Felisa Martín, la primera meteoróloga de España
Nació en 1898, fue bautizada en el barrio de Gros y llegó al observatorio de Igeldo en 1937 | «En un servicio militarizado como el de entonces, su condición de mujer era incompatible con la dirección de este organismo», afirma Margarita Martín
«Su condición de mujer impidió que progresara». Es una reflexión que Margarita Martín, delegada en el País Vasco de la Agencia Estatal de ... Meteorología, hace sobre la figura Felisa Martín Bravo, una donostiarra nacida en 1898. Fue la primera mujer española doctora en física y asimismo la primera meteoróloga de España. «En un servicio militarizado como el que había entonces, su condición de mujer era incompatible con la dirección de este organismo. Al final, se apartó», afirma Martín.
¿Pero quién era Felisa Martín? Una investigación realizada por la propia Margarita Martín y José Miguel Aranjuelo, extrabajador de la agencia estatal, junto a un estudio elaborado por Juan Núñez Valdés y Carmen Carbonell Coronado, ambos del Departamento de Geometría y Topología de Universidad de Sevilla, nos adentran en su vida.
Felisa Martín nació en Donostia el 11 de junio de 1898. Fue la segunda de las tres hijas que tuvo el matrimonio formado por Enrique Martín Rodríguez, natural de Valladolid, y la donostiarra Rosalía Magdalena Bravo Muñoa, ambos maestros. Felisa era, por lo tanto, vasca por parte materna y castellana por la paterna. «El padre era una persona muy conocida en la capital guipuzcoana por haber promovido muchas actividades relacionadas con los niños. Fue, junto a otras personas, el creador de la Fiesta del Árbol que aún hoy se sigue celebrando. Asimismo, promocionó un congreso pediátrico en Donostia y propuso que acudieran los maestros. Tenía unas ideas muy innovadoras sobre lo que debía ser el magisterio. Era muy activo y desempeñó su labor docente en las escuelas de la calle Urbieta así como en otra en el barrio de Gros», desvelan.
Bautizada en San Ignacio
Felisa fue bautizada en la iglesia de San Ignacio y estudió el Bachillerato en el Instituto General y Técnico de Gipuzkoa, tras lo cual ingresó en la Universidad Central de Madrid en 1918, donde se matriculó en Física. «Hacía tan solo ocho años que las mujeres podían acceder presencialmente a clase en la universidad. Es de suponer que en Física no habría muchas. En Europa llevaban 60 años pudiendo asistir. Ese es el atraso cultural que venimos arrastrando», reflexiona Martín.
Se doctoró en Física y obtuvo una beca para ir a EE UU, donde dio clases en el Conneticut College
Durante los años 70 fue presidenta muy activa de la Asociación Meteorológica Española
En la capital del Estado, Felisa vivió en la Residencia de Señoritas de la calle Fortuny, donde colaboró en la sección de Ciencias del Instituto-Escuela, dependiente de la Junta de Ampliación de Estudios, por lo que percibía una beca entre 124 y 175 pesetas mensuales. Dichas becas las concedía la Junta a propuesta de la directora, la humanista vitoriana María de Maeztu, a aquellas señoritas «que no podían costear sus estudios» y se distinguían «por su actitud y aprovechamiento», según se recoge en el trabajo de los docentes de la Universidad de Sevilla.
Tras su licenciatura en 1922 se dedicó a estudiar las estructuras cristalinas mediante Rayos X que utilizó para realizar su tesis doctoral que la leyó en 1925. Fue la primera mujer en ingresar en el Laboratorio de Investigaciones Físicas, y asimismo entró a formar parte de la Asociación Española para el progreso de la Ciencia, de la que también formaban parte María de Maeztu y Clara Campoamor. Posteriormente, fue admitida en la Sociedad Española de Matemáticas.
A Estados Unidos
El mismo año en el que se doctoró obtuvo una beca para viajar a Estados Unidos, donde había sido invitada por el Connecticut College de New London como profesora de lengua castellana y donde asimismo daba lecciones de Física. Impartió charlas en el Club Español a la vez que visitó Harvard, Yale y Wellesley College. En el verano de 1927 trabajaba en The Spanish School, en Middlebury College, en Vermont, como profesora invitada para dar clases de Física y español. Y fue allí donde coincidió con quien sería su marido José Vallejo Sánchez, catedrático de Filología Latina de las Universidades de Sevilla y Madrid.
