El 'boom' de los drones en Gipuzkoa

Para obtener la licencia que permite volar drones, «es necesario pasar un examen teórico y un examen práctico. Además, el examinador debe de estar homologado por AESA», explica Josean Díez, de Euskodron, la asociación cultural y tecnológica de pilotos, operadores y fabricantes de UAS (Unmanned Aerial System) del País Vasco, con sede en Irun.

Esta asociación es pionera a la hora de formar personas y ofrecer servicios con drones. «En los últimos años, el dron ha cogido un gran protagonismo. Todo tipo de empresas buscan operarios con licencia para volar drones y se ha convertido en un servicio muy demandado», señala este irundarra de 52 años, fundador y presidente de la asociación.

«Me llaman personas de todas las edades para decirme que quieren aprender a volar drones. Me han llamado varios jóvenes, pero también me han llamado personas de entre 50 y 70 años que son físicos o que han sido ingenieros durante toda su vida y que ahora quieren aprender», apunta.

Desde la entrada en vigor de la normativa europea el 31 de diciembre de 2020, AESA tenía registrados en 2021 a 2.049 operadores procedentes de Euskadi, de un total de 50.893 a nivel estatal. La cifra de 2023 ha ascendido a 3.805 en Euskadi, de las cuales 1.187 licencias eran de Gipuzkoa, mientras que en Bizkaia había 1.803 y en Araba, 815.

Josean atribuye el 'boom' que viven los drones a los dirversos usos que se les puede dar a estos aparatos, ya que «se puede utilizar para grabar documentales, transportar objetos, para el control de stock de algunos almacenes y para el control de incendios forestales». Díez explica que «incluso algunas empresas los utilizan para inspecciones de edificios, de puentes y de terrenos. De hecho, empresas como Endesa o Repsol han formado a algunos empleados y tienen a sus propios pilotos», explica.

A la hora de hablar de los precios de estos artefactos aéreos este irundarra comenta que su precio puede oscilar entre los 1.000 y los 25.000 euros. Eso sí, sin tener en cuenta los que se encuentran a la venta en internet, que son más baratos, con precios que van desde los 70 hasta los 500 euros. «Los de juguetes ni los cuento», bromea.

Este irundarra confiesa que suele volar su dron, sobre todo, para grabar documentales. «La última vez estuve sacando unas tomas de la cascada de Aia, aunque para ello tuve que pedir un permiso con 15 días de antelación y, dependiendo de para qué lo vayas a utilizar, el permiso debe pedirse hasta tres meses antes».

Prácticamente la totalidad de las tomas aéreas en la actualidad se hacen con este tipo de aparatos controlados por pilotos experimentados, aunque también se utiliza para vídeos de bodas y todo tipo de eventos.

En el caso de cometer algún tipo de infracción a la hora de volar estos artefactos existen dos tipos de categorías a la hora de las penalizaciones, dependiendo de si es para uso recreativo o para uso profesional.

Para uso recreativo existen las infracciones leves, que son multas de 60 a 45.000 euros, las graves (accidentes u otros daños), que van desde los 45.001 a los 90.000 euros y, por último, las muy graves (accidentes severos o incluso la muerte), que ascienden a multas de entre 90.001 hasta los 250.000 euros.

En el caso de los profesionales, también hay tres categorías. Las sanciones leves van de los 4.500 a los 70.000 euros, las graves van desde los 70.001 a los 250.000 euros y, finalmente, las muy graves parten de los 250.000 hasta a los 4,5 millones de euros.

Josean recalca que es muy importante cumplir con la normativa. Por ejemplo, destaca que Zarautz es un punto intermedio que se encuentra entre el aeropuerto de Bilbao y el aeropuerto de Hondarribia, por lo que es un punto estratégico para volar drones, ya que según la normativa general, se debe volar, como mínimo, a 8 kilómetros de cualquier aeropuerto.

Además, se deben cumplir otros requisitos comunes, como que nunca hay que sobrepasar los 120 metros de altura a la hora de volar y que es obligatorio disponer de un seguro de responsabilidad civil frente a terceros, por los daños que se puedan ocasionar. El dron también deberá llevar una placa identificativa que debe contener los datos del fabricante, además del modelo, número de serie y los datos de contacto del piloto para poder localizarle en caso de que se produzca algún percance.

Proteger el derecho a la intimidad de los individuos que pudieran aparecer en las imágenes captadas por el dron también es fundamental, para no vulnerar la Ley de Protección de Datos.