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Un jurado de nueve hombres para juzgar a un varón que se coló en un jardín privado en Zumaia

El acusado, que ayer llegó quince minutos tarde a la vista, fue sorprendido por el dueño de la vivienda tras presuntamente saltar una valla y se expone a dos años de cárcel

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Martes, 17 de junio 2025, 11:44

«Si esa noche no hubiera llegado a tiempo mi marido, no sé qué habría pasado... Porque estaba sola en casa durmiendo con mis dos hijos», de 9 y 3 años, cuando un desconocido saltó la valla de casi dos metros que bordea su casa en Zumaia y se coló en su jardín. El intruso fue sorprendido por el dueño de la vivienda, quien se encaró con él y lo pudo retener por la fuerza hasta que llegaron la Policía local y la Ertzaintza. Afortunadamente el caso no fue a más, pero esta semana ha llegado a la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, en un procedimiento juzgado por un tribunal del jurado en el que el procesado se enfrenta a una petición de condena de dos años. Se supone que será uno de los últimos casos de allanamiento de morada dirimidos por un jurado popular, dado que desde el pasado 3 de abril este tipo de delitos pueden resolverse en un juicio rápido, con el fin de agilizar la administración de la justicia. Así lo recoge la Ley Orgánica 1/2025, de 2 de enero, que pretende economizar los esfuerzos y recursos públicos.

El caso de Zumaia, que tuvo lugar la madrugada del 23 de abril de 2023, a priori puede parecer poco relevante, salvo para la familia que sufrió un susto del que aún no se han repuesto: el sospechoso no llegó a entrar en la casa y tampoco nadie resultó herido. El propio magistrado-presidente tuvo que explicar a los miembros del tribunal que el caso podía parecer de escasa entidad y tampoco resultaba mediático -solo este periódico estuvo presente ayer en la sala de la Sección Primera-, pero el allanamiento es recogido por la Ley Orgánica 1/1995 del Tribunal del Jurado, al igual que sucede con el homicidio, cohecho, malversación...

De hecho, es el segundo juicio por allanamiento que llega a la Audiencia esta primavera, aunque el anterior no llegó a celebrarse porque las partes alcanzaron un acuerdo de conformidad. Eran dos las encausadas, dos mujeres que la noche del 29 al 30 de noviembre de 2024 entraron en un caserío de Donostia tras romper una de las ventanas para acceder al interior. Cambiaron la cerradura de la entrada y se instalaron en la vivienda. La Fiscalía pedía para ellas penas que sumaban cuatro años y tres meses, al computarse los delitos de allanamiento y coacciones. Finalmente, las acusadas admitieron los hechos y fueron condenadas a seis meses de cárcel y una multa de algo más de 2.000 euros. No se constituyó el jurado popular.

Rechaza un acuerdo

Durante la instrucción del caso de Zumaia, el Ministerio Público también propuso al acusado una pena de seis meses de prisión, a fin de evitar llegar a juicio. El procesado, sin embargo, rechazó la propuesta, por lo que el proceso judicial siguió para adelante, y quedó señalado para esta semana, de lunes a jueves. Cuatro jornadas.

Así, el primer día quedó constituido el tribunal del jurado, formado íntegramente por nueve hombres, una circunstancia de la que ayer en la Audiencia no se recordaban antecedentes. Las dos suplentes, eso sí, son mujeres.

El matrimonio propietario de la vivienda habría agradecido un juicio rápido para evitar revivir el mal rato que se llevaron hace dos años. El susto en el cuerpo fue evidente en el caso de la mujer, que rompió a llorar cuando el fiscal le preguntó si sintió miedo cuando la noche de autos se despertó sobresaltada al oír a su marido gritar «qué haces en nuestra casa». «Luego compramos un pastor alemán», subrayó ella. El marido recordó que aquella noche eran las fiestas de santelmos y salió con sus amigos. Al regresar a casa, fue a sacar al perro que tenían entonces y se topó con el intruso, quien trató de «ocultarse tras un seto». Con la sensación de «rabia, cabreo y miedo», se encaró con el supuesto allanador y lo pudo sacar del jardín y retenerlo hasta que los municipales y ertzainas acudieron tras el aviso de la mujer.

El procesado se presentó ayer visiblemente más tranquilo que las víctimas: llegó a la Audiencia con 15 minutos de retraso que achacó al tren, y se llevó por ello la reprimenda del magistrado-presidente. Tras ella, preguntó si podía ir a tomar un café. Luego negó los hechos: dijo que estuvo con una chica, pero ni se coló en un jardín ni nadie le retuvo hasta que llegó la Policía. El jurado recibe hoy el cuerpo del veredicto para deliberar su sentencia.

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