiempo que le espetaba expresiones «tales como 'hija de puta', 'perra', 'cacho perra', 'guarra'...» hasta que él culminaba el acto sexual.
El fiscal apunta que la mujer, «en parte por temor a que él se enfadara y se volviera más agresivo», no le pedía que parara. Y él tampoco se detuvo cuando ella «comenzaba a gemir y a sollozar por el dolor que sentía». Él se mostraba «indiferente a los visibles gestos y quejidos de dolor». «En varias ocasiones», la joven «tuvo hematomas en los glúteos, en los muslos y en otras zonas de su cuerpo» que no lograron cambiar la «agresiva e indeseada conducta» del varón.
Ambos dejaron de ser pareja pero se veían esporádicamente. Y la Fiscalía detalla varios episodios con fecha, hora y lugar. Como la madrugada en la que ambos estaban besándose en el interior de un coche en Urnieta y ella le dio «un ligero mordisco en el labio» al que él habría reaccionado con «una fuerte bofetada en la cara». O también otro día en el que los dos habían salido de fiesta por separado en Hernani y, al encontrarse en el transcurso de la noche, ella se percató de que él estaba «muy afectado» por el consumo de alcohol, por lo que le dijo varias veces que no estaba en condiciones de conducir su motocicleta. Como él no le hacía caso, ella le quitó las llaves de la moto «para impedir que él condujera en ese estado», lo que provocó que el procesado reaccionara golpeándola varias veces en el cuerpo antes de marcharse, «sin que llegara a causarle ninguna lesión». Ese mismo día, el varón la telefoneó pidiéndole que no le denunciara «porque si lo hacía le iba a arruinar la vida, volvería a entrar en prisión».
Aquella vez, en enero de 2020, ella no le denunció. Sí lo hizo tras otro incidente en marzo de 2021. Ambos estaban en un coche estacionado en Urnieta y empezaron a mantener relaciones sexuales. Fueron consentidas hasta que él presuntamente comenzó «a mostrarse agresivo»: le agarró «fuertemente» de los pechos y glúteos, le dio «fuertes» azotes y pellizcos y la penetró «violentamente». Fruto del «intenso dolor» que ella sentía, le pidió en «reiteradas ocasiones que parara», pero él no se detuvo «hasta que eyaculó». La chica sufrió hematomas en varias zonas de su cuerpo y algún arañazo.
A raíz de estos hechos, un juzgado de Instrucción de Donostia impuso al acusado, como medida cautelar mientras se instruía esta causa, la prohibición de acercase a la joven a una distancia inferior a 200 metros así como de comunicarse con ella.
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