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Estocada al virus

En la cuarta ola ·

Estoy en capilla, esperando a tomar la alternativa. Solo me falta el traje de luces y el SMS de Osakidetza para saltar al ruedo y recibir la banderilla a porta gayola

Ane Urdangarin

San Sebastián

Martes, 15 de junio 2021, 06:33

Ya ves, a la ministra de Sanidad las restricciones para el verano le han durado menos de una semana, lo que a mí lo de ... poner la lavadora tras ver el monólogo de Buenafuente, convertir el horno en cacerolero, que consume mucho, o empezar a planchar con 'El Chiringuito' de fondo, no sea que me afeen no estar al día con esto del coronavirus. Porque una vez que lo que era de obligado cumplimiento se convirtió en simple recomendación, o sea, que las comunidades autonómas decidan sobre la hostelería, el ocio nocturno, los botellones y que cada palo aguante su vela, el interés informativo se ha trasladado del Consejo Interterritorial a La Roja, que estrenó concentración con más burbujas que el anuncio de Freixenet.

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Todavía no entiendo cómo se pudo contagiar Busquets con semejante blindaje, por mucho que ahora todos tengamos máster en epidemiología. No sé si Rubiales habrá llamado a Joseba de Carglass para analizar el origen de la grieta y repararla, no se vuelva a repetir, porque lo de la vacunación de la selección, ejem, ejem... Con lo sencillo que hubiese sido organizar un amistoso en Abu Dhabi hace unas semanas y, de paso, recibir los ánimos del emérito, suponemos lleno de orgullo y satisfacción. Como en los viejos tiempos, pero sin Sergio Ramos.

No sé si Rubiales habrá llamado a Joseba de Carglass para que le repare la grieta en la burbuja de la Selección

Total, que ya estamos con el empacho de la Eurocopa, que gane quien gane será la de Eriksen y su reanimación en directo, seguida por millones de espectadores. Tras semejante episodio con una vida en juego, ¿había que reanudar el partido? ¿y emitir algunas imágenes?

Casi prefiero mirar fuera de los campos, que está entretenida la cosa, con todas esas fotos de los jugadores de vacaciones. Ni pasaporte Covid, ni certificado verde digital. Para viajar a Ibiza-Formentera no hace falta tener BakQ, lo que hay que enseñar es la cláusula de rescisión para acceder al chiringuito de moda. Lo que desconozco es si, una vez dentro, el orden de preferencia para la hamaca o la cama balinesa va en función de los tatuajes. Menudo despliegue en Instagram, que algunos llevan encima más tinta que una impresora con cartucho nuevo. Aunque en este colectivo habrá de todo como en botica, y sería injusto generalizar, que alguno habrá que lleve vaqueros 'bootcut' o pelín acampanados en vez de pitillos, rebautizados 'skinny' o 'slim fit', de la misma forma que ahora hay que pedir totopos para comer lo que conocíamos como nachos. Total, que unos prefieren playas paradisíacas y otros visita con audioguía a la Capilla Sixtina. Yo me quedo con Zubimendi y sus vacaciones en un camping de Las Landas con su cuadrilla, hasta que le interrumpió Luis Enrique por unos días. Como es de perfil discreto en redes no sé si habrá vuelto a desconectar entre pinares.

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Para los chiringuitos de moda en Ibiza no hace falta pasaporte Covid, basta con enseñar la cláusula de rescisión

Es lo que tienen las segundas partes, que pueden ser peores que la secuela de 'Batman y Robin' o tan buenas como 'El Padrino', teoría que habrá que corroborar tras la vuelta de Garitano al Eibar, lo de Jennifer López con Ben Affleck y la reboda de Belén Esteban con su Míguel. Al final la retrasan por la pandemia, y eso que parece que ya hemos pillado txanpa de la buena. Que si la inmunidad de grupo está a la vuelta de la esquina, que si Francia y Navarra ya plantean un verano sin mascarilla al aire libre... Ojalá, ¿pero cómo era eso de la piel del oso? Al primer ministro británico no le ha quedado otra que mantener las restricciones durante un mes más en vista del aumento de contagios con la variante Delta, que parece volar tan rápido como la aerolínea del mismo nombre.

Afortunadamente, gracias a las vacunas ya vemos la luz al otro lado de la puerta grande. Llevo un par de días en capilla, aguardando para subir rauda a tomar la alternativa. Solo me falta el traje de luces y que Osakidetza me mande el SMS, que algunos de la quinta ya tienen cita. Al final resulta que me va a tocar en Yellow Day, el próximo domingo día 20, que dicen que es el día más feliz del año. A ver si me vengo arriba y recibo la banderilla a porta gayola. Lo que sea con tal de echar un capote para que todos recuperemos la normalidad y demos la estocada a la pandemia.

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