La calle de la Virgen de los Buenos Libros
Sevilla también maravilla bajo la lluvia. La noche de Berasategui , la exposición de Elcano que vendrá a Donostia y mucho jamón. Como 'La gran belleza', pero con fino
Lo malo no es que llueva, sino que todo el mundo, desde el taxista hasta el camarero, te repita eso de que «la lluvia en ... Sevilla es una maravilla». Doy fe. Sevilla también maravilla bajo la lluvia. Vengo de una lluvia de estrellas Michelin, de una lluvia aventurera con Juan Sebastián Elcano y de lluvia/lluvia: de la que moja. Pero las penas, con jamón y fino, son menos penas.
El miércoles se celebraba la gala de la Guía Michelin, pero el martes viví un Sevilla la nuit de no-estrellas. Finos periodistas andaluces me llevaron de tapas. Pasamos por el Eslava, la Bodega 2 de Mayo o La Flor de Torenzo antes de recalar en el Garlochi, ese bar de copas donde puedes beber Sangre de Cristo, su cóctel estrella, en un ambiente de Semana Santa laica. Luego paseas junto al Gualdaquivir, desde su eterna Torre del Oro hasta la moderna y polémica Torre Sevilla del arquitecto Pelli y te sientes en 'La Gran Belleza' de Sorrentino con fino en lugar de Martini.
Pero habíamos ido a la gran noche de los cocineros. La itinerante gala Michelin quiere ser como los Oscar de la gastronomía. Nuestro Martín Berasategui, con sus doce estrellas, volvió a ser el triunfador, como hemos ido contando en este papel. El chef cumple en abril 60 años pero su fenómeno se agiganta. El jabalí no para. Y no tiene techo.
Tras la gala los amigos de Martín montaron una postfiesta en un bar de la calle de la Virgen de los Buenos Libros. Sí, así se llama: ¿no es maravilloso? Presumo de vivir en una ciudad que dedicó calles a territorios de ficción como Obaba o Macondo, pero el callejero de Sevilla es como un poemario. Me hice un selfie en el Callejón de la Inquisición por si un día debo usarlo en defensa propia.
Más gala. Elena Arzak seguía feliz con sus tres estrellas y le mandaba información a su padre, Juan Mari, contento en la distancia: ahora viaja menos y prefiere la vida tranquila. En su ausencia otro donostiarra, Pedro Subijana, encarna la veteranía: los nuevos popes se acercan al chef de Igeldo, que mantiene sus tres estrellas en Akelarre, como un referente. Más guipuzcoanos por ahí, de Iñigo Lavado a David de Jorgeo Mayre Modrego. Algunos seguimos echando en falta a Andoni Luis Aduriz e Hilario Arbelaitz, dos de los nuestros no suficientemente valorados por la Guía, aunque siga con sus dos estrellas Mugaritz y la suya Zuberoa.
Cambiemos de puchero. En el maravilloso escenario del Archivo General de Indias recorro entusiasmado la exposición 'El viaje más largo', que reproduce con acierto la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. La muestra sigue en Sevilla hasta febrero y de junio a septiembre llega al museo de San Telmo de San Sebastián. Merece la pena.
Sevilla. Paseo junto a La Maestranza y llamo para contárselo a mi más joven amigo, el tolosarra Antxon Elósegui. Él combina como pocos la alegría de vivir del sur con el espíritu trabajador del norte (y perdón por los tópicos). Como Berasategui o Elcano. Solo falta en Gipuzkoa una calle de Los Buenos Libros. O así.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión