Avistan por primera vez un mapache en Gipuzkoa

«Es muy posible que si no se actúa con firmeza se acabe extendiendo como ha pasado en otras comunidades limítrofes», explica Xabier Saralegi, secretario de Itsas Enara, la asociación naturalista que ha captado en vídeo la presencia de este mamífero por primera vez en territorio guipuzcoano, concretamente en el municipio de Mutriku.

El mapache común (Procyon lotor) es una especie de mamífero carnívoro que suele medir entre 40 y 70 centímetros de longitud y alcanza unos diez kilos de peso. Es muy característica su coloración oscura alrededor de los ojos y su cola anillada con colores claros y oscuros. Pero lejos de la imagen amable que pueda transmitir este animal o la idea que se pueda tener del mismo, se trata de un animal agresivo y salvaje, imposible de domesticar, que come cualquier cosa y se reproduce muy rápidamente ya que no tiene enemigos naturales.

No es nada fácil de detectar, ya que hace vida nocturna y pasa muy desapercibido. Sin embargo, el pasado 13 de noviembre una cámara de fototrampeo gestionada por Imanol Zurimendi, socio de Itas Enara, consiguió capturar imágenes del mismo caminando en zona silvestre de madrugada.

«Se trata de un avistamiento preocupante, ya que representa el primer registro en Gipuzkoa de esta especie invasora, y confirma su expansión por la provincia», apunta Saralegi, que informa de que la Diputación de Gipuzkoa ya ha sido informada. De hecho, fuentes de la institución foral confirma que se hará un seguimiento en la zona de Mutriku-Deba y si se confirma que existen más ejemplares se tomarán medidas para capturarlos y tratar de erradicarlos del territorio. «Deben tomarse medidas para su control», apuntan desde Itsas Enara. La ley recoge este animal en la lista de especies invasoras debido a su alta capacidad de colonización, a sus efectos negativos sobre la biodiversidad autóctona y el riesgo sanitario que representa«.

«Es importante recordar que el mapache es originario de Norteamérica y se expandió por Europa debido a escapes de ejemplares de granjas peleteras y de individuos mantenidos como mascotas», indican desde la asociación, donde recalcan la importancia de mantener a raya su población. En Madrid su invasión comenzó en 2003, cuando se abandonaron tres ejemplares en el sur de la comunidad. Allí se registra ahora la población más numerosa y en los últimos 5 años se han capturado cerca de 900 ejemplares. Territorios limítrofes como Navarra, Lapurdi y en la zona occidental de Bizkaia.