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Iker Elduayen y Rosa Hidalgo
Miércoles, 19 de julio 2023, 02:00
Mientras algunos recurren a la compra de botellines, otros optan por echar mano del ingenio y llenar un cubo de una fuente mediante un tubo ... flexible de PVC que llevan desde casa en una de las pocas tomas de agua disponible en la larga playa de Hendaia. Estos son algunos de los métodos de hidratación e higiene que están escogiendo usuarios de la playa hendaiarra tras el cierre de sus duchas debido a la sequía. La medida que tomó hace dos años el Ayuntamiento la localidad sigue vigente este verano para disgusto de muchos bañistas. Otros asumen con resignación esta nueva realidad «en plena emergencia climática».
No obstante, son numerosos los ciudadanos y veraneantes que siguen exigiendo unos mínimos al consistorio del municipio de Iparralde. «Es indignante que esta pedazo de playa no tenga un mínimo de servicio ni aseo», se queja Carmen, una irundarra residente en Hendaia desde hace más de cuarenta años. «Es imposible venir aquí con las niñas, así que cuando estoy con ellas no tengo más remedio que ir a la playa de Hondarribia para que, al menos, puedan salir limpias de arena porque aquí no hay nada» para limpiarse, añade.
Muchos vecinos de Iparralde piden que la playa cumpla «unos mínimos, nada más», y que las autoridades atiendan sus peticiones para que haya unos servicios suficientes en un arenal que acoge a cientos de personas todos los días. «No entiendo que esta playa, donde ahora estamos más de dos mil personas, no tenga duchas ni toma directa de agua para lavarse los pies», cuenta Idoia Arnaiz, vecina también de Hendaia. «Qué menos que acondicionar una playa tan grande a la que acude tantísima gente, tanto local como turista», exige. «Entiendo que el año pasado se justificase por la sequía, pero este año la cosa ha cambiado. Yo misma he visto cómo Hendaia se mojaba por las lluvias día sí, día también», reconocía esta vecina del municipio que afirma tener cada vez menos ganas de pisar las arenas hendaiarras debido a la escasez de agua.
La eliminación de las duchas en la playa ha supuesto un problema para aquellos que acostumbraban a limpiarse después del baño en agua salada, sobre todo entre quienes el salitre les reseca la piel o causa picor. No obstante, otros avalan y justifican la medida. Es el caso de Daniel Álvarez, vecino de Irun que suele desplazarse en bicicleta. «No supone ningún problema para mí, al contrario. Apenas uso las duchas después de un baño, pero apoyo esta medida. Que quiten antes el agua que riega el campo de Golf de San Juan de Luz u otros excesos», sugiere.
La de Hendaia no es la única playa en la que las autoridades de Iparralde han restringido el consumo de agua. En los arenales de Biarritz tampoco hay duchas, aunque sí un nuevo dispositivo para lavarse los pies. Se llama JuWIN (Just What I Need) y permite retirar la arena de pies de una forma ecorresponsable en cuatro playas de la ciudad. Un invento con el que, según aseguran sus creadores, se ahorra el 80% de agua. El sistema es muy sencillo y básicamente limita la cantidad y duración del chorro de agua una vez se introducen los pies.
Un sistema que agradecería más de un bañista en Hendaia. «Es un engorro que la playa no tenga siquiera una fuente para lavarse los pies. Yo no frecuento mucho la playa, pero entiendo a toda la gente que, como es normal, quiera asearse y quitarse el salitre después de darse un baño», empatiza Antonio, un veraneante de Pamplona con casa en Hendaia.
Lo mismo piensa la familia Varón, visitantes habituales al municipio fronterizo. «Es un engorro venir a la playa, darte un baño y tener que meterte en el coche con la arena pegada por todo el cuerpo. Nos parece muy sucio y antihigiénico».
Por su parte, una familia originaria de Galicia que está de paso por Iparralde opina que, aunque la estancia está siendo muy cómoda, echan en falta alguna ducha. «Es incómodo quedarse con la arena pegada al cuerpo y más con los niños, que juegan tantísimo que resulta difícil quitarles la arena con una toalla», explica David Torres, padre de familia. «Aunque entendemos la medida –asume la madre, Sonia García–. Si hay sequía, no vemos necesario tener cinco duchas en cada puerta. Hay otras cosas más urgentes que necesitan agua».
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