Miguel Revenga, ayer en el Palacio Miramar después de su ponencia en el curso de verano de EHU. Sara Santos
Miguel Revenga | Catedrático en Derecho Constitucional

«Es muy difícil combatir con un discurso racional el tweet con un bulo sobre inmigración»

El ponente de un curso de verano de la EHU sobre políticas migratorias defiende que las brechas de religión o raza «hay que superarlas con una buena disposición»

Beñat Arnaiz

San Sebastián

Martes, 15 de julio 2025, 08:07

El curso de verano de la EHU que analiza el nuevo pacto migratorio y de asilo ha coincidido en el tiempo con dos noticias de inmigración con repercusión, la de la violencia hacia los magrebíes en Torre Pacheco (Murcia) y la de la espera de los migrantes malienses de Donostia para cursar la petición de asilo. Miguel Revenga, catedrático en Derecho Constitucional por la Universidad de Cádiz, defendió en su ponencia 'Inmigración: un enjambre de emociones, derechos y competencias' que en un contexto donde los discursos de odio cogen fuerza «el otro es un igual y merece una dignidad que nos hace pertenecer a la familia humana».

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– ¿Por qué la palabra 'enjambre' para titular su ponencia?

– Nos remite a la idea de las abejas, que son muchas, se mueven y parecen desordenadas. Tienen una movilidad que creo que es pertinente aplicarla a la humana porque comparte esas características. Es masiva, busca un lugar de destino y carece de una planificación. Por otro lado, el enjambre también lo podemos utilizar para referirnos a nuestras miradas al fenómeno migratorio. Se juntan prejuicios, emociones, derechos, necesidades vitales, hechos y el desafío de quién tiene que gestionar todo eso.

– (...)

– También pienso, un poco en broma, que el mayor enjambre es la movilidad turística. En España nuestra prosperidad depende en buena medida del curso turístico que engloba a decenas de millones de personas. ¿Cuál es la diferencia? Que el turista viene y se va, y generalmente dispone de dinero, mientras que el fenómeno migratorio es una movilidad menesterosa, aunque siempre se dice que quien tiene una forma de vida digna no migra, y eso de que las personas que huyen lo hacen desde los países más pobres es un mito. A veces no es verdad que con ayudas al desarrollo frenes la migración, porque para poder emigrar también hace falta alcanzar un cierto nivel de vida que incentive el deseo de emigrar.

Incidentes en Torre Pacheco

«Si dices 'vamos a la caza del inmigrante' no estás ejerciendo libertad de expresión, estás produciendo un daño real»

– Destacaba en la ponencia que el movimiento migratorio es un desafío. ¿Verlo con una mirada libre de prejuicios es un mayor desafío todavía?

– Es un desafío para nuestra conciencia como personas. Es un desafío normativo porque seguramente las leyes que tenemos no bastan, han sido mal diseñadas y mal aplicadas, y es un desafío también de ordenación política. Si nosotros creemos en los fundamentos de nuestros sistemas, el maltratar al emigrante nos desacredita porque es una autonegación de los presupuestos de partida.

– Pero también mencionaba que no estamos en un momento de migración extraordinaria.

– Bueno, eso no lo digo yo, lo dice Hein de Haas en el libro 'Los mitos de la migración'. No es un momento histórico en el que se pueda decir que hay una explosión de movimientos migratorios superior a otras épocas. De hecho, él insiste mucho en el dato de que el 97% de la población mundial vive en los países donde ha nacido. O sea, que afecta al 3%.

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¿Cómo defenderse?

«Es difícil combatir con un discurso racional el tweet que en pocos caracteres asocia que los extranjeros son violadores»

– Entonces, ¿por qué está la migración tan en boca de todos?

– Hay un proceso de agotamiento de los presupuestos que el universo del liberalismo sentó después de la Segunda Guerra Mundial. Hay un asalto autoritario al desgaste de la democracia y de cuestionamiento de los beneficios democráticos y de los derechos humanos y el mejor instrumento para que eso tenga éxito es la migración. Lo estamos viendo en Estados Unidos. ¿Cuál es la primera medida de Trump para ganar adeptos a su causa de hacer un país mejor? Expulsar al extranjero. El discurso amigo-enemigo es tan viejo como la persona y el derecho y el constitucionalismo está para superar esa dialéctica, no para ver al otro como un enemigo, sino como una persona. El otro es un igual y merece una dignidad que nos hace pertenecer a la familia humana. Si tú niegas eso deshumanizas, creas nichos de maltrato, discriminas, persigues y excluyes. Ese es el peligro.

– ¿Nos encontramos en un momento crítico?

– Claro. Hay un avance político de partidos y movimientos que preconizan este tipo de ideas y por muy optimista que uno quiera ser por el sostenimiento del estado del bienestar y de la seguridad de los derechos humanos, la salud no es muy robusta.

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– ¿Hay inmigrantes vistos con mejores ojos que otros?

– Hay diferentes brechas. Está la económica pero también la religiosa, la cultural, la de la raza... Esas brechas hay que superarlas con una buena disposición hacia el otro. Si no la tienes vas generando prejuicios con etiquetas contra los musulmanes, los negros o los pobres, diciendo que están en la calle y que solo piensan en delinquir y en quitarte el trabajo. ¿Cómo sería España sin la contribución decisiva de los inmigrantes que ocupan trabajos que el nacional no quiere? Todas esas etiquetas forman una bomba de relojería en la que uno acaba estando dispuesto a todo, como a la caza del inmigrante como sucede estos días en la región de Murcia.

No hay «explosión» migratoria

«En el libro 'Mitos de la migración' se insiste en que el 97% de la población mundial vive en el país en el que ha nacido»

– ¿Cómo está viendo eso?

– El discurso nunca es inocente y hay palabras que tienen una capacidad de producir hechos. Hay palabras como cuchillos y hay discursos que en sí mismos generan peligro real. Todas las construcciones de defensa de la libertad de expresión tienen un punto de no retorno cuando generan un peligro claro e inminente. Si tú dices 'vamos a la caza del inmigrante', tú no estás ejerciendo libertad de expresión, estás produciendo un daño real.

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– Defiende que estos discursos se combaten con datos.

– Sí, con racionalidad.

– ¿Esa parte de la población tiene predisposición para recibir los datos y darlos por buenos?

– Estamos en un momento en el que la comunicación digital y algorítmica favorece lo falso y el bulo. Y eso nos inunda. Es muy difícil combatir con un discurso trabado, racional y lleno de datos contrastados el tweet que en unos pocos caracteres asocia que todos los extranjeros son violadores. Exagero un poco, pero basta con que haya uno para que ya se asocie al extranjero con el violador y el delincuente.

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