Mensajes y abrazos que llevan la Navidad a los mayores en residencias

«Es increíble la alegría que te traen los niños», asegura Paula, justo después de que Ander le lea la carta que ha escrito un compañero suyo. «Solo hemos podido venir seis alumnos, dos en representación de cada clase. Nos tuvimos que presentar voluntarios y después se hizo un sorteo», explica el pequeño, de 10 años, mientras intercambia una mirada cómplice con sus amigos Unai, Fabiola, Nalia, Alba e Iker. «Es la segunda felicitación navideña que recibo», continúa explicando Paula. «La primera fue de un fraile de Zaragoza». Ahora pasa la Nochebuena y la Nochevieja en la residencia, mientras que disfrutará de la comida de Navidad y el Año Nuevo junto a sus hijos y nietos en casa. «Me encanta que vengan a vernos estos niños», dice señalando a los alumnos de La Salle. «Me recuerdan a mi nieto, que también tiene 10 años».

Acompañados de Mila Olaizola, la directora de la residencia de Andoain, los 'txikis' entregaron uno por uno sus cartas a los 92 usuarios del centro. Hay incluso quien se anima a intercambiar una caricia. Los más pequeños no se desprenden de su mascarilla para mantener a los mayores seguros, pero eso no impide que entre ellos se cree un clima mágico. Cuando Isaac recibe su carta, se emociona. No puede evitar las lágrimas. «Son muchos los recuerdos que nos vienen a la cabeza. Muchas sensaciones, emociones... Son fechas muy especiales», admiten los residentes, mientras se preparan para escuchar a los estudiantes cantar unos villancicos.

El primero, 'Din dan don'. «Izar bat hasi da dizdizka zeruan, berri onak zabaltzen ari zaigu munduan», entonan al unísono Ander, Unai, Fabiola, Nalia, Alba e Iker, junto a su profesor, que les ha acompañado en esta experiencia. Para muchos es la primera vez que entran a una residencia de mayores. Es empezar a cantar y que, acto seguido, los usuarios se animen a bailar, con aplausos espontáneos.

No les basta con una canción. Quieren otra. A 'Din dan don' le sigue 'Trakatan trakatan' y 'Olentzero'. La planta baja de la residencia de Andoain se ha convertido en una especie de sala de baile. Cada uno desde su asiento pero la fiesta está servida. Las lágrimas se mezclan con las risas, los cánticos y los abrazos. «Las navidades son fechas de estar con los seres queridos y estos niños nos han traído ilusión», reflexionan algunos de los usuarios, que no se separan de sus cartas, pintadas por los alumnos y escritas a mano con todos los detalles posibles. Hay incluso quien ha tenido la suerte de escribir directamente a su amoña.

Cada residente tiene su plan para estas navidades, pero todos coinciden en que el comienzo ha sido «mejor de lo imaginado». Pero aún les esperan más sorpresas en estas fechas mágicas que ponen las emociones a flor de piel a todos.