En aquellos momentos, el Instituto Nacional de Física y Química (INFQ) estadounidense, más conocido por el nombre de Rockefeller, debido a que había sido financiado por esta institución a principios de los años 30, seguía acogiendo las líneas de investigación más prometedoras en el campo de las ciencias experimentales en España. Hasta el inicio de la Guerra Civil ingresaron hasta 36 mujeres, la mayoría alumnas con expedientes muy brillantes. Entre ellas se encontraba Felisa. «El estatus de estas mujeres se circunscribía a la categoría de becaria y colaboradora, no llegando a ocupar ninguna de ellas cargos de dirección en el Instituto», afirman los autores.
Tras su regreso de Estados Unidos, la donostiarra decidió opositar a meteorología. «La verdad es que no se sabe cómo tomó esta decisión. Las pruebas se realizaron en 1928. «Por la fecha coincide con su decisión de casarse con José Vallejo Sánchez. Así que pienso que tal vez quería estabilizar su situación económica y no depender de becas», explican Margarita Martín y José Miguel Aranjuelo.
Varios miembros de la Institución Libre de Enseñanza habían ingresado en la filas del Servicio Meteorológico Nacional, entre ellos Mariano Doporto Marchori, director del Observatorio Meteorológico de Igeldo, «al que supongo que conocería, al volver a su casa familiar de San Sebastián en sus vacaciones. Es una hipótesis, pero es posible que fuera así como decidiera entrar en la meteorología. En el año 1928 ó 1929 Doporto no estaba decidido a quedarse en Donostia y pudo pensar en Felisa como sustituta».
La primera meteoróloga llegó al observatorio de Igeldo en noviembre de 1937, «tras cruzar las líneas del frente», precisa Martín. Los jesuitas habían dirigido el centro donostiarra por encargo de la Diputación de Gipuzkoa, aunque fueron expulsados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) simultáneamente a la llegada de Felisa, «a quien el bando sublevado había encargado dirigir el observatorio». Martín Bravo se mantuvo en la plaza hasta otoño de 1940, cuando la Jefatura del SMN la trasladó a Madrid y fue sustituida por Carlos Santamaría.
Margarita Martín señala que con anterioridad a la Guerra Civil hubo cinco mujeres auxiliares de meteorología: Felisa Martín, Cristina Gonzalo, jefa del observatorio de Santander; Antonia Roldán, de Ciudad Real, aunque trabajaba en Madrid, y las dos catalanas: Josefina Ricart y Mercedes Potau, de Barcelona. «Las dos primeras fueron trasladadas a Madrid, sin haberlo solicitado y a ninguna se le concedió la 'asimilación militar' en el nuevo SMN militarizado. De esta forma, al no tener rango militar, no podían dar órdenes ni instrucciones a militares, que eran todos los demás. Por ello a todas las mujeres se les relegó a cargos donde no tenían subordinados».
Felisa sufrió aquellos años una clara discriminación por su condición de mujer. «Existía la norma de que, pese a la militarización el meteorólogo más antiguo accediera al puesto de Jefe de la Oficina Central Meteorológica. En los años 60, Felisa era la más antigua y el puesto estaba vacante. Sin embargo, se la saltaron o la invitaron a apartarse. No tenía otra elección. Era incompatible con la militarización del SMS que una mujer sin asimilación militar ocupara ese puesto», explica.
Felisa se jubiló 1968, sin haber podido desarrollar una brillante carrera en meteorología, «a diferencia de sus importantes investigaciones anteriores a la Guerra Civil. Después, en los años 70 fue presidenta de la Asociación Meteorológica Española, donde sí tuvo gran actividad promoviendo congresos y publicaciones». Hasta 1970 no volvió a entrar ninguna mujer en el Servicio Meteorológico Nacional. Fueron dos: Pilar Sanjurjo, chica del tiempo en TVE hasta 1985 y Lola Parra, que trabajó toda su vida en el centro de Baleares. «Muy competentes en sus especialidades», concluye Martín.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión