Las diez noticias clave de la jornada

Qué hacer si... te encuentras con un mastín

Montes cada vez más concurridos refuerzan la necesidad de prevención ante posibles ataques de esta raza

Martes, 7 de octubre 2025, 00:01

Cuando te acerques, te mirará con recelo. Cada paso que des hacia su perímetro será interpretado como más amenazante. Se envalentonará y te ladrará. No ... parará hasta que te alejes de su tesoro más preciado, de su familia, la que cuida con todo su instinto: el rebaño.

Publicidad

Los mastines son perros de pastoreo que resguardan el ganado de amenazas como lobos, zorros y buitres desde hace siglos. Son calificados como perros equilibrados y tranquilos, pero los ataques recientes a senderistas han abierto un debate sobre si son una amenaza para el ser humano. Daniel Beunza, coordinador de la asociación Perro de los Hierros, defiende que son animales que nos han acompañado toda la vida: «Me fastidia que se los estigmatice. El mastín ayuda muchísimo haciendo que los depredadores no agredan al ganado».

Un ataque de mastín fue lo que sufrieron el domingo pasado dos montañeros elgoibartarras en el monte Karakate. La realidad es que la montaña suele ser una zona ganadera. Beunza explica que si la gente, en su paseo por el monte o durante su ruta de senderismo, atraviesa el rebaño, el mastín puede pensar que se trata de un ataque.

Este contenido no puede visualizarse correctamente en este formato. Ver experiencia completa

Pero hay más variables en juego. Los mastines pueden estar alterados por distintos problemas, como una noche de revueltas con lobos. «No sabemos si el turista de delante le ha tirado piedras y el que viene atrás recibirá una actitud más agresiva».

Publicidad

En Gipuzkoa hay 181 perros amastinados cuidando el ganado, según el Registro de Identificación de Animales de Compañía. Estos forman parte de un cómputo global de 2.417 mastines de compañía, de guardia y de pastoreo. No todos son mastines puros, sino que son perros en cuya raza aparece la palabra mastín. Alrededor del 60% del total corresponde al mastín español.

Este contenido no puede visualizarse correctamente en este formato. Ver experiencia completa

Para comprender el fenómeno hay que diferenciar entre mastines ganaderos y mastines de guarda. El primero es el que defiende el ganado y marca un perímetro de seguridad alrededor del mismo, que suele ser de 20 metros. Beunza explica que los mastines de guarda, en cambio, cuidan un territorio que suele estar cercado con vallas. «Si lo único que protege el territorio es una valla, puede ser que en algún momento la pueda saltar». Además, agrega que estos suelen ser más territoriales.

Publicidad

Beunza defiende que no se deben usar los mastines como perros de guarda de territorio. «Se utilizan, sí, no hay ninguna ley que lo prohíba. Pero el mastín se debe usar para protección del ganado. Y se debe hacer con responsabilidad», asegura.

Este contenido no puede visualizarse correctamente en este formato. Ver experiencia completa

La masificación del monte

En 2020, cuando el mundo de cercanía, contacto y aglomeraciones que conocíamos quedó desbaratado por la pandemia, el monte comenzó a verse como un horizonte seguro. Beunza explica que, desde ese momento, los accidentes con mastines aumentaron. «Hoy los ganaderos esperan que llegue septiembre para que pare el turismo en el monte». Sin embargo, dice, cada vez hay más gente que anda por la montaña y los septiembres se están convirtiendo casi en temporada alta.

Publicidad

El experto también menciona que, frente al posible choque entre personas y perros pastores, es necesario informar tanto a los senderistas como a los ganaderos. También cree que para que la convivencia sea más segura, los propietarios de las granjas deberían vallar un poco más la zona. Agrega que, si queremos que una montaña sea una zona turística se debe invertir para que el mastín pueda defender el ganado y para que sea seguro para los turistas. «No se puede culpar del todo a los perros», dice.

El encuentro

Si el mastín ve que estás amenazando su perímetro saldrá a ladrar y se parará donde cree que es oportuno que te acerques, dice el experto. «Tú te detienes, te das la vuelta y te alejas». Si percibe que el riesgo persiste, la tensión puede aumentar. «Como con cualquier perro, un pastor alemán o hasta con un elefante. Si ves que no cede, no cede. Es sentido común». Beunza también explica que si agravamos aún más la situación —como levantando un palo, gritándole o amenazándolo— lo más probable es que suceda un ataque. «Lo mejor es hablar, llamarle de forma agradable y relajarlo en vez de alterarlo», recomienda.

Publicidad

Además, el coordinador de la asociación Perro de los Hierros cree que si estamos en el campo o en el monte tenemos que ser conscientes de dónde estamos y saber por qué están esos perros ahí. «Igual hay que acotar un poco el monte para que cada uno tenga su espacio y evitar los conflictos», opina. No se puede evitar que la gente vaya al monte, pero hay que poner los medios necesarios para que todos puedan convivir.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad