En una de mis columnas de no hace demasiado tiempo hablaba de que el descubrimiento de grandes yacimientos de «hidrógeno geológico», también llamado «hidrógeno dorado» ... cambiaba mi perspectiva en torno al futuro del hidrógeno como combustible. Siempre había considerado que el hidrógeno era un vector de energía, es decir, una forma de transportar energía, pero no una fuente de energía. Eso cambia drásticamente desde el momento en el que se han encontrado abundantes yacimientos de hidrógeno en el subsuelo terrestre. Ahora sí que podemos hablar del hidrógeno como una fuente de energía.
Hay un canal de YouTube, que suelo seguir, que se llama «El cascarón de nuez» y que lo realiza el concienzudo periodista J. F. Calero. Él me ha puesto en la pista de un trabajo del Servicio Geológico y Minero de USA en el que se analizan las reservas de hidrógeno del mundo. El trabajo es de Geoffrey S. Ellis y el título de su trabajo es tan largo que no puedo ponerlo, pues se me acabaría el espacio del que dispongo.
En este estudio se estima que las reservas de hidrógeno geológico en la corteza terrestre son de 5,5 billones (millones de millones) de toneladas de hidrógeno. Más del 51% de esas reservas no son accesibles o su acceso sería demasiado caro. Pero, la buena noticia es que con 500 millones de toneladas es suficiente para satisfacer la demanda energética de la humanidad en un año. Habría reservas para diez mil años.
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