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«Nos conviene frecuentar más Arantzazu»
El obispo Prado alaba «la paz y la fuerza para afrontar dificultades» que emana el santuario de la patrona de Gipuzkoa, que ayer celebró su festividad
Arantzazu tiene algo especial. Esa frase que tanto repiten no solo personas devotas sino también no religiosas se dejó sentir ayer en la homilía ... de la festividad de la patrona de Gipuzkoa. El obispo, Fernando Prado, invitó en reiteradas ocasiones «a frecuentar más Arantzazu», un lugar «que nos hace sentir bien».
Es más, animó «a quien sienta que su vida se encuentra en medio de dificultades a venir a Aran-tzazu porque, entre los espinos que nos recuerda esta agrestre y singular arquitectura, encontrará la paz y la fuerza. La exuberante naturaleza, la acogida amable que brindan siempre los franciscanos, dan armonía al corazón y animan a levantar la mirada», señaló.
No se olvidó del 75 aniversario de la colocación de la primera piedra de la Basílica y destacó «cuántos pequeños milagros, cuánta fuerza y cuánta esperanza han fortalecido desde entonces, pero también muy anteriormente, detrás de esa pequeña imagen».
«A ver si la virgen nos hace un milagro y acorta los plazos del ascensor, es un servicio esencial para muchos mayores»
Lo cierto es que pese a la secularización de la sociedad, la virgen de Arantzazu sigue siendo especial para muchos guipuzcoanos y ayer, en su festividad, volvió a demostrarlo. Pese a ser laborable, la Basílica se llenó.
Fiel a la cita con 96 años
Hace años que ya no hay el ambiente de antaño, pero los más fieles no faltaron a la cita. La familia ataundarra Agirre Arratibel, por ejemplo, tiene marcada en rojo la fecha en el calendario y la avería que sufre el ascensor de la Basílica no fue obstáculo para que la matriarca Juana Arratibel, de 96 años, pudiera acudir a la misa. «Este año la ha seguido desde el coro utilizando el ascensor de los franciscanos, como otras personas con problemas de movilidad», explicaban. «Para nosotros es una jornada familiar que ojalá podamos seguir difrutando juntos muchos años», relataban.
Desde Hernani, Zarautz, Ordizia, Bilbao, Azpeitia, Andoain, Azkoitia... Fieles venidos desde distintos puntos de la geografía vasca no faltaron a su cita con la virgen del espino. Una matrimonio donostiarra explicaba que se había desplazado en un autobús organizado por los jubilados de Urnieta. «Es una tradición, venir a misa y comprar un queso para el nieto. Este año le hemos pedido a la virgen a ver si nos hace un milagro y acorta los plazos de puesta en marcha del ascensor, que para muchos mayores es un servicio esencial». Y a Goierri se marchaban un grupo de amigas, que no perdonan la novena. «Son unas fechas especiales que vivimos intensamente».
Los más madrugadores fueron el centenar de oñatiarras que revivieron la tradición de los romeros y realizaron los 9 kilómetros de recorrido que separan la parroquia de Oñati y la Basílica andando entre cánticos, silencios y oraciones. La mayoría se reunió a las 8.00 de la mañana en Zapata y, pasadas las diez, ya estaban desayunando en Arantzazu.
Al filo del mediodía arrancaban los actos protocolarios. La presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria; la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza; y la alcaldesa de Oñati, Izaro Elorza, presidieron una nutrida representación institucional que compartió el aurresku de honor frente al apostolado de Oteiza antes de la misa mayor, y se separó antes del inicio de la misma. Mientras algunos acudían al templo, otros disfrutaban de la oferta gastronómico-natural, personalizando distintas formas de vivir una jornada que necesita más reclamos para poder revitalizarla.
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