«Cuando los clientes protesten, veremos qué pasa con el aire»

Más dudas, más desconcierto y más malestar. Lejos de aclarar las cosas, la matización este viernes por parte del Gobierno central sobre los límites del aire acondicionado han enturbiado, si cabe más, el futuro próximo de los diversos sectores guipuzcoanos, que se encontrarán el martes de bruces con la entrada en vigor de un real decreto que no saben si podrán cumplir o no. «Es un lío. Un día dicen una cosa y al siguiente, todo lo contrario», coinciden varios de ellos.

Onintze Erquicia considera que es «imposible» ceñirse al tope de 25 grados de aire acondicionado en su puesto de trabajo. Regenta el gimnasio Mundaiz Fit de Donostia, uno de los establecimientos en los que la medida del Ejecutivo central se podrá aplicar «con flexibilidad», sin atenerse a los 27º que marca la noma general. Sin embargo, esta trabajadora no comulga con el real decreto que entrará en vigor este mismo martes. «Lo veo muy difícil. No se puede poner el aire acondicionado a esa temperatura en un sitio en el que se está realizando un actividad física de gran intensidad. No lo digo por nosotras, las trabajadoras, sino por los propios usuarios», reprocha.

Erquicia, por tanto, solicita más flexibilidades porque «no sé por qué nos han metido a todos los establecimientos en el mismo saco. No es lo mismo estar en una tienda de compras que en una clase de 'spinning'». Así las cosas, reconoce que con este paquete de medidas «lo que vamos a ahorrar en energía lo vamos a gastar en atención sanitaria si ponemos el aire a esa temperatura».

La bajada del límite del aire a 25 grados se ajusta a lo que marca el Ministerio de Trabajo en prevención de riesgos laborales, pero los hosteleros dudan de que sea suficiente para que sus clientes puedan estar dentro de los establecimientos sin pasar calor. Moha Arab, del bar Itxaropena de la Parte Vieja de Donostia, señala que esta semana se ha aguantado bien porque las temperaturas no han sido altas. «Durante la ola de calor estábamos a 21 grados y la gente se quejaba», comenta. La incertidumbre de cómo afectará esta medida es lo que más preocupa a Moha, ya que «cuando los clientes empiecen a protestar porque el aire está suave, tendremos que ver qué hacer».

Por su parte, Iñaki Galarza, del Café Irun, critica el cambio de rumbo diario de los dirigentes. «Es una locura, no sabemos qué hacer». Con tanto vaivén, este hostelero continúa sumido en un mar de dudas a escasos días de que entre en vigor la nueva normativa. «Todo son parches y siempre con la hostelería en medio. ¿Ahorrar con esto? La única manera de ahorrar es no encendiendo», asegura.

Una vez publicado el real decreto que recoge la obligatoriedad en los establecimientos de una serie de medidas dirigidas al ahorro y eficiencia energética, Euskomer, la Confederación Vasca de Comercio, solicitó este viernes un «periodo de adaptación» para que el sector, acorde «a su casuística particular», pueda llevar a cabo «las gestiones logísticas que necesite para cumplir» con la normativa. Asimismo, piden «cierta flexibilidad» a la hora de llevar a cabo este paquete de medidas «teniendo en cuenta los factores principales de gremio y zona geográfica». Los comerciantes vascos, además, mostraron su «disposición a colaborar» con estas medidas, pero solicitan «consenso y claridad en los mensajes» para poder comunicarlo correctamente a todos los asociados.

Donde no notarán muchos cambios con la entrada en vigor de la nueva normativa es en centros comerciales como el de Garbera, donde, además, ya «llevamos aplicando medidas de eficiencia energética desde hace tiempo», tal y como asegura su gerente, Nuria Vegas. «Nosotros ya cumplimos con la temperatura a 27 grados porque el clima nos favorece. Además, aprovechamos la ventilación natural porque los techos son muy altos».

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